Guzmán ante los Idus de Marzo: bancos y oferta

Esta semana se conocerán los bancos que asesorarán al Gobierno en la restructuración de la deuda. ¿Podrán cambiar las entidades designadas el pensamiento al respecto que tiene que Martín Guzmán? Porque por los pasos dados hasta ahora por el ministro de Economía, todo indica que se va a un fracaso en la oferta a los bonistas. De hecho, no pudo renegociar un vencimiento de deuda en pesos como el del AF20 hace una semana, lo que permite inferir que, sin cambiar métodos o conductas, lo mismo sucederá con la deuda en dólares cuando se lance la oferta en marzo. La tasa en pesos hoy de los papeles argentinos es más alta que la existente al inicio de la gestión. Pasaron dos meses y se está peor que al inicio.

Imaginemos por un instante que el agresivo comunicado de Guzmán reperfilando el AF20 y su presentación en la Cámara de Diputados forman parte de una estrategia negociadora. Eso permitiría avizorar la posibilidad de un rápido entendimiento con los bonistas si luego, en marzo, da un giro discursivo y lanza una oferta razonable. Abracadabra. No sería el primero en torcer el volante. Basta ver lo sucedido con los aumentos a jubilados y las negociaciones con docentes bonaerenses. Se están tomando medidas que ni el más ortodoxo se hubiera animado.

Ahora bien, si realmente Guzmán no cree en posturas negociadoras ni piensa en obtener un superávit fiscal primario alto en el corto plazo, va en dirección a un muro. Todos los países que perdieron el crédito debieron mostrar un ahorro fiscal elevado en los años siguientes.

El camino hasta el 31 de marzo está plagado de incógnitas. La mala praxis financiera del secretario Diego Bastourre y la falta de idoneidad puede ser corregida con la designación de los asesores financieros. Deberían ser pragmáticos con los bonos Par y Descuento que ya provienen de la restructuración del 2005 y 2010 y que difícilmente lleguen a los porcentajes necesarios de adhesión para modificar plazos y tasas. Es darse cuenta en definitiva que, del otro lado, los tenedores de papeles argentinos son humanos. Se les puede hablar.

La designación de los bancos juega un rol importante. En primer lugar habrá que ver si hay entidades de primer nivel en ese grupo selecto. Lazard y Rotschild son una suerte de boutiques en el mercado de crédito internacional. Con Citi y Credit Suisse, la situación es diferente. Para quienes participen hay un riesgo reputacional importante si no logran influir en el diseño de la oferta a bonistas y fracasan en la transacción. Pero para algunos, billetera mata reputación. Las comisiones en danza, aún con el 0,1% impuesto, equivalen a 100 millones de dólares. Otra posibilidad es que las entidades serias que participen pueden bajarse en medio del proceso si ven que el ministro Guzmán va directo al muro.

Cuando se analiza en detalle la deuda argentina y los caminos posibles se llega a la conclusión de que no es difícil lograrlo. Existe un espacio en el que gobierno y bonistas ganan. Si se postergan vencimientos cinco años y durante 3 años no se pagan intereses, descontando al 12% los flujos, se llega aun valor de 55% cuando el valor actual es de 40%. Si además luego se hacen los deberes correspondientes y la deuda argentina rinde 9%, el valor es de 68%. Puede haber alegría para todas las partes. Pero también, si el Guzmán que habló en el Congreso es el real, puede haber tristeza para todos y todas. Está Hyde, falta que aparezca Jekyll.

Ahora ¿qué rol se espera que tenga el FMI en este proceso? Si realmente en el gobierno pretenden que el organismo internacional muestre que refinanciará todos los vencimientos, ello implicará el tener un programa. Y los programas más rápido que salieron del FMI fueron los de Corea del Sur a fines de los 90 en sólo 4 semanas y el primero con la Argentina en 2018 (en seis semanas, que de hecho fue tan veloz su obtención como su duración). Imposible que antes del 31 de marzo ello suceda. Hasta políticamente. Dentro del propio gobierno hay balas cruzadas. Se quiere dialogar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) pero Cristina y Máximo Kirchner salen a bombardear al director de Comunicaciones del organismo, Gerry Rice.

Pero un programa también implica metas fiscales y monetarias que hoy no existen. En el Banco Central (BCRA) no hay metas de inflación ni de agregados monetarios. Sólo metas de subsistencia diarias. Por ello es que la misión del FMI actualmente en el país a lo sumo serviría para que en medio del proceso de la oferta a bonistas, se emita un comunicado lavado avalando los pasos dados por la Argentina. Y siempre con el clásico agregado: "estamos dispuestos a trabajar con el país". El vencimiento de deuda con el FMI es de sólo 3000 millones de dólares en 2021. Recién en 2022 es imprescindible sentarse a diseñar un programa en serio.

La oposición política, como ocurre con los mercados, está en una posición de "wait and see". Mauricio Macri recibe políticos y analistas en su oficina y los fines de semana los pasa en una isla en el Tigre. María Eugenia Vidal va completando su libro y dice estar activa. Horacio Rodríguez Larreta manda a los suyos a caminar ya el país. Diego Santilli acumula millas en ese sentido.

Los "idus" eran los días 13 de cada mes excepto en marzo, mayo, julio y octubre que se celebraban los días 15. Eran jornadas de buenas noticias. Salvo para Julio César, asesinado en 44 A.C. Según Plutarco, Julio César fue advertido por un vidente del peligro y el idus de marzo de ese año fue trágico. Shakespeare en su obra sobre la vida del emperador hizo célebre la frase: "Cuídate de los Idus de Marzo". Lo mismo deberían hacer las autoridades sobre la deuda argentina.

Esta nota habla de: