REPORTAJE 3D - norma morandini

Morandini: "Un legislador tiene que privilegiar el bien público y no su opinión moral o religiosa sobre el aborto"

La directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado es de las pocas funcionarias que se expresan a favor de legalizar la interrupción de los embarazos. Dice que pensar en el oportunismo político del Gobierno por alentar el debate es menospreciar a la sociedad. Reconoce que el lobby de la Iglesia es muy fuerte pero remarca que vivimos en un Estado laico.

"Soy prisionera de mis archivos", dice Norma Morandini, periodista y exlegisladora, para remarcar su postura histórica frente a la despenalización del aborto. La actual Directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación, y una de las poquísimas funcionarias de Cambiemos que se manifiestan a favor de legalizar una práctica clandestina que lleva a la muerte a 100 mujeres por año -según estimaciones extraoficiales-, insiste en que el debate que acaba de habilitar el Gobierno en el Congreso no es una discusión de orden moral sino un problema de salud pública.

"La relación con Dios es una relación intima, que no se debate ni en la tribuna ni en un programa de televisión. Acá hay un problema en el sistema de salud porque tenemos a las muchachas más pobres del país con índices altísimo de mortalidad por causa de embarazos interrumpidos de manera clandestina", insiste.

En diálogo con 3Días, celebra que el Gobierno haya habilitado el debate y prefiere dejar de lado las suspicacias políticas.

¿Es genuina la voluntad del Gobierno de habilitar el debate o es una jugada política para retomar la iniciativa y desviar la atención de los problemas económicos?

-Pensar en todas esas especulaciones es no respetarnos a nosotros mismos como sociedad, ni a todas las mujeres que desde hace años vienen golpeando las puertas del Congreso para ser escuchadas. Es hacer un análisis muy chiquitito. Y aún si fuera así, darle entidad es una ofensa a lo que somos como sociedad. Yo celebro que podamos debatir, porque nos va a poner a prueba de cuan democráticos somos, vamos a poder ver si somos capaces de ser desafiados con argumentos distintos a los nuestros, de evitar las chicanas y debatir con respeto por el otro.

Se lo pregunto porque desde el Presidente para abajo, casi la mayoría del Gobierno está en contra de la legalización del aborto. ¿Por qué ahora el debate?

-Hay un reclamo de la opinión pública que golpea las puertas del Congreso. Y yo creo que ahora hay que colaborar con los legisladores. ¿De qué manera? Propiciando como periodistas los argumentos y no las opiniones. Tienen que opinar los obstetras, los médicos, los filósofos, los analistas de bioética. Ver cómo ha sido en otros países, cómo se ha resuelto. Insisto, con argumentos y no con opiniones. Creo que la contribución que debemos hacer como periodistas es que estemos un poco por encima de lo que es nuestra práctica, de estar siempre con la suspicacia o mirando lo que dicen las encuestas, porque eso ha herido a la política como al periodismo.

Federico Pinedo dijo que si se llegara a sancionar la ley, el Presidente la iba a vetar. Es difícil no tener suspicacias con semejante declaración...

-La sociedad tendrá que estar atenta a eso. El Presidente no puede comprometerse con algo y después no cumplir.

El argumento de Macri es que está a favor de la vida...

-¿Quién puede estar en contra de la vida? Yo celebro la posibilidad de debatir porque además pienso que es una gran oportunidad para comenzar a salir de esa encerrona a la que hemos simplificado llamándolo grieta. Los temas importantes del país nos ponen a prueba como sociedad, entonces todos los argumentos de los analistas políticos -que ya cuentan los números de los votos cuando no tienen idea de cómo va a ser el proyecto- son absurdos. Se dice de antemano que, como hay varios legisladores católicos, el proyecto va a fracasar. Yo pongo un ejemplo claro: cuando se trató la ley del matrimonio igualitario, quien presidía la comisión correspondiente era una senadora de San Luis, Liliana Negre de Alonso, muy vinculada a la Iglesia y al Opus Dei. Y sin embargo, ella cumplió con su obligación de abrir la audiencia a lo largo y ancho del país, donde se escucharon todos los testimonios de dolor de aquellos que había padecido discriminación. Debatir con tiempo y escuchando todas las voces hizo que muchos senadores que estaban en contra del matrimonio igualitario, terminaran votando a favor.

También niegan que haya 500 mil abortos inseguros por año...

