Tras Odebrecht y el Lava Jato, Brasil enfrenta un nuevo escándalo de corrupción

La Justicia brasileña investiga un posible delito de uso de información privilegiada, filtrada desde el Ministerio de Economía y el Banco Central, relacionado con la tasa de interés de referencia Selic.

En Finanzas, como en tantos otros sectores, conocer una información antes de que se haga pública sirve para ganar mucho dinero. En general, las reglamentaciones castigan con severidad esta clase de delitos, conocidos bajo el paraguas de "uso de información privilegiada" ("inside information"), porque quien tiene acceso a ella obtiene una ventaja comparativa con respecto al resto de los agentes económicos.

Algo de eso parece haber sucedido en lo más alto del Banco Central de Brasil, porque la Justicia investiga si un operador financiero se benefició conociendo de antemano los movimientos de la tasa de interés de referencia Selic, que es fijada por el máximo organismo monetario del país.

Según la investigación "Estrella fugaz" que lleva adelante la Justicia junto con la Policía, entre 2010 y 2012 habría habido filtraciones al más alto nivel del Banco Central y del Ministerio de Economía brasileños para beneficiar a un fondo de inversión, el cual habría obtenido enormes ganancias gracias a disponer de esta información.

Según trascendió hasta ahora de la investigación que se lleva adelante, varios funcionarios de los dos organismos públicos habrían aportado datos sobre decisiones de política económica antes de que se hicieran públicos, a cambio de sustanciales retribuciones.

Estos actos de corrupción habrían ocurrido durante el mandato de Guido Mantega, ministro de Economía brasileño entre 2006 y 2015, y de Henrique Meirelles, presidente del Banco Central entre 2003 y 2010 (ambos bajo el gobierno del presidente Lula da Silva), seguido por Alexandre Tombini, a cargo de la entidad entre 2011 y 2016 (con Dilma Rousseff como presidenta del país).

Mantega fue encarcelado en 2018, acusado de realizar actos de corrupción y lavado de dinero dentro de la causa Lava Jato, en la que se descubrieron millonarios sobornos cobrados a través de Petrobras, la compañía energética nacional.

DELACIÓN PREMIADA

Quien dio aviso de que en el Banco Central y el Ministerio de Economía pasaban la información de los movimientos de la Selic antes de que se hicieran públicos fue otro ex funcionario: Antonio Palocci, ministro de Economía entre 2003 y 2006 -renunció tras ser acusado por incumplimiento de sus deberes de funcionario público-, quien se convirtió en informante de la Justicia gracias al sistema de delación premiada.

El beneficiario de toda esta información privilegiada habría sido un trader llamado Marcelo Augusto Lustosa de Souza, quien dirigía el fondo de inversión "Bintang FIM", gestionado por el banco BTG Pascual. Los activos del fondo se multiplicaron de manera meteórica en solo dos años: de un total de 4 millones de reales (u$s 2,35 millones) en 2010 pasaron a más de 50 millones de reales (u$s 25 millones) en 2012.

Lustosa de Souza, que especulaba sobre productos derivados, obtuvo con el fondo en 2011 una rentabilidad extraordinaria superior al 400%, casi veinte veces superior a la de sus competidores. Por eso, la Comisión de Valores de Brasil, , el organismo que regula los mercados financieros brasileños, puso la lupa en la empresa, ya que los resultados le resultaban más que sospechosos.

No era la primera vez que se acusaba al banco de uso de información privilegiada. Su fundador, André Esteves, ya había sido multado en 2012 por el regulador italiano, así como por actos de corrupción ocurridos en 2007 cuando trabajaba para el UBS. Palocci, por su parte, lo incluyó en su declaración ante la Justicia, indicando que él también se había beneficiado con las filtraciones del Banco Central, ganando millones de dólares en el camino.

MUCHA VOLATILIDAD

Las autoridades tienen en cuenta, además, es que entre 2010 y 2012, el Banco Central modificó 18 veces la Selic, con diez bajas y ocho alzas, de entre 50 y 75 puntos básicos cada una. Esto representó una gran volatilidad en la tasa de interés, incrementando los riesgos de pérdidas entre los operadores financieros.

Misteriosamente, Lustosa de Souza no dejaba de anticipar cada una de las decisiones que tomaba el Comité de Política Monetaria. Sobre todo, cuando en 2011 el organismo decidió, de manera imprevista, iniciar un ciclo de baja de tasas luego de practicar una política monetaria contractiva.

Pero para los analistas brasileños, este escándalo no sorprende, ya que no sería el primero que ocurre en el seno del Banco Central. De hecho, en 1999 su presidente Francisco Lopez fue despedido al cabo de tres semanas de gestión. La Policía descubrió que el funcionario había avisado a varios bancos privados que iba a devaluar el real en un 8%. Lopez fue también condenado por fraude: no solo dio aviso de sus decisiones a las entidades, sino que además tenía una cuenta que usaba para especular con las medidas que tomaba al frente del organismo.

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