O' Donnell: "La situación del periodismo es delicada, pero no son los periodistas los responsables"
La periodista critica duramente los despidos en la agencia de noticias estatal Télam: "Si encima de que te echan, argumentan que lo hacen en nombre del buen periodismo, eso es estigmatizante. Hay que tener un poco más de humanidad", cuestiona, en referencia al modo en que el ministro Hernán Lombardi salió a justificar las desvinculaciones.
Periodista, madre y cuerva. Así se define María O Donnell en su cuenta de Twitter que usa de manera activa y que en cada cita o frase que ella misma elige o escribe, marca el ritmo y el tiempo que nos toca vivir. A la hora y el día pautado para la entrevista en la radio donde trabaja, Radio Con Vos en el barrio de Palermo, la cotización del dólar rozaba el techo de los 30. Nada en la Argentina de hoy parece tener el mismo valor de la noche a la mañana, y el vértigo de una comunidad global que se conecta en 280 caracteres, hace que el mundo de las comunicaciones también viva su propio proceso de transformación. Ni que hablar con el uso del whatsapp, capaz de traer a nuestros celulares las voces e imágenes de las celebridades más notorias propiciando todo tipo de lucubraciones.
"Las redes sociales están transformando nuestra función como periodistas", sostiene quien, ante las múltiples formas que el usuario o los oyentes tienen de recibir la información, apela al desafío que enfrentan los nuevos comunicadores de saber interpretar la realidad. Un camino muy diferente al que ella recorrió sin que le pese el apellido ODonnell -el de su padre Guillermo-, muy reconocido en el ámbito académico cuando estudiaba ciencias políticas, para convertirse en una cronista que recorría las librerías porteñas. Claro, no cualquiera tenía como editor de un suplemento cultural (en Página 12) a Tomás Eloy Martínez. Y de allí su salto a la política y al diario La Nación, donde hoy conduce el programa 50 Minutos por LN+.
¿Tu salida de la TV Pública fue un anticipo de lo que se venía?
-En el canal ya se había planteado una situación compleja porque el programa que hacía, Ronda de Editores, no se iba a poder emitir los domingos -pasó a los lunes- porque se habían suspendido horas extras y, además, no lo íbamos a poder hacer en los términos en que había sido concebido, un programa que pudiera salirse de la voracidad diaria y con una composición de invitados diversa. Todo eso se dio en un contexto donde el canal se quedó sin su director ejecutivo, Horacio Levin, que hizo cosas muy valiosas, y asumió un rol protagónico Hernán Lombardi, donde la prioridad iba a estar dada por el recorte de gastos. Ronda de Editores no era un programa de medios sino sobre los temas de actualidad, y si bien su estructura actual se mantiene, creo que fueron cambiando las condiciones en los que yo ya no me sentía cómoda.
¿Qué opinión tenés sobre lo despidos en Télam?
-La primera lectura que uno puede hacer es que ya había una crisis de los medios gráficos en el mundo, que se padeció desde el New York Times para abajo, y que la gente como tiene acceso a la información por Internet perdió la costumbre de pagar por contenidos. Esa crisis ya existía a escala global, pero acá había quedado relegada porque en muchos años de la gestión anterior se alimentó con pauta publicitaria del Estado nacional a medios que no tenían viabilidad ni autonomía económica propia, razón por la cual recibían esa pauta en términos de generar contenidos favorables al Gobierno y cuando eso se cortó, muchos empresarios desaparecieron y ahora se le sumó un ajuste muy fuerte del Gobierno que nos muestra una realidad desoladora. El periodismo atraviesa por una situación muy delicada, pero no son los periodistas los responsables. Y si encima de que te echan, argumentan que lo hacen en nombre del buen periodismo, eso es estigmatizante. Hay que tener un poco más de humanidad.
¿Cómo explicás la construcción política de Macri en el poder?
-El primer elemento que surge a la vista es el de un presidente no peronista ni radical que por primera vez del 83 a esta parte, se animó a construir desde la ciudad de Buenos Aires una estructura política tremendamente eficaz y que ganó de norte a sur, haciendo de la obra pública su penetración territorial en los sectores más relegados de la Capital y así ganó también en distritos del conurbano como Lanús, Quilmes y Tres de Febrero. Su construcción y poder fue mucho más que una postal de globos amarillos y ese direccionamiento más personalizado que planteó una cercanía del vecino con su CGP ha sido parte de su estrategia territorial. Habrá que ver cómo le impactan ahora las restricciones del FMI en la obra pública, que ha sido el caballito de batalla sobre el que Macri construyó su proyecto político.
¿El protagonismo de las mujeres está cambiando la historia?
-Desde mi experiencia en el periodismo, es cierto que hoy las redacciones son mixtas, a mí me ha tocado ser la primera corresponsal mujer de La Nación en los EE.UU., pero en los puestos de importancia, en las secciones por donde circula el saber y la opinión, sobre todo en áreas duras como la economía y las finanzas, aún dominan los hombres. Pero en la medida en que en los niveles de dirección o en las jefaturas de gabinetes haya más diversidad, la sociedad a la que uno se dirige va a estar mejor representada. Este movimiento de mujeres que viene a partir del Ni Una Menos es una generación que tiene muy naturalizado el sentido de la equidad y la igualdad de género, es como un aire fresco al que emparento con el ejercicio de libertad que inspiraba el mayo francés al llegar sin pedir permiso a una ampliación de nuestros derechos. Y eso es muy bueno.
El fútbol, también para mujeres"Lo que más rescato de este tiempo es que tengo hijas adolescentes, de 14 y 16 años, con las que puedo compartir toda esta discusión de la ampliación de derechos, como la violencia de género o la despenalización del aborto y eso me permite aprender muchas cosas. Me cuestionan todo el día, pero agradezco tener la posibilidad de estar cerca de ellas porque están siendo protagonistas de un cambio que no todas las generaciones tuvimos la posibilidad de experimentar", asegura ODonnell, quien se crió junto a tres hermanos varones mayores y le contagiaron su pasión por el fútbol: "Soy de San Lorenzo por mi hermano mayor, Ignacio, que así emparejó la situación con nuestros dos hermanos hinchas de Racing. El fútbol es tentador pensarlo porque tiene ese desborde que nos revela como sociedad, esas generaciones que pasan sintiendo el amor por una misma camiseta".