Falta de coordinación y timing: los puntos flojos del plan de Macri

Tras otra semana agitada donde el BCRA tuvo que volver a vender reservas para contener al dólar, 3Días reunió a cuatro exponentes de la joven generación para debatir el rumbo económico.

Nacieron entre 1980 y 1995, se los acusa de ser arrogantes, desapegados a las normas y hasta poco comprometidos en lo que hacen. Sin embargo, podría decirse sin riesgo a equivocarse que la generación Millennial de economistas vernáculos está lejos de aquel estereotipo que supuestamente los define. 3Días invitó a cuatro exponentes de este colectivo que empiezan a pisar fuerte en el mundo económico local para debatir en la redacción de El Cronista la economía de Macri.

Y la experiencia mostró a un grupo de jóvenes profesionales distendido, apasionado por lo que hace y que no le teme al disenso y prefiere recurrir a argumentos antes que a la descalificación para contrastar opiniones. Esteban Domecq (37), director de Invecq; Federico Furiase (35), director de Estudio Eco Go; Santiago Bulat (24), de OJF & Asociados, y su colega Ariel Setton (34) protagonizaron un rico intercambio en el cual quedó claro que a la hora de hablar de gradualismo, dólar, inflación, déficit o tarifas hay más de un punto de vista a tener en cuenta.

- ¿Hay que ponerse nerviosos por el dólar?

Federico Furiase: No hay ningún político que te diga que hay que estar nervioso por el dólar, porque sería una profecía autocumplida. Lo que estamos viendo ahora es un cambio en la estrategia, a partir de lo que fue el 28 de diciembre (N. de R: cuando el equipo económico anunció el cambio de metas de inflación para 2018). Un cambio en las metas que tenía todo el sentido, porque tenías que adecuar tu programa de desaceleración de la inflación al gradualismo fiscal. Pretender ir muy rápido para bajar la inflación con el gradualismo fiscal te traía problemas, te afectaba el tipo de cambio, te podía enfriar la economía. Lo que no tenía sentido es que con este cambio de metas, el BCRA perdiera credibilidad y que el mercado tuviera incertidumbre en torno a si éste tenía autonomía para subir o no la tasa de interés. Esto se está revirtiendo y el BCRA sube la tasa, sin tener una fecha de comunicado de política monetaria. La señal es fuerte: vuelve a tener el control y dice "vamos a tratar de manejar el dólar para bajar inflación, no tanto dejando la presión en la venta de reservas sino con el instrumento de la tasas".

Ariel Setton: Lo problemático del día de hoy es que esta libertad del BCRA de subir la tasa de interés nuevamente se da el mismo día en que Dujovne dice "el BCRA tiene todos los permisos para subir la tasa de interés", con lo cual, dice: también puede volver atrás.

Esteban Domecq: El nerviosismo empezó en marzo. Se empieza a complicar el rumbo de la política monetaria, obviamente el cambio de meta, el 28D, a partir de ahí la baja en la tasa de interés local, se empiezan a acelerar el dólar, los precios, entran en juego las tarifas, y ya llegás a marzo corriendo los precios y los agregados mucho más altos ya en línea con la tasa de Lebacs. Ahí la gente comienza a percibir que algo no está con consistencia en el equilibrio monetario. Lo que está claro es que hay mucha improvisación para desarmar este desbarajuste.

- ¿Es más que nada político el problema, entonces?

FF: Sí, hay una puja entre la visión de Jefatura de Gabinete y el BCRA.

- ¿Todos coinciden en que esto que estamos viviendo es consecuencia del cambio de diciembre?

FF: Y... hoy estás con más inflación, con tipo de cambio real atrasándose de vuelta, perdiendo competitividad cuando las exportaciones estaban arrancando, pero no es el único factor.

Santiago Bulat: Coincido, y me parece que si no hubieran tocado la tasa en un principio, cuando sí decidieron bajar las metas de inflación, este año el dólar tendría que haber corrido bastante paralelo con la inflación, porque el año pasado tuviste una desbalance en la cuenta corriente importante que en 2018 se te puede profundizar mucho más si vos atrasás más el tipo de cambio. Tuviste dos primeros meses en los que el tipo de cambio se corrigió 8,5%, incluso por encima de la inflación, ahí ganaste competitividad, y en esos meses te dieron bien las exportaciones. Ahora, esto te va a volver a atrasar y el agujero en la cuenta corriente también empieza a ser un tema.

AS: El problema actual se da también porque en los últimos dos años, con el objetivo de hacer un reajuste de precios relativos, de abrir la cuenta corriente y de permitir un cambio en el viraje de qué es lo que empuja la economía, lo que se hizo -y esto es una opinión personal- se abrió demasiado la puerta a perder el grado de libertad como actor de política económica. Hoy por hoy, cada movimiento, cada palabra del BCRA o cada decisión que puede tomar jefatura de Gabinete o Hacienda impacta directamente sobre el tipo de cambio, sobre las reservas, y te hace un desajuste que se te amplificó específicamente porque dejaste que la plata que entró no tenga que estar un tiempo mínimo jugando en el mercado local.

