"Prefiero un dólar a $ 44 con tasa al 50%, que tasa al 70% y un dólar a $ 36"
Para el ex ministro de Menem, si el país no puede probar que generará un superávit primario suficiente para mantener el stock de deuda, "no va a ser creíble" ante el mercado. También dice que prefiere al dólar en los niveles superiores de la banda cambiaria y tasas más bajas que las actuales. Y opina que la economía "ya tocó fondo" y en marzo empezará a repuntar.
"Hacia fin de año, la tasa de interés tiene que aminorar", advierte Roque Fernández, ex presidente del BCRA y ex ministro de Economía durante la convertibilidad (reemplazó a Domingo Cavallo y acompañó a Carlos Menem hasta su salida del poder). En un mano a mano con 3Días, el economista del CEMA sostiene que no es una buena señal seguir sosteniendo "un dólar artificial con tasas tan altas" (el billete ya cotiza en niveles cercanos al piso de la zona de no intervención que fijó el BCRA) y le hace una sugerencia al actual presidente de la entidad: "Yo prefiero un dólar a $ 44 con una tasa a 50% que una tasa al 70, 90% con un dólar a $ 36".
"Yo prefiero un dólar a $ 44 con una tasa a 50% que una tasa al 70, 90% con un dólar a $ 36", advirtió Roque Fernández, ex presidente del Banco Central y ex ministro de Economía
¿Va a poder cumplir el Gobierno con las exigencias del Fondo?
-Creo que el Presupuesto que está pendiente de aprobación en el Senado está acorde al plan que el Gobierno ha utilizado para negociar con el Fondo Monetario Internacional, o sea, que es perfectamente posible y yo no veo dificultad en el año que viene. Por supuesto que todos los años siempre se vuelve a discutir, el programa va a durar más de un año, pero lo que sería el 2019 está encaminado.
Se lo pregunto porque, si bien el FMI aprobó el acuerdo, se conoció un informe técnico que advierte que "la deuda es sostenible, pero no con una probabilidad alta". O sea, el propio FMI tiene dudas respecto del cumplimiento y no descarta un eventual default...
-Es un problema técnico que cuando se hacen este tipo de proyecciones se establece qué probabilidad de default puede tener cualquier país: Argentina, Uruguay, Brasil, etc. Lo que pasó con el aumento del dólar es que la deuda que está en dólares aumentó mucho y el PBI está en pesos, entonces, llegó a cifras superiores al 70%. Es decir, cuando técnicamente se calcula la probabilidad de default de un país, esa probabilidad depende del nivel de deuda en relación al PBI. Quiere decir que la probabilidad no es cero, con una deuda del 80% del PBI. Pero yo no le pondría más peso que el que tiene, no lo pondría como una cláusula de una gran sospecha.
¿Y por qué a pesar de este plan tan restrictivo, de déficit fiscal cero y emisión cero que se fijó el Gobierno, el riesgo país no baja?
-No, porque acá hay un período de tres, cuatro meses en los que hay que atravesar un momento con las dificultades de estas tasas que tienen sobre las Leliq del 70%. Es de alguna manera el tratamiento que se la ha dado a una situación de pánico: es como poner a un niño en la bañadera para bajarle la fiebre hasta que pueda evolucionar el estado de su enfermedad, pero lo primero que hay que hacer es bajar la fiebre. Entonces, estamos a la espera de que baje la fiebre y eso va a hacer que esas tasas caigan. Creo que esas tasas van a estar cayendo una vez que tengamos un impacto ya sobre la tasa de inflación bastante definido en el último mes del año y primer mes del año que viene.
El índice de octubre anticipa una inflación de alrededor del 6% y el Gobierno espera que en noviembre empiece a bajar. ¿Es así?
-Sí, va a ser una inflación alta de cualquier manera, pero yo creo que el pico está pasando.
Y en esta "tormenta" como la llama el Gobierno, ¿en qué fase se supone que estamos parados?
-Para mí, hemos tocado fondo y estamos saliendo. Todavía estamos por abajo en el nivel de actividad económica y con inflación alta, pero no vamos a ir peor que lo que ya estuvimos.
El FMI prevé una caída del PBI de 2,8% este año y 1,7% en 2019. ¿Se puede ganar una elección presidencial con este panorama?
