REPORTAJE 3D - guillermo calvo

"El debilitamiento del kirchnerismo debería facilitar llegar a acuerdos sobre políticas de Estado"

El economista celebra la iniciativa de Macri de buscar un entendimiento nacional para llevar adelante reformas como la laboral y la fiscal y afirma que el triunfo de Cambiemos lo "llena de optimismo". Aclara, no obstante, que la credibilidad del Gobierno frente a los inversores depende ahora de despejar cualquier duda de que ya no habrá cambios bruscos en las reglas de juego.

El economista y profesor de la Universidad de Columbia Guillermo Calvo fue quien anticipó en 1994 el famoso "Tequila", aquella gran crisis financiera originada en México cuyos efectos pusieron en jaque a la convertibilidad argentina y a otras economías emergentes. A partir de allí, su voz empezó a ser atentamente escuchada fuera y dentro del país. De más está decir que la lectura de la repercusión económica que tendrá, según su óptica, el contundente triunfo de Cambiemos en las elecciones del domingo no pasará inadvertida para quienes miran a la Argentina como posible destino de inversión. Desde Nueva York, donde reside, el prestigioso economista dialogó con 3Días.

¿Es una buena noticia para los inversores que están pensando en apostar al país el resultado de las elecciones del domingo?

-La victoria de Cambiemos me llena de optimismo. La Argentina, como el resto de la región, es una economía con una baja tasa de ahorro. Si este problema no se soluciona, y es difícil que se solucione en el corto plazo, se va a necesitar ahorro externo para poder crecer de forma sostenida y empezar a erradicar la pobreza. Además, el ahorro externo deberá orientarse a proyectos de largo plazo, incluidos proyectos de infraestructura. Esto requiere que el ahorrista/inversor confíe en que no se van a cambiar radicalmente las reglas de juego.

Justamente, el Gobierno debe mostrar que alejó definitivamente el llamado "fantasma del populismo". ¿Qué se espera afuera hoy de la Argentina?

-Aquí es donde la famosa "grieta" puede causar serios daños, especialmente si los dos lados de la grieta tienen formas muy diferentes de gobernar el país. El surgimiento de Cambiemos le dio una fuerte bocanada de aire fresco a la economía, pero su credibilidad depende de que se confíe de que no van a perder el poder a manos del otro lado de la grieta, particularmente el kirchnerismo. Hasta estas elecciones, eso último no se podía descontar, lo que ayuda a explicar por qué el crecimiento tomó más tiempo del esperado. Ésta es la razón por la cual me encuentro entre el grupo de los optimistas.

¿Alcanza entonces con haber vencido a los K para recuperar la confianza?

-Por supuesto que esta situación hay que cimentarla con, por ejemplo, políticas de Estado: reglas de juego que se respeten a capa y espada, y le pongan freno a un populismo descarado y sin futuro.

La gran preocupación hasta ahora relegada entre las tareas pendientes es bajar el déficit fiscal...

-El déficit fiscal es un problema insoslayable. Es, además, muy difícil de solucionar porque la participación del gasto del Estado en el producto ha crecido de manera desmesurada.

Con 30 % de pobres, el Gobierno eligió el camino del gradualismo. Ahora que consolidó su poder en las legislativas, ¿cree que va a poner el pie en el acelerador para llevar adelante las reformas pendientes?

-El gradualismo fiscal se justifica porque una política de "choque" podría victimizar a muchos ciudadanos que no son para nada culpables por haber conseguido empleo en el sector público.

También están los que señalan que el endeudamiento puede ser un problema serio. Macri dijo esta semana que se seguirá tomando deuda mientras haya déficit. ¿Cómo lo ve?

-La Argentina tiene la fortuna de todavía tener una deuda pública pequeña en términos de su producto, lo que le da espacio para financiar parte del déficit con un aumento del endeudamiento. Por otra parte, es de esperar que las tasas de interés bajen sustancialmente a medida que la "grieta" quede en el pasado y aumente la confianza. Esto se debe, además, a que el mundo no ha encontrado todavía proyectos de inversión muy atractivos y el mercado no espera una suba marcada de la tasa de interés de la Reserva Federal (el banco central de los Estados Unidos), la cual determina el costo del dinero a nivel internacional.

Entre las reformas pendientes, encabezan la lista la tributaria y la laboral. Macri convocó a un gran acuerdo con todos los sectores para encarar esas reformas, una suerte de Pacto de la Moncloa a la Argentina. ¿Ve madurez suficiente en la clase política, empresarial y gremial para producir las reformas que hacen falta?

-Celebro con gran entusiasmo la iniciativa del presidente Mauricio Macri de buscar un acuerdo sobre las reformas laboral y fiscal. El debilitamiento del ala kirchnerista debería facilitar en gran medida llegar a acuerdos sobre políticas de Estado.

¿El Gobierno está en el camino correcto para controlar la inflación? El FMI señaló hace poco que sigue siendo muy elevada, por encima de las metas fijadas por el propio BCRA.

-La inflación depende mucho de las expectativas. Por ejemplo, si la gente espera que el déficit fiscal va a continuar elevado y se va a hacer cada día más difícil financiarlo con deuda externa, es racional que espere que la inflación se va a acelerar en el futuro cuando no quede otra que financiar el déficit emitiendo dinero. Esto lleva a que las empresas empiecen a remarcar precios hoy día. Este círculo vicioso se evita o, por lo menos se pospone, con mayor credibilidad, la que se logra, como indiqué antes, con la reducción de la grieta. Sin embargo, la mayor credibilidad tiene un lado complicado.

¿Cuál sería ese lado?

-Puede acelerar la inflación o apreciar aún más la moneda, especialmente si atrae capital caliente que estimule fuertemente el consumo, un episodio como el de Martínez de Hoz a fines de los 70.

¿Cuál es la solución, entonces?

-Para evitar este tipo de problema es importante que el Banco Central refuerce lo que se llaman "medidas macro-prudenciales" en el sistema financiero. Por ejemplo, regulando a los bancos y otras entidades financieras para que no pidan prestado en dólares y presten en pesos, todo a corto plazo.

Al Gobierno se lo cuestiona desde los inicios de su gestión por la falta de una conducción unificada de la economía. ¿Es un problema? ¿Falta un ministro fuerte que lleve las riendas?

-Coincido en que no es ideal tener un equipo económico con varias cabezas. Pero supongo que la primera prioridad del gobierno de Macri fue reforzar su base política. Dado que la grieta no había desaparecido, un ministro de Economía dominante pudo haber producido más ruido que otra cosa, e interferido con la estrategia política, dado lo central de las medidas económicas.

Y en esta nueva etapa, ¿qué recomienda?

-A medida que se logren mayores consensos multipartidarios, sería recomendable empezar a unificar la conducción económica.

¿El mundo observa como una buena noticia la detención de Julio De Vido? ¿Se percibe como el inicio de una etapa de lucha en serio contra la corrupción en la Argentina?

-Es, sin duda, una buena señal. Pero lo que le importa al inversor es qué va a pasar de aquí en adelante. Todavía estamos muy lejos de demostrarle al mundo que tenemos un régimen como el brasileño en que los políticos de turno pueden ser condenados. Esto es importante, porque es muy difícil subsanar los costos sociales de la corrupción, aun cuando podamos sacarle a los corruptos lo que se han robado.

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