- Ahora, el Presidente dijo "yo creí que la inflación iba a bajar más rápido". ¿Tanto pudo equivocarse en el diagnóstico?

FF: El error fue pensar eso. No podés bajar la inflación corrigiendo precios relativos en el medio, subiendo tarifas, teniendo flotación del dólar, sobre todo porque el proceso de formación de precios en la Argentina tiene inercia de lo que implica la inflación pasada hacia adelante, por más que los agregados monetarios bajen. Eso hace que bajar la inflación sea más costoso y te lleve más tiempo. Por otra parte, estamos viendo cómo termina el nuevo equilibrio dólar/tasa, pero probablemente la recalibración del escenario a fin de año sea con dólar más alto ($23), tasa de interés bastante más alta (29/30%), inflación algo más alta (22,8% anual), con crecimiento moderado en torno al 2,2%,

SB: Si vos ves los procesos inflacionarios en el mundo con inflation targeting, llevándola hasta un 5%, por ejemplo, nunca fueron procesos tan acelerados. Ves que se tardó 8 ó 9 años.

- ¿Dirían que hubo improvisación en el equipo económico?

ED: Descoordinación. Yo lo digo en este contexto de mediano plazo. De febrero a junio, hay un tema de lectura, de timing y de recalibramiento. La modificación de las metas el 28D es acertada, ahora la instrumentación de la política monetaria... ahí empieza el error.

- ¿Cuánto tiene que ver esta descoordinación con la falta de un ministro fuerte de Economía que tanto se le critica a Macri? ¿Pasa por ahí como dice Cavallo?

AS: Bueno, el tener toda la política económica atomizada puede generar ruido entre sí. Pero sí hay un ministro fuerte: Marcos Peña. El tema es entender que el ministro es Peña. Es la jefatura de Gabinete quien coordina la economía.

ED: No creo que el problema tenga que ver con las fortalezas o debilidades de las posiciones ministeriales. Lo que tiene que haber es coherencia. Yo puedo tomar una decisión solo o consensuadamente, pero no se le puede pedir a uno que vaya a 100 kilómetros por hora y otro a 50 cuando sabemos que el camino es uno sólo y uno se puede llevar puesto al otro. Y esto es lo que estamos viviendo desde hace cuatro meses. Al margen de que después podamos discutir si la Argentina llega en tres años o en 10 años a una tasa de un dígito (de inflación), el problema que estamos sufriendo es la falta de coordinación. Y ahí creo que Federico Sturzenegger tiene un rol importante como principal autoridad del BCRA.

- ¿Están todos de acuerdo con el gradualismo? ¿No había otra opción para la Argentina?

FF: Yo creo que en la Argentina, un Gobierno que no tiene mayoría no tiene margen para un shock fiscal. La economía es 70% consumo, si hacés terapia de ajuste fiscal se te cae la economía, se te cae la recaudación y no ajustas fiscalmente. El gradualismo tenía todo el sentido, lo que pasa es que este gobierno tiene tres objetivos en este gradualismo que son: crecer con inversión; bajar gradualmente el déficit fiscal subiendo tarifas, y bajar la inflación con tasas de interés. Esos tres objetivos que hacen que el gradualismo funcione, en el corto plazo chocan entre sí. Porque bajar el déficit subiendo tarifas te agrega puntos de inflación. Lo que te complica es algo que dijo Santiago: el déficit de la cuenta corriente externa. Ése es el Talón de Aquiles del gradualismo fiscal. El ensanchamiento del déficit y de la cuenta corriente externa, que ya está en 4,8% del producto. El problema que tenés es que batallar contra la inflación hoy te exige anclar el dólar subiendo la tasa, y eso te hace perder competitividad de tipo del cambio real, justo cuando las exportaciones estaban arrancando.

- En el tema de las tarifas, ¿no hay modo de aumentarlas de modo que no golpee tanto el bolsillo?

SB: Las tarifas tienen que subir. Se puede discutir el ritmo y cómo. Creo que hay una distorsión en cómo están compuestas, porque ahora se empieza a hablar de impuestos tarifarios porque hay un impacto. Antes, como valía nada la boleta, no nos importaba la composición de la tarifa.