-Muchas veces que la economía mejore ayuda al candidato que está en ejercicio del poder, pero el año que viene, si bien vamos a estar por abajo de lo que sería el producto potencial de largo plazo de Argentina, que se cayó como consecuencia de esta crisis, la economía se va a estar recuperando. Tal vez por abajo del producto potencial pero superando la peor parte de la crisis. En cuanto al presidente en ejercicio, obviamente, los indicadores económicos malos afectan su imagen, pero también depende cuál es el pronóstico de esos indicadores. Y el pronóstico de los indicadores económicos es que se van a dar vuelta. Ya la inclinación de la recuperación se va a notar para marzo, creo.
¿Qué riesgo existe de que el país reciba otro shock externo? ¿Qué pasaría, en ese caso?
-El anterior estaba bastante anunciado porque hay mucha evidencia empírica de economistas profesionales que advertían de ese peligro que era que en algún momento se iban a dar vuelta las tasas en los EE.UU. y tal vez la sorpresa puede haber sido el tema Trump y la guerra comercial con China, pero que la Reserva Federal iba a revertir su política de liquidez que había generado estaba pronosticado. A lo mejor se pensaba que iba a ocurrir más adelante, tal vez sorprendió al publico en general, pero no a los especialistas.
¿Y a qué tenemos que prestarle atención ahora?
Hoy día, el problema al que tal vez hay que prestarle atención es el caso de Brasil: puede haber un cambio de paradigma, no en la Argentina solamente, sino en Brasil y en otros países de la región respecto a los esquemas fuertemente proteccionistas que se han instalado, con cantidad de corporaciones etc. que defienden el statu quo y que hacen que Brasil, Argentina, Uruguay también, sean países que tengan ineficiencias crónicas de sistemas de protección y falta de competitividad internacional. Eso lo vienen advirtiendo todos los que hablan sobre el costo argentino, la ineficiencia argentina, las leyes laborales, el sistema impositivo y todas las distorsiones que tiene el país, pero existen eventos que precipitan que estas cosas que ya se venían advirtiendo produzcan un evento que no se estaba pensando que iba a ocurrir en lo inmediato. Esta situación con Brasil puede ser una novedad en ese frente, pero positiva.
Usted fue presidente del BCRA. ¿Cómo está observando el plan Sandleris? ¿Hasta cuándo se puede seguir con tasas tan elevadas para que el dólar no suba?
-Hacia fin de año tienen que aminorar. Y tengamos en cuenta también que cuando uno mira estas tasas las tiene que comparar con la inflación. Estas tasas son muy malas si uno proyecta que se sostienen en el tiempo. Olvidémonos el 70% que pueden tener las Leliqs, pero ese 70%, si uno proyecta las últimas inflaciones de los últimos meses, no quedan tan altas, nominalmente. Pero esa no es la tasa porque, en definitiva, las tasas que reciben los depositantes del plazo fijo pueden estar entre 40 y 50%. Pero sí es alta la tasa operativa para las empresas, la que está vinculada al giro en descubierto, descuento de cheque, esas tasas son muy altas y tienen un impacto sobre el ciclo comercial de las empresas. Esas son las tasas que tienen que bajar, no se pueden sostener por un año.
¿Hay garantía que bajándolas el dólar no vuelva a subir?
-No, no hay garantía de eso, pero yo creo que no es correcto sostener un dólar artificial con tasas tan altas. A mí no me preocupa un dólar en la banda superior, si las tasas en vez de ser del 70% bajan al 50%. Yo prefiero eso, prefiero un dólar a $ 44 con una tasa a 50% que una tasa al 70, 90% con un dólar a $ 36.
Saliendo un poquito de la coyuntura, ¿es posible en el tiempo recuperar la credibilidad en el peso o ya es casi una causa perdida?
-No se recupera inmediatamente, no es una causa perdida, pero tampoco soy partidario de que existan anuncios mágicos que puedan de repente quitar las expectativas de inflación. Las expectativas de inflación están fundamentalmente dadas por elementos de naturaleza fiscal de largo plazo, porque si bien nosotros tenemos un déficit primario de cero, tenemos por servicios de la deuda entre 3 y 4 puntos del PBI, en un mercado internacional donde el acceso no va a ser fácil, y por lo tanto, acá rápidamente hay que empezar a proveer condiciones que aseguren que ese déficit primario que va a ser cero ahora, va a pasar a ser un superávit del 2% en 2020 y del 4% en el 2021.
