La carrera hacia octubre: cómo se construye un candidato

¿Existe un proceso de transformación desde que se elige a una persona con posibilidades para competir hasta que triunfa en las urnas? Asesores y analistas cuentan el detrás de escena.

Detrás de la imagen de los candidatos que participan de una carrera electoral y que aspiran a la Presidencia hay mucho más que personas con defectos, virtudes, promesas y aspiraciones. Hay un personaje construido a través de estrategias calculadas para potenciar las fortalezas y maquillar las debilidades, con un único y claro objetivo: llegar al sillón de Rivadavia, cueste lo que cueste.

En la historia de la Argentina, hubo todo tipo de políticos que llegaron a convertirse en presidentes pero, ¿existe un proceso de transformación desde que se elige a una persona con posibilidades para competir hasta que triunfa en las urnas?

Ser o parecer un candidato

Según el derecho constitucional, para ser elegido presidente se requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo. Tener treinta años, haber sido seis años ciudadano de la Nación. Sin embargo, contar con las condiciones para ocupar un lugar en la carrera electoral y tener aptitudes para ganarla, es otra cosa y no menos importante.

Carlos Campolongo

En ese contexto, el periodista, dirigente peronista y profesor, Carlos Campolongo, explica a El Cronista que "en abstracto, todos tienen derecho constitucional para ser candidatos si reúnen los requisitos. Desde el punto de vista del marketing electoral, también. Desde la perspectiva democrática, digamos 'weberiana', se requeriría pasión, sentimiento de la responsabilidad, visión de conjunto y cualidades de empatía, que no es lo mismo que fama o simpatía".

"En la Argentina, por lo menos, el perfil de los que llegan al final de la carrera, implica al menos dos cosas: experiencia ejecutiva y haber ganado elecciones, o sea estar probados electoralmente", asegura Campolongo.

Estrategias para potenciar al candidato

El analista político Rosendo Fraga explica que "para instalar un candidato que es poco conocido, lo más importante es saber aprovechar lo que hacen otros. Estar atento a las oportunidades y no desperdiciarlas. Uno de los principales candidatos dice algo y responderle o criticarlo con agudeza es el tipo de oportunidades que se debe aprovechar".

En tanto, sostiene que "la campaña negativa suele ser más eficaz que la positiva. El pasado de un candidato puede ser su vulnerabilidad. Sin embargo, hay candidatos como (el presidente de los Estados Unidos) Donald Trump o (el mandatario de Brasil) Jair Bolsonaro, que tenían un pasado complicado, supieron superarlo, mostrándose como algo diferente a la política tradicional. Y utilizaron favorablemente lo que parecían vulnerabilidades. Asumieron ir contra lo "políticamente correcto" y les funcionó bien. Es también el caso de la ex mandataria Cristina Kirchner que, pese a ser una candidata con el pasado complicado por corrupción, ello no le impide ser un candidato posible".

En tanto, el consultor Carlos Fara considera que "depende mucho de la personalidad y la trayectoria previa de cada postulante. Sin embargo, a veces alguien nuevo, poco conocido, viene con la imagen fresca y entonces tiene una oportunidad frente a una elección donde los contrincantes están más gastados o son figuras que ya circularon mucho".

"El nivel de conocimiento es importante, pero no lo más importante, el tema es sobre qué posicionamiento va montado el candidato. Porque si no se podría pensar que solo con el hecho de instalarla y ponerla más en los medios una figura tiene más posibilidades, pero lo que se tiene que lograr es que se instale pero que lo haga adecuadamente", amplía.

"Por supuesto que estar en los medios para una persona desconocida ayuda, pero en función de qué perfil. Si no, pasa desapercibido. Hay mucha gente que está sobreexpuesta y sin embargo para el electorado tiene muy poco registro, precisamente, porque no se cuida el posicionamiento del cual es parte", agrega Fara.

Para Eduardo Metzger, quien estuvo al frente de la campaña electoral que llevó a la Presidencia a Raúl Alfonsín, "el problema en la actualidad es que se quiere construir la imagen de un candidato, pero el candidato ya debe estar construido. Lo único que uno debe hacer cuando trabaja con una imagen es, y ahí está la habilidad del asesor que maneja la campaña, tratar de resaltar las virtudes adecuadas según el contexto y las necesidad de una sociedad. Pero si construye algo que no es, se está cambiando esa imagen".

Rosendo Fraga

"En los últimos tiempos, los candidatos están siendo manejados como un producto comercial. Hoy son un producto publicable. Hay que tratar de que el candidato sea auténtico, y lo que se puede hacer es comentarle mejoras que pueda hacer sobre su imagen o virtudes que pueda resaltar o manejar, pero no cambiar porque creo que eso no sirve", apunta.

Al recordar cómo fue la campaña que llevó adelante para Alfonsín como su asesor político, Metzger cuenta: "Él era auténtico y fue esa autenticidad lo bueno de su imagen y su comunicación. Comunicaba sencillamente, los spots eran una cámara, su cara y una bandera argentina, porque lo importante era el mensaje y cómo él lo decía".

El detrás de escena

"Está el candidato, su vocero y el encargado de la comunicación, equipo de prensa y discurso, organización territorial, coaliciones políticas, relaciones internacionales, recaudación y finanzas y a disposición un equipo de expertos en diversas áreas. En mis experiencias, siempre articulé política con comunicación, que no son la misma cosa, pero sí consustanciales", sostiene Campolongo.

Según explica Fara, "hay candidatos con entornos profesionales y otros con poco profesionales. Hay gente que se deja asesorar y quienes no se dejan. Los casos que funcionan bien son los casos donde el candidato es muy disciplinado, muy sistemático, se deja ayudar, reconoce que tiene que aprender cosas y para eso trabaja durante largo tiempo con un mismo consultor. Este es el caso del asesor político Jaime Durán Barba y Macri. En estos casos es en donde es más probable que se logren los objetivos de largo plazo".

Rosendo Fraga destaca, por su parte, que "los asesores en la campaña son muy relevantes. Pero son muy diversos. Un militante activo en las redes sociales para Trump. Un filósofo heterodoxo para Bolsonaro. Pero hay políticos en los cuales predomina el instinto. Las campañas se han tecnificado, hoy trabajan con el Big data. Pero no es seguro ni automático que su utilización siempre supere al instinto o intuición de un candidato".

La campaña en las redes

"No tengo dudas de que las redes sociales suman, aunque también pueden complicar porque al ser de consumo masivo, si el mensaje no está bien dirigido a quienes consumen las redes sociales, puede ser negativo. Cada campaña utilizó lo que más permitía llegar a la sociedad, lo importante es saber quiénes están detrás de esas cuentas para que el mensaje llegue correctamente. Creo que Alfonsín las habría utilizado bien", opina Metzger.

Eduardo Metzger

Fraga considera que "las redes sociales son un instrumento que ayuda mucho a los que son menos conocidos y menos a quienes son más conocidos. Por lo general, las han manejado mejor los que han representado la 'anti-política' porque están más dispuestos a desafiar lo políticamente correcto. Con los medios suele suceder a la inversa".

Para Campolongo, "facilitan la instalación, sobre todo en los sub 40, pero con las técnicas de los trolls y demás se ofrecen vulnerabilidades amparadas en el anonimato que en un clima tan belicoso, agresivo y con violencia e insulto verbal como el que se vive en nuestro país y en muchos otros terminan bastardeando la política y produciendo un daño injusto en las personas. Se impone una época que parece consagrar el vale todo. Viejo dilema entre política y ética".

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