-Es que los abortos que se practican en el país son clandestinos. Y la misma clandestinidad nos impide tener un número real, con esta manía que tenemos de cuantificar. Pero nadie puede negar que es un problema serio de salud pública. Nadie puede negar que es nuestro fracaso porque no pudimos evitar que las chiquilinas se embaracen sin querer, porque no le dimos la educación necesaria ni las hicimos responsables. No hemos prevenido, ni evitado este último recurso que es el aborto.

¿Por qué no se ha podido debatir hasta ahora el proyecto?

-El lobby de la Iglesia ha sido muy fuerte. No hay anda más enriquecedor que escuchar argumentos en un debate. Creo que hay que tener un enorme respeto a las manifestaciones de la Iglesia pero vivimos en un Estado laico.

¿Un papa argentino que, aunque su entorno lo niegue, suele involucrarse en la política doméstica con gestos y apoyos tácitos a manifestaciones contra el Gobierno, no será un obstáculo mayor?

-Puede haber una parte cierta o no, pero prefiero apostar al debate que se va a desencadenar con resultados impredecibles. Vuelvo a insistir con el ejemplo del matrimonio igualitario. Yo recuerdo la carta que mandó (Jorge) Bergoglio en esa época a las monjas de clausura, una carta durísima, que decía que íbamos a irnos al infierno. Y yo recuerdo que empecé mi discurso con ironía porque ese díahacía mucho frío. Dije que no sabía si prefería el infierno que me prometía o ese frío espantoso. Después, varios senadores que habían anticipado que votarían en contra, terminaron aprobando. En una sociedad democrática, la opinión de la ciudadanía no es una cosa menor. Es una ciudadanía que participa, que se hace escuchar. Tenemos que contribuir a eso, a que haya menos gritos, menos descalificaciones, menos opiniones y más argumentos.

También hay legisladores hipócritas. Scioli siempre se manifestó en contra de la despenalización del aborto y su novia, madre de su último hijo, denunció que le había pedido que lo abortara...

-Hay una hipocresía general. Ahora, creo en la capacidad de discernimiento de la ciudadanía. Es la ciudadanía la que tiene que juzgar si ese legislador es un hipócrita por lo que hace y dice en la tribuna. Yo evito siempre personalizar, porque me parece que vamos a crecer todos en la medida en que podamos utilizar argumentos e ideas. Pero hay que hacer una reflexión: ¿importa lo que piensa personalmente un legislador? El no ha sido votado por su intimidad personal, teniendo en cuenta que la religión, lo espiritual, la relación con Dios, es algo intimo. Entonces un legislador tiene que privilegiar el bien público y no su opinión moral o religiosa sobre el aborto. ¿Cuál es el bien público? Que tenemos una sociedad que tiene un problema, que lo ha ido postergando porque no se ha dado un debate maduro y porque se escuchaban voces que hablaban más fuerte y que impedían el debate que vamos a comenzar.

¿La sociedad está madura para este debate?

-Creo que sí. Básicamente porque es la primera vez que llega a los medios de comunicación masivos. Es interesante lo que opinan los oyentes en las radios. E insisto con esto, todos tenemos derecho a opinar. Pero es necesario que escuchemos argumentos de los especialistas.

Más allá de que el debate será muy rico, ¿podremos tener una ley de legalización del aborto?

-Con el ejemplo que doy del matrimonio igualitario, te digo: ¿por qué no?

Mujeres

Para Norma Morandini el desafío del debate sobre el aborto alcanza a todos, sin distinción de género. Pero cree que para las mujeres del Parlamento será mayor. "Las mujeres son quienes lo padecen y ponen el cuerpo. Ahora, tendrán que poner la palabra también, la razón y la responsabilidad", insiste.

En esa línea, celebra que el Congreso haya votado recientemente la Ley de paridad de género, que va a igualar la representación política entre hombres y mujeres. "Esa ley no fue una demanda de la sociedad sino una demanda intraparlamentaria, y yo celebro que se haya votado. Pero las legisladoras ahora están obligadas a escuchar ese reclamo de opinión pública que pide que el tema se debata", dice.

También ve postivo que se haya dejado de lado el oportunismo político para tratar el tema en una sesión especial el 8 de marzo, Día Internacional de la mujer. "Las legisladores consensuaron y aceptaron que no será en una sesión especial sino con un tratamiento parlamentario normal, como corresponde", concluye.

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