¿Descuenta que no vamos a tener acceso a los mercados?
-No vamos a tener acceso al mercado. Con el dinero del FMI nos vamos a mantener con el nivel de deuda que tenemos, pero si no podemos probar que generamos un superávit primario suficiente para mantener ese stock de deuda, no vamos a ser creíbles. Ése es el tema de la probabilidad de default: ¿qué probabilidades hay de que la Argentina tenga un superávit primario del 4%? Si alguien dice, "mitad y mitad", y, esa mitad del vaso medio lleno es probabilidad de default. Si uno no puede generar un 4% de superávit primario en el 2021 y... ahí está la probabilidad de default, no va a poder pagar.
¿Cómo se genera ese superávit? Hoy al Gobierno se le critica que no tiene un plan de crecimiento y sólo habla de ajuste.
-No, ese discurso es erróneo porque parte de la base de que uno va a poder seguir endeudándose para generar crecimiento económico y, hoy día, la Argentina está en una situación donde lo único que puede asegurar el crecimiento económico es la seguridad jurídica que va a dar el hecho de que la deuda empiece a disminuir, no a aumentar. Si la deuda aumenta, la fuga de capitales va a ser cada vez más grande, porque significa que los que se quedaron en Argentina van a tener que pagar una cantidad impresionante de impuestos, de cargas, para una deuda que puede llegar a estar en default, eventualmente. La mejor política de crecimiento económico es la solvencia fiscal de largo plazo.
En estas idas y vueltas con el FMI volvió a surgir la idea de ir a una dolarización, incluso, de otra convertibilidad. ¿Es viable alguno de esos escenarios?
-No es viable porque si me dijeran, "tenemos un superávit fiscal del 4%", y sí, podemos dolarizar, no vamos a tener ningún problema, pero primero tenemos que resolver ese tema. Sino tenemos un superávit del 4% que nos permita pagar la deuda que ya tenemos, ¿qué vamos a ganar dolarizando? Tenemos que generar ese 4% y si lo generamos, la dolarización ya no va a ser problema porque el dólar va a estar estable.
¿Qué va a pasar con el desempleo en estos meses recesivos?
-Tiene que quedar claro que la economía, en la situación en que está, no puede indexar salarios, o sea, una parte de ese requerimiento de aumentar el superávit fiscal, sin el cual la Argentina no es viable, es que el gasto nominal de Argentina no va a poder crecer igual que la inflación. Y el difícil equilibrio que tiene que hacer el Gobierno es que ese gasto nominal tiene que crecer menos que la inflación. Y muchas veces eso requiere un ajuste en todos los sectores que integran el Presupuesto, no es solo obras públicas, sino que los salarios no van a poder ajustarse por el nivel de inflación porque sino el gasto no va a bajar en términos reales. Eso es lo que va a favorecer la creación de puestos de trabajo. Si yo genero un nivel de salarios altos porque se ajustan por inflación, o aumentan por arriba de la inflación, vamos a tener cada vez más desempleo. La única posibilidad de crear empleo es eliminando las distorsiones para que Argentina sea competitiva y haya inversión; eso es lo que va a provocar el crecimiento del salario en el largo plazo y del empleo. Lo demás es pura fantasía. Pero, en resumen, estamos mejor encaminados que antes, cuando pensábamos que podíamos endeudarnos y salir de una crisis con deuda. No salimos con deuda, salimos con ajuste, lamentablemente.
"Bolsonaro prefiere el modelo de Chile"A partir de los dichos del futuro súperministro de Bolsonaro, pesa un interrogante sobre el Mercosur. Ya ha dicho que el bloque no es una prioridad para Brasil y tampoco lo es Argentina. Además, elige a Chile como su primer destino internacional...
-Yo no lo considero un agravio a la Argentina, creo que es una señal donde Brasil está diciendo "si me dicen qué modelo me gusta más, me gusta más el chileno. No quiere decir que no queramos a los argentinos, pero me gustaría copiar el modelo de Chile". Y yo como argentino, también diría lo mismo: ¿qué prefiero copiar? No quiero copiar el modelo de Brasil, me gustaría copiar el de Chile.
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