OUTSIDER - karina k

"Creo que la grieta se agranda porque no hay justicia social"

La versátil actriz que de jueves a domingo interpreta a Yiya Murano en un teatro de la calle Corrientes se muestra crítica del gobierno de Cambiemos. Dice que falta un proyecto claro de país y pide ocuparse de las necesidades básicas de los sectores que menos tienen. Su mirada sobre el matriominio igualitario y la violencia de género.

Ha deslumbrado con diferentes personajes a lo largo de su carrera: descolló como Niní Marshall; fue Mrs. Lovett en Sweeney Todd; Sally Bowles, en Cabaret; Judy Garland, en Al final del arco iris..., pero en su última creación como Yiya Murano, la envenenadora de Monserrat, su interpretación es sublime.

Una escalera central y enorme, iluminada como en las mejores épocas de la revista porteña, oficia como escenario principal y allí devienen situaciones de Yiya con sus vínculos: marido, amante, amigas, víctimas... "En esa escalera transcurre la vida, los tribunales", cuenta Karina K, la multifacética actriz que interpreta a Yiya en el musical que se presenta en el teatro El Nacional, de jueves a domingo. La obra recrea con acierto la historia de la primera asesina serial mediática que, como en la vida real, convida masitas que nadie se anima a probar.

¿Cuál fue la reacción de Martín Murano, el hijo de Yiya, cuando vió la obra y qué se sabe del paradero de su madre?
- Quedó muy impactado. Vió la obra tres veces y sintió ver a la Yiya original. En cuanto a su paradero, no se sabe demasiado, su hijo también lo desconoce y muy poco le importa. Algunas versiones sostienen que estaría viviendo en un geriátrico en La Boca, con demencia senil, y otros dicen que habría fallecido.

¿Tu apellido artístico tiene que ver con tu militancia política?
- No (risas). Me llamo "K" porque, a fines de los 80, era habitué del Parakultural, nuevo teatro post dictadura y me impactaba cómo los artistas se cambiaban los nombres. Era una forma de expresar otro arte contra cultural. Mi apellido es Mocchio y no reniego de él, al contrario, pero cambiarlo era una manera de jugar a cambiarme la identidad, como lo hago con cada uno de los personajes que interpreto.

¿Creés que evolucionamos en el área de la Cultura?
- Creo que habría que hacer más hincapié, valorar más lo que se ha desarrollado culturalmente. Estamos teniendo dificultades al respecto, lo que están padeciendo los empresarios teatrales con los incrementos en las tarifas de agua, luz y gas, porque eso repercute sobre todo en el teatro independiente, que muchos no tienen subsidios... Habría que tomar medidas rápidamente.

¿Qué significó para vos la ley de matrimonio igualitario?
- Fue un gran avance ubicar a la Argentina a la vanguardia en derechos civiles, significó visibilidad, permisibilidad, y dio lugar a las personas que comparten amor del mismo género poder llevarlo orgullosamente, con respeto. Sin embargo, queda mucho por hacer para que la sociedad naturalice este tipo de vínculos.

¿Cuál es tu reflexión acerca de los reiterados casos de violencia de género?
- La violencia de género tiene mucho que ver con lo cultural, y creo que se debe transformar y cambiar el paradigma. Es un gran avance lo que se está haciendo en cuanto a los avisos de tipo "llame al 144", botón antipánico, denuncias... Hace falta un cambio de conciencia en el corazón humano que ya trasciende el género. Sea hombre o mujer, hay que valorar el respeto por la dignidad y la vida y saber detectar a tiempo el primer indicio de violencia verbal o física. Hace falta tomar conciencia desde el área educativa y debería caber esta reflexión desde la más tierna infancia.

¿Cómo ves la gestión de Macri en estos primeros meses?
- Desde mi eduación familiar, me inculcaron que el pueblo tiene que ser soberano y actualmente veo un desequilibrio, porque los derechos no son iguales para todos. He visto muchas discrepancias, se agranda la grieta porque no hay justicia social, no se cumple con lo que se prometió y eso genera incertidumbre. Todo lo que está pasando, la represión que hubo desde un principio en las manifestaciones, es como deshacer todo lo construido. Si bien quedaban cosas pendientes, no se aprovecharon porque hay una gran desunión. Estoy muy decepcionada.

¿Qué opinás de la ley antidespidos vetada por el Presidente?
- No me sorprende, es el mundo al revés. Siento que no se toman en cuenta las necesidades desde el punto de vista humano.

¿Qué opinás de la politización de los premios Martín Fierro?
- Creo que los premios se desvirtuaron y debería ser una celebración del arte y de la comunicación. Los Martín Fierro fueron el reflejo de las diferencias enormes y de la intolerancia enorme entre las partes.

¿Cómo te afectaron los tarifazos de luz, gas y agua?
- Como a todos, porque soy una trabajadora. Pero mi lema es: "No me van a borrar la sonrisa". Por eso me adapto a todo, a estas dificultades gigantescas, hay gente que la está pasando muy mal. Los aumentos no fueron paulatinos ni progresivos, y si bien sé que no tenemos la cultura del ahorro de energía, del agua como recurso natural, creo en la educación para la transformación de las nuevas generaciones.

¿Qué temas sociales son los que más te preocupan?
- La inseguridad, la pobreza, el desempleo. Me preocupa que todavía no haya un proyecto claro... Creo que un país es un barco que cambia el rumbo de a poco, no puedo esperar que todo sea inmediato. Más allá de las diferencias ideológicas, deseo que se prioricen las necesidades básicas. La aceptación de las diferentes líneas de pensamiento. Sé que llevará mucho tiempo, es un entrenamiento diario, así como discrepamos con un vecino, sencillamente porque hay grietas en el corazón humano y desde ahí partimos. Deberíamos mirar más adentro que hacia afuera, porque siempre pareciera que la responsabilidad es del otro.

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