Efecto cuarentena: cerró Liquid, el boliche de los "hijos de la soja"

Funcionaba en una vieja casa de Santa Fe y Scalabrini Ortiz. Sus dueños se despidieron mediante una publicación en Facebook 

En plena cuarentena cerró sus puertas Liquid Bar, que se había convertido en un clásico para realizar after office y seguir incluso hasta más tarde, cuando se abría la pista de baile. El local funcionaba en una vieja casa situada en Santa Fe, entre Scalabrini Ortiz y Aráoz.

El boliche funcionaba de miércoles a sábado a partir de las 19 y tenía 3 pistas de baile y cuatro barras de tragos. A muchos de los habitués, se los conocía como "los hijos de la soja", porque eran jóvenes del interior que venían a estudiar a Buenos Aires.

La decisión de cerrar Liquid fue comunicada mediante la publicación de un mensaje en Facebook e Instagram el sábado pasado. Y el local donde funcionaba ya tiene cartel de alquiler.  

"Cada vez que abrimos nuestras puertas, sabíamos que no era una noche más. Te esperamos y mimamos, te escuchamos y sobre todo, te hicimos reir, llorar, bailar sin parar y divertirte a pleno con amigos. Todo eso lo llevamos adentro como algo que jamás vamos a olvidar, gracias por ser parte de Liquid y sobre todo por no dejar de venir, copar el lugar y hacer que cada noche sea especial", fueron las palabaras de despedida.

El boliche era propiedad de Liquid Group SRL, una sociedad constituida en 2006 por un grupo de amigos egresados del colegio San Andrés. Entre los dueños, se encontraban Andrés Bunge, Eduardo Arturo Teisaire y Urbano Rattazzi, hijo del presidente de FCA Argentina, Cristiano Rattazzi. Antes de incursionar en la noche porteña, habían tenido la experiencia de tener un bar en Costa Rica, a donde se habían mudado para practicar surf.

Originalmente, Liquid se había instalado en un local sobre la calle Billinghurst, pero, a raíz del éxito, rápidamente se mudaron a la casa situada en Santa Fe 3651. En su momento, convocaban tanto público que cerca de 400 personas por sábado quedaban sin poder ingresar.

Hace unos años, los mismos dueños abrieron la cervecería Pibä, en el boulevard Cerviño. La marca ya tiene cuatro locales y están próximos a inaugurar su planta de elaboración propia en el Polo Industrial Buen Ayre, en José León Suárez.

El cierre se da en medio de un contexto en el que el 22% de los locales porteños tuvo que bajar las persianas rescindir el contrato de alquiler, según un informe dado a conocer ayer por el Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba). Entre los que resisten y todavía pueden permanecer abiertos, hay un 40% que tendrá problemas para pagar el canon locativo.

En el sector de la vacancia en el sector de locales comerciales creció a pasos agigantados desde el inicio de la cuarentena. Sin embargo, la imposibilidad de hacer relevamientos en la calle impide conocer el número exacto. En todo caso, según datos de la Federación de Comercio e Industria (Fecoba)más de 23.000 comercios de la Ciudad no volverán a levantar sus persianas una vez que concluya el aislamiento preventivo para combatir el coronavirus.

Un estudio realizado por la Federación de Empresarios Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Fehgra), indica que el 75% de los gastronómicos prevé el quiebre de su empresa si continúa la situación actual de aislamiento.

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