Semblanzas limeñas

Puerta de entrada a un país que atrae cada vez más miradas en el movimiento turístico internacional, la capital peruana enlaza vestigios preincaicos, arquitectura colonial, tradicionales paseos junto al Pacífico y los sabores de una de las gastronomías más aclamadas del mundo.

Fundada bajo el nombre de Ciudad de los Reyes a mediados del siglo XVI, Lima se fue extendiendo junto a las costas del océano Pacífico conservando los atractivos de una historia que la llevó a ser capital del Virreinato del Perú y el centro urbano más importante de América del Sur durante el régimen español. Museos con colecciones incaicas, arquitectura colonial, paseos y tradiciones se conjugan también con rasgos modernos, con los servicios de un hub clave para abordar emblemáticos destinos peruanos y, para muchos, con la seducción que ejerce como capital gastronómica. Es que aquí se encuentra la mayor parte de los ingredientes que posicionaron a Perú por dos años consecutivos, en 2012 y 2013, como Mejor Destino Culinario del Mundo según los World Travel Awards (WTA).
Una visita a esta capital sin duda comienza por la Plaza Mayor, centro de la antigua ciudad colonial, donde se destacan los edificios de la Catedral, el Palacio de Gobierno y la Municipalidad, además de una llamativa fuente de bronce del siglo XVII. Cruzar las puertas de la Catedral permite apreciar verdaderas joyas históricas, como la sillería del coro y los altares laterales, la cripta donde descansan los restos de Francisco Pizarro y una importante colección de lienzos, esculturas y cálices conservada en los espacios destinados al Museo de Arte Religioso.
A pocos pasos la fachada del Palacio de Gobierno, con ornamentos típicos de la arquitectura virreinal, conforma una de las clásicas postales limeñas. Su interior incluye patios, fuentes revestidas con azulejos y salones dedicados a personajes de la historia peruana donde se observan antiguos mobiliarios y piezas de arte. Desde aquí basta caminar sólo una cuadra para hallarse frente a la Iglesia y Convento de San Francisco, un conjunto arquitectónico del siglo XVII caracterizado por un frente labrado en piedra con columnas corintias. El sector de los claustros alberga el Museo de Arte Virreinal, pero sin duda son las catacumbas lo que ofrece la experiencia más sobrecogedora de esta construcción, con largas galerías subterráneas que funcionaran como cementerio durante la época colonial.

Aires del Pacífico

Las caminatas por el casco histórico de la ciudad deberán dar paso a un recorrido por distritos más modernos, como Barranco, un tradicional balneario que a principios del siglo pasado reunía a la aristocracia limeña y hoy seduce como un barrio bohemio con casonas y rincones acogedores, propuestas culturales, discotecas, pubs y cafés. Para alguna fotografía hay que buscar el famoso Puente de los Suspiros, una construcción de 44 metros de largo y unos 8 metros de altura, en un marco urbano pintoresco, "escondido entre follajes y añoranzas", como describe una famosa canción de la compositora Chabuca Granda. El circuito puede proseguir por Miraflores, donde locales gastronómicos y discotecas dan paso a otro de los barrios claves a la hora de pensar en paseos vespertinos y movida nocturna. Para paseos de compras, vale la pena acercarse hasta Larcomar, un centro comercial ubicado al final de la Avenida Larco, que además de tiendas cuenta con un mirador hacia la Costa Verde.

Sabores con historia

Para adentrarse en las raíces y la evolución de la cocina peruana nada mejor que comenzar por la Casa de la Gastronomía (Jirón Conde de Superunda 170), abierta de 9 a 17 con entrada libre. Es un museo que permite recorrer más de 500 años de historia, desde ingredientes ancestrales hasta la fusión de sabores e influencias de otras culturas en el desarrollo de la gastronomía peruana. Se despliega en el antiguo Palacio de Correos de Lima, junto al Palacio de Gobierno, y cuenta con cuatro ambientes: la Sala Permanente, la Sala Temporal, la Sala de Audiovisuales y la Sala del Pisco.
Más tarde llegará la hora de ver y degustar platos como Cebiche, Cau-cau, Causa rellena o los típicos Anticuchos. Son muchos, quizás demasiados, los locales que vale la pena conocer. Para empezar se puede comer en un clásico de nivel internacional como Restaurante Costa Verde, con una trayectoria de más de 40 años en el Circuito de Playas de Barranco. En Miraflores la más típica comida peruana puede probarse en lugares como Brujas de Cachiche o El Parquetito , mientras que la cercanía del Pacífico exige también ir en busca de las especialidades en pescados y mariscos de La Rosa Náutica, emplazado sobre un espigón que se extiende elevado sobre el mar ofreciendo vistas increíbles y un servicio que acierta en sus aires de cálida exclusividad. Otra buena alternativa para frutos de mar es Punta Sal, en La Molina, mientras que entre los exponentes de la gastronomía local no puede dejar de mencionarse a Aromas Peruanos, que impone una variedad de más de 30 platos tradicionales en la pintoresca zona de San Isidro.

Datos útiles

Por vuelos a la capital peruana puede consultarse a la línea aérea Lan, que en estos días ofrece pasajes ida y vuelta a partir de $ 3.520 en clase económica desde Buenos Aires.

Más información en:
www.peru.info
www.visitalima.pe
www.lan.com

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