Atrapados en el Día de la Marmota, el eterno ‘deja vu’ argentino

La crisis reiterada y la falta de consenso para construir una salida más allá de la fuerza gobernante revelan el sino trágico del país.

Bajo el título “El Día de la Marmota , ColumbiaPictures estrenó en febrero de 1993 una comedia de ciencia ficción que, con el paso del tiempo, se convirtió en una de las mejores películas de su género.

El guión, escrito por el estadounidense Danny Rubin, narra la historia de un meteorólogo que vive una y otra vez el mismo día en el pequeño pueblo de Punxsutawney. Protagonizado por Bill Murray, el personaje se encuentra atrapado en un eterno deja vu que lo muestra atravesar por diferentes estados de ánimo, incluida la desesperación que lo lleva al suicidio reiterado, y del que solo puede salir una vez que ordena su vida y piensa en el bien común más que en el propio.

El largometraje fue particularmente apreciado no solo por críticos e historiadores del cine, sino también por psicólogos, filósofos y hasta líderes religiosos, según reconoció el propio Robin, que creyeron en ontrar allí un significado y una enseñanza que va más allá del mero entretenimiento, al ver reflejadas situaciones y sensaciones cotidianas.

“¿Quién no se siente atrapado de vez en cuando? , se preguntó el guionista años atrás, en un reportaje concedido al diario inglés The Telegraph, en el que remarcó su intención de “retratar la eternidad no como una línea recta, sino como un círculo .

Para los argentinos, quizá, esa sensación volvió a hacerse presente este año, con el agravamiento de la crisis económica y el inminente regreso al poder de la fuerza que gobernó el país tras la debacle de 1989 primero y la de 2001 después.

La Argentina, lamentablemente, se ha acostumbrado a vivir en una situación inestable y tiene muy frescos los últimos grandes sismos. Y sabe que para que se mueva el piso primero tiene que haber un deterioro de los cimientos, que la economía padece desde hace varios años.

Su evolución, de hecho, ofrece señales que llevan a pensar “esta película ya la viví , y por ende a suponer las escenas que sobrevendrán.

Aumento del gasto, déficit fiscal, desequilibrio macroeconómico, devaluación, inflación, caída del poder adquisitivo del salario, endeudamiento, ajuste, recesión, desempleo, restricciones, deterioro social, declaraciones de emergencia, reestructuraciones, nueva suba del gasto... una y otra vez se suceden, con diferente orden y alguna que otra variable según el momento de la historia, en una espiral sin fin que deja el punto de partida cada vez más abajo.

Y la experiencia muestra que, en la medida en que la invocación al diálogo solo forme parte del discurso y no se produzca un acuerdo entre todos los actores de la economía y la vida civil nacional, de manera de acordar auténticas políticas de Estado que sienten las bases del crecimiento más allá del partido que ejerza el poder circunstancialmente, la película argentina se repetirá una y otra vez, como “El Día de la Marmota .

Años después del rodaje, su autor reflexionó: “Ninguno de nosotros sabe exactamente cómo nos quedamos atrapados aquí . La clase dirigente argentina aún no lo hace, aunque ya conoce lo que vendrá si no se escribe un nuevo libreto.

Esta nota habla de: