Cuáles son las definiciones que necesitarían los mercados

Las mejoras financieras recientes (baja del riesgo país, del precio del dólar y de tasas), correlacionan muy bien con la mejora en las encuestas de Mauricio Macri, y reconocen dos hitos: a) 29 de abril, cuando Argentina recuperó la capacidad de usar las reservas del BCRA para intervenir en el mercado, y b) el 11 de junio, con el nombramiento de Miguel Ángel Pichetto como candidato a vicepresidente de la Nación.

Cualquiera que tenga contacto con inversores externos o locales, sabe que se sentirían mucho más tranquilos si ganara el actual presidente, Mauricio Macri. No obstante, alguna parte de la mejora reciente en las tres variables financieras mencionadas, también sería atribuible al hecho de que para los mercados, Alberto Fernandez (AF) y "probable" equipo (Guillermo Nielsen, Emmanuel Álvarez Agis), resultan más predecibles y confiables que lo que hubieran sido Cristina y "probable" equipo (Axel Kicillof y Mercedes Marcó del Pont), y que hay ciertas expectativas de que AF podría gobernar "a su manera", a pesar de los conflictos internos que se evidencian ya desde ahora, como la fuerte crítica de Nielsen a Kicillof y la defensa de AF a éste).

Lo cierto es que ahora se viene la "Gran Encuesta Nacional" (PASO) del 11 de agosto. Finalizada esta, los "mercados financieros" recalcularán, y asignarán nuevas probabilidades de éxito a cada bando.

Si AF se vislumbrara como el más probable ganador, la necesidad de que se definiera respecto a puntos cruciales de la "macro" aumentarían. Sería muy importante para el Gobierno, y para el BCRA, que tales definiciones ocurrieran cuanto antes, para ajustar las políticas ante tal eventualidad.

Particularmente importante sería saber qué piensan AF y equipo respecto a los siguientes temas: flotación libre o flotación administrada del sistema cambiaria, con doble mercado (dólar financiero 30% más alto que el dólar comercial); el valor del dólar a $ 43, el actual, a $ 46 o mucho más alto, en torno a los $ 55, $ 60 o $ 70; y definir la estrategia deuda pública con privados: cumplimiento a rajatabla, reestructuración a la uruguaya (pago 100% de intereses pero reprogramación de capital) o a la ucraniana (quita del orden del 30%).

Imaginemos que AF y equipo, definieran que:

a) Llevar dólar a $ 46 sería adecuado (daría índice de TCRM de 116), e indexarlo hasta el 10 de diciembre para mantener el valor real (valor al 10 de diciembre de $ 50,5).

b) Adhieren al sistema actual de cambio único, con flotación administrada., al estilo 2003-2008 mientras Alberto fue Jefe de Gabinete.

c) Es intención pagar a rajatabla de deuda ("pero si no nos creen, y nadie nos presta, nos veríamos forzados a buscar un esquema a la uruguaya").

d) Acordar con FMI cambios en la secuencia fiscal, y un nuevo esquema de pagos al Fondo.

En un caso así, la situación quedaría "despejada" ahora mismo para el BCRA y para el Gobierno, que podría, y debería ofrecer dólares a la venta en abundancia, a los valores que se desprenden de la trayectoria "relevada" del dólar, bastante similar a la política actual del BCRA, y activar una triple negociación con el FMI en base a:

a) Convertir el "waiver" cambiario en una aceptada (por el FMI) política "permanente" de flotación administrada.

b) Rearmar la secuencia de superávit fiscal primario, para que sea menor en 2020 (0% en lugar de 1%), para favorecer una rápida reactivación (que vendría de la mano de un fuerte aumento de la demanda de crédito, posible por una fuerte baja de las tasas de interés, posible asimismo por devaluación esperada mucho más cierta), y más alta luego (meta de superávit primario para 2024 del 3% en lugar del 1,3% previsto por el FMI).

c) Solicitar el "cambio de uso" de los u$s 7,300 millones de dólares del FMI que están en el BCRA, pasando de "fortalecimiento de reservas" (pero que no se piensan usar), a "recompra de bonos" o "pago directo de bonos". Si los mercados "tardaran" en creerle a AF, éste no tuviera problemas en pagar las deudas, y los riesgos de default quedaran anulados.

Todo otro escenario (indefiniciones, ambigüedades, declaraciones contradictorias, "ver que herencia nos dejan") no haría más que complicar las cosas. Y en el caso que AF apareciera como favorito, implicaría más tensión cambiaria (más venta de dólares), tasas en pesos más altas, riesgo país más elevado y menor actividad económica.

Por tanto, si Macri-Pichetto aparecieran como favoritos tras las PASO, sería altamente probable un proceso de "mejora continua" de las variables financieras (persistente baja de riesgo país y posibilidad del BCRA de ser más agresivo en la baja de tasas de interés y sin riesgos de disparada cambiaria).

Si Alberto Fernández asomara como el favorito, cuanto más rápido se definiera en materia macro, más rápidamente el gobierno de Macri y el BCRA podrían recalibrar sus políticas acordemente, minimizando los riesgos de una traumática transición. Pero si en este caso, por cálculo político, o simplemente por incapacidad de definir aún estrategias y ejecutores, las respuestas a las preguntas importantes no llegaran, deberemos prepararnos para algunos meses más angustiantes que los que hemos vivido recientemente.

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