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Macri-Tinelli: pelea y reconciliación. El riesgo de enfrentar a un ídolo popular

El Presidente y el conductor de ShowMatch se mostraron los dientes, pero al final sellaron la paz frente a las cámaras de TV. Para algunos analistas, el mandatario se equivocó al salir a confrontar con Tinelli, aunque enmendó a tiempo el error. Otros ven una acción presidencial deliberada en la que tuvo que dar marcha atrás, y no descartan nuevos chispazos.

Que fue el veto presidencial a las ambiciones futbolísticas de Marcelo Tinelli en la AFA. Que el popular animador le factura al Presidente no haberlo ayudado a despegarse de su vínculo comercial con el polémico empresario K Cristóbal López.

Que es Mauricio Macri quien todavía no le perdona haber invitado a Daniel Scioli a su programa en el cierre de la campaña presidencial... Sea cual sea el verdadero origen del conflicto entre ambos, la pelea Macri-Tinelli se convirtió esta semana en la comidilla del mundillo político-periodístico local y el debate se instaló en todos las radios y programas de TV: ¿Se equivocó Mauricio Macri cuando decidió confrontar públicamente con Marcelo Tinelli? ¿O el Presidente eligió deliberadamente al showman más popular de la tevé argentina como adversario en tiempos en los que la grieta política que divide a los argentinos -quizá el legado más representativo de la era kirchnerista- parece estar más vigente que nunca?

Tras la queja pública del Presidente por la sátira de Freddy Villareal a su figura, mostrándolo en paños menores en medio de la crisis energética, y la furia que desató en el animador estrella de la TV ser hostigado en Twitter por un "ejército de trolls", según él, enviados por Cambiemos, la cosa se puso fea... hasta que el Gobierno decidió invitar al conductor a la Quinta de Olivos para aplacar las aguas y sellar la paz, como si se tratara -casi- de una cuestión de Estado.

Apenas una muestra de la importancia que el Gobierno parece asignarle a este asunto, pese a que los problemas urgentes que tienen los argentinos (los que miran y los que no miran ShowMatch), el tarifazo, por caso, corren claramente por otro carril. Más aún, empinados funcionarios macristas salieron por todos los medios a aclarar que al Presidente "no le molesta el humor político", un discurso que se contradice con las declaraciones del propio Macri "en caliente". "Tinelli me satiriza de mala manera", había dicho.

Foto oficial del abrazo para ilustrar la primera plana de los diarios, juegos en Snapchat, sonrisas de oreja a oreja regaladas a las cámaras de TV y asunto sellado... al menos por ahora.

Vencedores y vencidos

Ahora, ¿quién gana y quién pierde en esta insólita polémica por una imitación/sátira/parodia que tiene, en verdad, el trasfondo de una áspera disputa de poder entre el rey de la TV argentina y el Presidente de la Nación?

Los analistas aún no se ponen de acuerdo aunque, a simple vista, el primero que parece obtener algún rédito es el conductor televisivo, ubicándose en el centro de la escena como un personaje siempre influyente en la política vernácula, que se codea sin más con el presidente de turno. Rédito módico al fin, si se lo mira desde la perspectiva de que al conductor tal vez le sirva para alimentar su ego (y el rating), sin duda, pero tampoco quita que la procesión por sus por ahora frustradas ambiciones en la AFA vayan por dentro.
 

Macri por su parte, ¿que obtiene de esta mediática y sonora pelea? Para Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, poco y nada. "Cuando los gobiernos sienten que andan bien, suelen ser tolerantes con el humor, cuando se complican se hacen más intolerantes. Ello ha sucedido dentro y fuera del país. Por eso no es casual el enojo de Macri ahora, cuando el aumento de tarifas afecta la propia base electoral del Gobierno y hace que la Justicia le ponga un límite. Lo que dijo el Presidente quejándose es lo que piensa". Y agrega: "Ha sido un error político y como en otras oportunidades, lo está corrigiendo, recibiendo a Tinelli, con quien seguramente buscará algún tipo de tregua".
 

Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, coincide. Cree que el Presidente erró al salir a confrontar con Tinelli y que lejos de beneficiarse con esta movida, terminó desdibujando el "perfil de hombre moderado y tolerante" con el que lo emparenta buena parte de los argentinos que acompaña su gestión y que lo ve, a su vez, como la contracara del estilo autoritario e intolerante que caracterizó a su antecesora Cristina Kirchner.

"Mi impresión es que salir a mostrarse enojado por la imitación de ShowMatch es un signo de debilidad y, sin embargo, para no parecer débil, el Presidente sale a contestarle a Tinelli, porque cree que el conductor le quiere marcar la agenda. Pero al enojarse, se desperfila", sostiene. Y opina que "la política y el espectáculo no deberían estar ligados"... pero lo están. "Cuando llevás una disputa como ésta al terreno del espectáculo, lo único que lográs es que todo se potencie", analiza.

En efecto; el malestar público que mostró el Presidente por la imitación que de él hace Freddy Villareal terminó por potenciar la audiencia de Tinelli, que el lunes -a pesar del #ApagónaTinelli promovido en las redes sociales-, fue mayor que la semana pasada.
Sobre llovido mojado, Fornoni opina que a Macri poco lo ayudó que Fernando de la Rúa haya salido a montarse en el debate haciendo declaraciones públicas en "defensa" del Presidente e insistiendo en culpar a Tinelli por su abrupta salida del poder.

Se sabe; la triste participación del ex presidente en ShowMatch allá por 2001 pasó a la historia por la seguidilla de actos fallidos que protagonizó al aire: fue increpado por un manifestante que lo tomó de la corbata, luego confundió el nombre de la entonces esposa del conductor (la llamó Laura en lugar de Paula) y hasta equivocó la salida del estudio. De ese papelón, mal puede De la Rúa culpar a Tinelli que, de inocente, tampoco tiene un pelo y sabe muy bien en qué momento y a quién salir o no a imitar en su programa.

Una visión diferente a Fraga y Fornoni tiene el analista de opinión pública Enrique Zuleta Puceiro, que cree que "de la misma manera que los Kirchner eligieron confrontar con los medios, Macri eligió como oponente a un ídolo popular que simboliza la frivolidad. Hay un tema de ejemplaridad pública: no hay nada menos ejemplar que Tinelli", reflexiona. Y recuerda que Macri no dudó en enfrentarse con el propio Diego Maradona a fines de los 90, cuando era presidente de Boca Juniors. "Macri necesita establecer una pulseada con alguien fuerte, mostrar que no negocia. El Presidente es un hombre de carácter, no rifa nada y seguramente sabe hasta dónde llevar las cosas. Es moderado cuando tiene que serlo y muestra firmeza cuando debe mostrarla. Quiere singularizarse por la diferencia", analiza.

El problema que no consigna Zuleta y hace tambalear la idea de que Macri eligió deliberadamente a Tinelli como rival es que, al recibirlo luego en Olivos, el Presidente pareció ir al pie del conductor y, para muchos, salió finalmente perdidoso en la contienda.

Por otra parte, Zuleta no concuerda con la impresión de que el jefe del Estado "se desperfile" al pelearse con Tinelli, porque su propio electorado, ese 24% que lo votó en las PASO, "no es afín a ese programa ni le gustan sus imitaciones". Sí admite los riesgos que conlleva confrontar con el animador; no desconoce que la imitación que en ShowMatch se hacía de De la Rúa ayudó a horadar su imagen y puso su granito de arena en el triste final de la Alianza.

"Mantener una imagen de tolerancia y buen humor, es clave para que Macri se diferencie de Cristina y éste es el camino que parece haber retomado ahora, tras el enojo inicial", concuye Fraga.

"Macri puede estar recalculando. Habrá sentido que se le iba la mano. Es el típico método ensayo-error" que viene aplicando desde su arribo al poder, redondea Zuleta y no descarta nuevos chispazos entre ambos.
 

Fornoni cierra: "No es buena idea meterse con Tinelli, sin mencionar la falta de timing al anunciar que se usarán los datos de Anses para afinar la comunicación, mientras Tinelli denuncia que fue el Gobierno el que envió a un ejército de tuiteros a criticarlo".

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