Fernández Díaz: "El amor es más complicado que acordar con los holdouts"

Jorge Fernández Díaz revela como escritor lo que no puede contar como periodista. En su último libro, de "aguafuertes sentimentales", relata historias de personas comunes y dedica un capítulo a la relación de Cristina Kirchner con su padre.

Dice que se metió en el periodismo porque "es lo más parecido a la literatura como trabajo", y que con este empecinamiento le rompió el corazón a su padre, que esperaba para él un "empleo más decente".

En 35 años de oficio como cronista de policiales, redactor de información general, columnista político y director de revistas y diarios, pivoteó entre sus dospasiones cual marido infiel: "Sentía que el periodismo era mi esposa y la literatura mi amante, hasta me dí cuenta de que podía ser un bígamo feliz", admite en charla con 3Días, mientras repasa su último libro, Te amaré locamente, una serie de historias donde el amor real o virtual se mezcla con la falta de tiempo, los celos de oficina y las rupturas que siempre dejan fantasmas.

En la charla, que se extiende y va de la ficción a la realidad, Fernández Díaz da su visión sobre los medios de comunicación y asegura que investigaciones como los Panamá Papers demuestran la vigencia del buen periodismo.

¿Cuál fue tu primera vocación? ¿Ser periodista o escritor?
- Mi vocación se despertó temprano, cuando mi mamá me regaló los primeros libros de la colección Robin Hood, de tapas amarillas, que yo leía con devoción en mi casa humilde de un Palermo pobre, que después se convirtió en Palermo Hollywood. Me encantaba Sherlock Holmes y me dije: "Quiero hacer esto, quiero contar historias". Después entré en el periodismo y decepcioné a mi padre, quien era mozo de bar y pensaba que su hijo había decidido dedicarse a la vagancia.

¿Cómo compatibilizás tus columnas políticas con la escritura de ficción?
- Es que, para contar la realidad cruda, aquello que realmente nos conmueve y nos emociona, con el periodismo no alcanza. A veces, buscar circunstancias ficcionales equivalentes es la única forma de revelar la verdad. Toda mi literatura está basada en los límites que me pone el periodismo. Cuando me dice, "no podés contar esto", porque no lo tenés chequeado o porque destruirías la reputación de alguien, ahí viene la ficción en mi ayuda.

El amor es un tema recurrente en tus libros...
- Porque el amor es un tema fascinante y complejo. Descubrir las razones por las que deseamos a alguien y no a otro, por qué cuando tenemos una relación "tranqui" salimos a buscar la incertidumbre... Las mujeres, que viven buscando a un hombre sensible y, cuando lo enuentran, les parece muy rebuscado y quieren a un básico. ¡El amor es más complicado que arreglar con los holdouts!

¿Cuál de las historias que contás en tu libro te conmovió más?
- Una de las que más me impactó fue la historia de dos personas casadas, que se conocen por Internet, se enamoran y viven un romance intenso, aunque ninguno de los dos se anima a cruzar la línea y encontrarse, por pánico. La historia termina en una ruptura virtual, pero con la misma profundidad y consecuencias que las rupturas reales.

¿Cómo hacés, como varón, para retratar el alma femenina?
- Me encantan las mujeres, me resultan mucho más interesantes que los hombres. Podría pasarme horas conversando en una reunión de mujeres, porque con ellas se habla de todos los temas. En cambio, con los tipos siempre terminás cayendo en el fútbol, la política o las minas.

Y hablando de mujeres y de política, dedicás un capítulo de tu libro a la relación de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner con su padre...
- Todo surgió porque los Fernández somos de pueblos vecinos en Andalucía, y tenemos una larga historia de afinidades y desencuentros, porque ambos votamos a la izquierda nacional. Empecé a ponerle la lupa a la historia de Eduardo Fernández, el enigmático padre de Cristina, a partir de una entrevista que ella le dió a Sandra Russo, en la que habló de su relación. Resultó ser que "Don Eduardo" era profundamente antiperonista, y Ofelia, la madre, era sindicalista y peronista. Había una grieta en aquel hogar y Cristina tomó partido. Luego, reprodujo esta contradicción en su vida política. Las cicatrices que aparecen en nuestra infancia y adolescencia suelen acompañarnos toda la vida. A mí me llevó años de terapia y escritura poder curarlas.

Volviendo al periodismo, ¿cómo ves hoy a la profesión?
- Creo que estamos viviendo un momento crucial. Así como en los años 90, el periodismo de investigación tuvo un auge, después se mandó un montón de macanas. Y en la década K, desde varios sectores, militantes y académicos, se intentó demonizarlo y convertirlo en enemigo. Hoy estamos viendo un regreso del buen periodismo, gracias a él se están conociendo casos de corrupción global con los Panamá Papers. Ningún periodista militante hubiese llevado a cabo semejante investigación.

Pero los medios tradicionales hoy están en crisis...
- Es dramático lo que está pasando con el diario en papel, pero también se dijo que el cine y la radio iba a desaparecer con la llegada de la televisión, y no sólo sobrevivieron sino que hoy conviven. Creo que con Internet, los medios van a cambiar, pero el periodismo va a seguir existiendo, porque la gente va a seguir necesitando que le cuenten historias. Ahí los periodistas tenemos un gran trabajo, el de recuperar el entusiasmo por contar buenas historias. Sé que es difícil por el pluriempleo y la presión que hay hacia la brevedad y la inmediatez, pero tenemos que recuperar esa pasión que sentíamos cuando nos metimos en esto.

¿Qué pensás de las redes sociales? ¿Son una herramienta que está cambiando la forma de hacer periodismo?
- Twitter es el gatillo fácil del periodismo. Hay que tener cuidado, sobre todo los que somos calentones. Por eso me resistía a usarlo. Pero de a poco me estoy metiendo en este mundo digital. Participo de un sitio de periodismo cultural, Zendalibros.es, que lanzamos junto a un grupo de escritores como Arturo Pérez Reverte, Julián Marías y Elmer Mendoza. Ahí colgamos textos, entrevistas y hablamos sobre libros. Además, como ya han hecho varios colegas, tengo mi propia página donde compilo mis columnas en el diario, en la radio y los textos de ficción, es un lugar donde conviven mis dos facetas: la de periodista y la de escritor.

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