Un préstamo excepcional que puede facilitar un ajuste fiscal y externo más ordenado y menos brusco
El financiamiento otorgado por el FMI, y el que se obtendría de otras instituciones (que sería de unos u$s 5600 millones extra), deberían permitir por un lado un ajuste más ordenado y menos brusco del desequilibrio fiscal y del desequilibrio externo. Con consecuencias menos gravosas sobre la actividad económica y el empleo. Pero al mismo tiempo, debería permitir que la Argentina cuente con la posibilidad de reganar más temprano que tarde el acceso a los mercados de deuda voluntarios de deuda soberana. Lamentablemente, la situación de los mercados de deuda emergente no es de las mejores (con varios mercados grandes experimentado fuertes turbulencias: primero la Argentina, después Turquía y ahora Brasil) y por lo tanto ese re-acceso de nuestro país al financiamiento voluntario podría demorarse en el tiempo.
A la vez, los anuncios en materia de política monetaria apuntan a reducir la "dominancia fiscal" sobre el balance del BCRA. Por un lado, se apunta a llevar a cero el financiamiento directo del Tesoro con emisión monetaria, y para ello se promueve un cambio de la Carta Orgánica del BCRA. Asimismo, se apunta a una progresiva reducción del stock de Lebac, mediante la recompra de las mismas a partir de recursos aportados por el Tesoro. Tales recursos provendrían de la cancelación anticipada, en pesos, de Letras intransferibles del Tesoro que hoy están en poder del BCRA. Se trataría de unos u$s 25,000 millones en tres años, pero por ahora no hay un cronograma concreto al respecto. El Tesoro podría obtener esos pesos del mercado colocando deuda, por lo que en la práctica la recompra de Lebac se haría contra títulos públicos del Tesoro (una suerte de canje de un instrumento por otro, aunque los tenedores de uno y otro instrumento no tienen por qué ser los mismos).
El acuerdo descomprime entonces la restricción de divisas y plantea un mecanismo para reducir progresivamente la incertidumbre monetaria que genera un pasivo del BCRA bajo sospecha. De todas maneras, el acuerdo per sé no es suficiente para evitar que en los próximos meses se verifique un escenario dominado por malas noticias provenientes de una inflación en un escalón más alto, una actividad económica más baja y, como resultado de ello, un contexto social y político más tenso e incierto. Resta por verse si la progresiva mejora de los fundamentals macro, en el marco del cumplimiento del acuerdo alcanzado con el FMI, es suficiente para compensar los efectos de estas dinámicas en el marco de un proceso electoral que promete ser largo y volátil.