OUTSIDER - CARLOS ULANOVSKY

"La precarización del trabajo es el hilo común de esta economía "

No son días para guardarse, sino de acercarse. En el glosario de palabras que aprendió en su exilio mexicano, son tiempos de "apapacharse", de abrazarse un poco en exceso, como lo dice en la presentación de la cuarta edición de su libro más querido: "Seamos felices mientras estamos aquí". Una cronología de los 2215 días que el periodista, escritor e hincha fanático de Racing (dato ineludible de su ADN) Carlos Ulanovsky escribió sobre la tierra que le dio pertenencia a su segunda nacionalidad no registrada en el pasaporte -la del argenmex- y su ingreso a la adultez y a las elecciones definitivas. "México me enseñó a convivir con diferencias y diferentes, y me permitió vivir más tranquilo, así como no vivo ahora, que no lo hago tranquilo".

No se muestra optimista sobre la situación de la Argentina y se preocupa por la precarización del trabajo, tanto periodístico como general. Los 55 años que lleva como atento observador de los medios le impiden, además, esperanzarse con la posibilidad de que la investigación de las denuncias por coimas en la obra pública "vaya a tener un tiro para el lado de la justicia".

En la actualidad conduce "Reunión cumbre", el programa radial que se emite por la AM750 los sábados de 20 a 22; acaba de editar también su novela más reciente, "Nada más aburrido que ver filmar". Todo ello, mientras elabora un próximo libro en el cual entrevista a 35 periodistas para analizar este momento difícil del periodismo.

 

¿Se hace periodismo como se vive?

-Estamos atravesando un momento "muy horrible" del periodismo, de muy baja creatividad. Me parece que si de esto no nos salvan los jóvenes periodistas, vamos a estar en problemas más graves aún. Este inicio en el camino de precarización yo lo ubico en mayo de 1998, cuando aparece el primer diario Perfil y a los tres meses cierra por no cumplir con las propias expectativas. A partir de ese momento el empresariado del sector empieza a cortar desde proyectos a puestos de trabajo, precarizando las condiciones laborales, y con el agravante en el camino que desde hace unos años hay una puja entre el viejo modelo analógico y el nuevo modelo digital. El primero cruje por todos lados pero por ahora es el que genera -como los viejos almacenes- algo de dinero; mientras el segundo es fascinante, trae novedades nuevas pero no está claro cómo se lo hace rentable. Y sin que se haya logrado concretar esa palabrita tan de moda que es convergencia.

 

Aún así, es un privilegio que puedas hacer un programa como "Reunión cumbre", donde los invitados se escuchan...

-Sí, a mí me fascina el género de la tertulia, esas típicas reuniones algo informales en lugares públicos donde la gente debate sobre un determinado tema. Creció mucho en Europa y en especial en España, donde también fue bastardeada como acá, desvirtuándose su esencia hacia el insulto y la pelea, para ver si alguien llora o grita más. Bueno, yo por suerte no tengo que hacer ese tipo de programas, y en las radios donde trabajé, incluida Nacional, tuve el privilegio de invitar a quien quería. Me gusta eso de convocar a gente distinta, que charlen entre sí y cuando ese punto de intercambio se da, salen cosas muy buenas.

 

Este tiempo político ¿es similar a otros?

-La grieta existió siempre, ya desde sus orígenes la Argentina se fue constituyendo entre opuestos. Yo, que tengo cierta edad y me crié en una familia de clase media antiperonista, ya en esos años escuché cosas muy parecidas a las de ahora, en relación a supuestos casos de corrupción. En ese sentido, este momento tiene muchas similitudes al clima del 55. A partir de ahí, hubo muy pocos momentos de felicidad. Ahora lo que nunca viví es una crisis de medios como la presente. No hay medios de vanguardia y el desinterés por los canales públicos de información es notorio. La situación de Télam es un ejemplo de lo que digo y es una medida salvaje despedir a 357 empleados de un saque, una bestialidad.

 

¿Qué significó un programa como 6, 7, 8 en el medio del fragor político?

-Si bien hubo mucha gente que lo criticó a mí me pareció que fue una muy buena vuelta de tuerca a los programas de archivos. Sin duda tenía una posición tomada y todos los profesionales que estaban ahí hablaban desde un lugar determinado. Pero es lo que pasa hoy en los canales privados. Me parece que el programa fue útil para un montón de gente que no conocía ciertos detalles de las internas de los medios.

 

¿El Gobierno perdió el rumbo de la economía?

-Mi paso por México generó muchas cosas buenas, por ejemplo, allí tomé decisiones que marcaron mi vida. No digo que me hice más bueno, pero sí que volví siendo una persona distinta. Y para contestar a tu pregunta te digo que a esta altura y después de tantos años de carrera, no tengo ganas de fijarme si dejo encendida la estufa más de la cuenta o si mi consumo en la factura de luz aumentó. Así como México me permitió vivir más tranquilo y ahora no vivo así, tampoco quiero hacerme mala sangre. Hay pibes que tienen hasta cinco trabajos, exigentes, y están muy preocupados por eso. Con tantos años en la profesión, también soy un monotributista como ellos, y la precarización del trabajo es un hilo común de esta economía.

El éxito y la felicidad"En la Argentina, la principal preocupación es ser exitoso y en México la principal preocupación es ser feliz. Y no es lo mismo perseguir la felicidad que el éxito, esto hace una muy diferente manera de vivir", la cita que Carlos Ulanovsky hace en su libro sobre el exilio le pertenece a Marcelo Bielsa, el director técnico argentino que dirigió al Atlas. A lo que él le agrega: "Soy y me siento un argenmex, que en modo sencillo quiere decir soy un privilegiado, porque tengo dos ciudades en el mundo, pero en tiempos como éstos, el mandato debe ser el mismo: seamos felices mientras estamos aquí, lo digo incluso como un desafío. Ya nos vienen quitando tantas cosas que, mejor, no dejemos que nos quiten la alegría".
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