La reforma laboral

No hace mucho, un alto magistrado y profesor de Derecho, reputado tanto por su erudición como por la agudeza de su ingenio, me expresaba que, cuanto más estudiaba derecho, más se convencía de la inconveniencia de proclamar, en ese campo, principios absolutos y soluciones definitivas. Y, en verdad, grande era la razón que le asistía.

Si admitimos que la ciencia jurídica versa sobre objetos de cultura –conducta humana en interferencia intersubjetiva, experiencia estimativa– de inmediato comprendemos el porqué de ese carácter tan eminentemente problemático que exhibe.

En el campo de las matemáticas, quien arriba a la solución correcta de un problema lo suprime como tal. Nada más tiene que buscar, y nada nuevo hallará por más veces que repita su operación. En cambio el conocimiento de lo cultural no se cierra en ningún momento, sino que más se afina y aumenta, mejor se comprende, cuantas más veces el espíritu vaya dialécticamente del sustrato del objeto cultural hacia su sentido y viceversa. (“Enrique R. Aftalión. La ley, 15.9.1945. Derecho Penal Administrativo , pag 3).

Las leyes laborales

Con éstas sabias palabras comenzaba su cátedra  el profesor Aftalión allá por el año l945. Las leyes laborales, ya eran un hecho. Y ya a nadie se le ocurría modificarlas.

Ya el respeto a la limitación de la jornada de trabajo era una realidad en la legislación y en las prácticas laborales. El salario digno. Las vacaciones pagas. La reparación por despido injustificado. La protección a la maternidad. El descanso diario y semanal.

Se organizaban los trabajadores en sindicatos y aparecen las normas previsionales. También aparecían con mucha fuerza las primeras cámaras empresarias agrupadas por actividad. Las negociaciones y las convenciones  colectivas de trabajo. Las normas previsionales. La protección contra los accidentes y las enfermedades inculpables. Y todo lo demás que ya sabemos.

Nuevas soluciones

Todo esto nos ha llevado  a una muy positiva y  permanente dinámica de estudiar para encontrar nuevas soluciones frente a planteos que requieren para  resolverlos y tratarlos, a su vez de nuevas técnicas de negociación y conocimiento, con una dialéctica y fuerza inercial propia, independientemente de los gobiernos de turno, aun con momentos más intensos y otros más reticentes.

No, a la reforma laboral. Adelante con su modernización

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