EDITORIAL

Financial Times: aliados de EE.UU. deben prepararse para más sobresaltos comerciales

Donald Trump esta semana abrió dos nuevos frentes contra supuestos aliados en su guerra comercial. Anunció el lunes que restablecerá los aranceles de importación al acero y aluminio proveniente de Brasil y Argentina. Sin embargo, lo más preocupante es que también reveló que Francia podría enfrentar aranceles del 100% como respuesta al impuesto francés a los servicios digitales, cuyo objetivo es garantizar que las empresas tecnológicas -que en general son estadounidenses- paguen su parte justa del impuesto a las sociedades.

Esos aranceles sobre los productos franceses, desde el champán hasta las carteras, llegan a pesar de que Estados Unidos también apoya una iniciativa de la OCDE para cambiar la forma en que se grava a las empresas. El foro con sede en París propone un nuevo "derecho a cobrar impuestos" para los gobiernos, basado en la proporción de las ventas que una compañía hace en su territorio. Y alienta al G20 a llegar a un acuerdo para finales de enero.

Dado que a Trump le interesa que se llegue a un acuerdo, sorprende su decisión de gravar las importaciones francesas. En agosto, los ministros de Finanzas de ambos países acordaron que Francia concedería a las compañías estadounidenses un reembolso sobre la diferencia entre ambos impuestos cuando empezara el nuevo régimen de la OCDE. El gravamen se fija en 3% de las ventas para las empresas con ventas mayores a 25 millones de euros en Francia y a 750 millones de euros en todo el mundo.

El momento que eligió puede estar relacionado con los comentarios críticos que hizo el presidente Emmanuel Macron sobre el estado de la OTAN. El lunes, el presidente norteamericano tuiteó triunfalmente que había convencido a los miembros de la alianza de aumentar el gasto; el presidente francés describió recientemente a la OTAN como un enfermo con "muerte cerebral". La cumbre de la alianza de esta semana se considera una oportunidad para que Trump proclame un logro de política exterior.

El conflicto puede poner en peligro los avances en la búsqueda de una nueva forma de gravar a las empresas multinacionales. El secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, había participado en el proceso de la OCDE, que también otorgaría el derecho de fijar impuestos a las compañías de artículos de lujo francesas que venden en Norteamérica. Una simulación que hizo el Consejo Francés de Análisis Económico señala que no significaría ningún aumento neto de los ingresos fiscales para la nación europea.

Estaban equivocados quienes esperaban que Trump aminorara las tensiones comerciales antes de su intento de reelección. La idea de un "mini-acuerdo" con China quedó en la nada. Su decisión de no imponer aranceles a los automóviles provenientes de la Unión Europea tampoco condujo a una paz duradera. En cambio, el martes, aseguró estar contento de esperar hasta después de las elecciones para cerrar un trato con China. Washington también dijo que analiza ampliar los aranceles punitivos sobre los productos europeos tras el fallo de la Organización Mundial del Comercio que señala que los subsidios a Airbus eran ilegales.

El daño que hasta ahora causó la guerra comercial ha sido sustancial. La actividad industrial global aún está estancada -los datos europeos publicados el lunes mostraron el décimo mes consecutivo de contracción en noviembre, mientras que la caída del sector fabril en EE.UU. se profundizó.

La Comisión Europea debería defender a Francia: la amenaza de aranceles no puede utilizarse para impedir que las naciones soberanas tomen sus propias decisiones en materia fiscal. Sin embargo, la UE no debe atacar indiscriminadamente. Por el contrario, debería buscar una solución dentro de las estructuras internacionales existentes: el avance que logró la OCDE demuestra el valor del multilateralismo.

Sin embargo, en última instancia ésta quizás sea precisamente la nueva normalidad. Los acuerdos con Trump raramente se mantienen. Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, invirtió mucho esfuerzo en aliarse con Trump. También Macron, en algunas ocasiones. Esos intentos parecen haber logrado poco. Los aliados de EE.UU. deben prepararse para nuevos sobresaltos.

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