ED: La suba es inevitable. El andamiaje del incremento del gasto público se va en empleados públicos, en prestaciones sociales y subsidios. Si vas por las prestaciones sociales y... se prende fuego el país. Con el tema de los empleados, también, aunque en parte lo vas haciendo. Entonces, sí o sí, tenés para corregir casi cinco puntos de PBI, que acá es donde está el problema. Porque yo puedo hacer tarifazos y sacar impuestos, pero el cinco no lo corrijo, se me hace neutro parte del ajuste. Esta economía necesita para funcionar más de 60.000 millones todos los años. Corregir esto implica tocar las tarifas. La discusión es el cómo. Creo que el Gobierno está aprovechando políticamente el cómo, está metiendo todo el gran ajuste en este primer semestre de 2018 para dejar despejado el 2019. Después tenés la malicia de la oposición...

- Pero la oposición también presentó propuestas para morigerar el impacto. ¿Se puede hablar sólo de "malicia" de la oposición?

ED: Si uno quiere reconstruir la economía, tenemos que duplicar la tasa de crecimiento de largo plazo, se necesita recomponer las tarifas. Por otro lado, todos los indicadores de la actividad económica están dando por encima de lo que se esperaba.

AS: Sí, pero el consumo se está desacelerando. La actividad viene creciendo interanualmente, pero desacelerándose.

- El problema que tiene el Gobierno es que esa mejora de la actividad no se traduce al bolsillo...

FF: En relación a eso, en estos meses, el Gobierno tuvo un problema de timing, porque vos no podés mover dólar y tarifas al mismo tiempo en los meses en que el salario está planchado. Le vas a dar todo un condimento a la oposición para que te salga a correr. Si vos movés dólar y tarifas al mismo tiempo, el salario pierde contra la inflación, la inflación se te acelera y por eso hoy está al tope de la agenda. El Gobierno además necesita financiamiento internacional, con lo cual el mundo no nos puede jugar una mala pasada. Que la tasa de interés en EE.UU. suba más rápido implica que el gradualismo tiene un costo más alto y que las tensiones entre esos tres objetivos -crecer por inversión, bajar el déficit fiscal con suba de tarifas y atacar la inflación con suba de la tasa- se intensifiquen.

- Respecto a las inversiones, ¿por qué la lluvia no llega como había pronosticado el Gobierno?

ED: La inversión está reaccionando muy bien. Es probable que este año esté un poco menos de 10%, pero el que viene podría superarlo, según nuestros números. El tema es la inversión extranjera directa, que necesita largo plazo, rentabilidad y certidumbre.

AS: Lo que hubo fue inversión financiera. Y en esta última semana, por ejemplo, en Latinoamérica, se llevaron u$s 5600 millones en un segundo. Hay que ver qué tipo de inversión llega... si viene a comprar empresas locales o a invertir y crear nuevos puestos de trabajo. Y en qué sectores, si dinamizan a futuro los recursos de la economía o si vienen a explotar los recursos naturales. Si la que llega es pan para hoy y hambre para mañana, no es una solución.

- ¿Qué creen que pasará con el proyecto de reforma laboral oficial que entró al Congreso?

ED: Hay que avanzar con la reforma laboral, en línea con lo que han hecho otros países. Sería importante analizar y trabajar los cambios minimizando el impacto sobre los derechos de los trabajadores, pero logrando los incentivos para darle mayor dinamismo al mercado en cuanto a la generación de empleo genuino y de calidad. En rigor hoy el desempleo está bajando, la actividad se está moviendo más de lo esperado, pero está todo por mejorar. Argentina está transitando un programa de estabilización macroeconómica complicado y la economía va a crecer por segundo año consecutivo. Que estemos transitando esto es casi un milagro.

SB: El costo laboral es altísimo y uno de los principales problemas que ha tenido el Gobierno es la falta de creación de empleo de calidad. La opción está en ser más agresivos a la hora de reducir la carga impositiva que le genera a un empleador poder contratar, además de profundizar en la revisión de los juicios laborales que tanto freno provocan al empleador para contratar.

FF: Ahí el Gobierno tiene otro frente de de puja política. Argentina necesita bajar la carga tributaria en torno al costo laboral. Es una puja complicada porque este año la carrera salario-inflación va a estar pareja. Con este corrimiento del dólar todo parece indicar que la inflación le va a comer al salario en el primer semestre del año, y hay que ver si la descaleración en la segunda parte del año alcanza para que la película quede más pareja.

CamaraderíaConsiderados nativos digitales, la generación Millennial está habituada a la inmediatez y es muy hábil a la hora de comunicar en redes sociales. De hecho, Furiase, Domecq, Bulat y Setton son activos tuiteros. Cuentan que lo que buscan en estos intercambios es sumar información, contrastar puntos de vista, y aunque no le escapan a los cruces y a alguna polémica, aseguran que jamás apelan a la descalificación si no que recurren a los argumentos para defender sus ideas. También participan en grupos de Whatsapp donde, confiesan, "nos retroalimentamos y aprendemos unos de otros". No le temen a la competencia y promueven la camaradería.
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