El 2x1 y los costos de un fallo que descolocó a todos

La periodista relata aquí la entretela de aquella decisión de la Corte que, en fallo dividido, convalidó la aplicación de esa polémica ley a los militares detenidos por delitos de lesa humanidad. Cómo se apuró el Congreso a subsanar el error y las teorías conspirativas.

Siento que tiramos a la basura el trabajo de doce años", dijo angustiado un secretario de la Corte, mientras miraba en la TV de su despacho a la multitud de manifestantes que desbordaban la Plaza de Mayo en rechazo a la sentencia que, una semana antes, había firmado el tribunal. Con el voto de tres jueces, los dos nuevos más Highton, se había convalidado la aplicación de la ley conocida como del 2 X 1 en el caso Muiña, beneficiando así en el cómputo de su condena a un ex represor por delitos de lesa humanidad, que ya estaba en libertad.

"Nunca un fallo de la Corte había tenido semejante repudio en todo el país", se lamentó este secretario que había sabido resistir durante años las quejas de familiares de militares detenidos, y de algunos sectores de la Iglesia y de la Asociación de Magistrados. Fue durante el largo proceso de reapertura y continuidad de los juicios por violaciones a los derechos humanos que encaró el tribunal desde que firmó en 2005 el caso "Simón", la sentencia histórica que declaró la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

Esta política del tribunal, traducida también en la decisión de establecer el carácter imprescriptible de esos delitos, se veía ahora seriamente fracturada. La Corte de los siete, que había implementado esta doctrina durante diez años, desde 2005 hasta 2014, así como la Corte, que había seguido a la partida de cuatro de sus miembros, hasta el ingreso de Rosatti y Rosenkrantz, tenían claro que el compromiso de la Justicia con el "Nunca Más" era una política de Estado innegociable.

Pero el miércoles 3 de mayo de 2017, una ajustada mayoría de tres jueces declaró aplicable la ley 24.390 (conocida como 2 x 1), que estuvo vigente entre los años 1994 y 2001, actualmente derogada, que reducía el cómputo de la prisión por tratarse de la ley más benigna.

Rápidamente, y ante tamaño rechazo político y social que provocó el fallo, el Congreso sancionó una ley que tapaba el "agujero legal" que había dado lugar a esa sentencia: señaló que la norma no era aplicable para los delitos de lesa humanidad, algo que anteriormente no había sido especificado. En el mismo sentido que la postura del Congreso habían votado -en minoría- los jueces Maqueda y Lorenzetti.

Este fallo tuvo un alto costo político para la Corte en general y para los tres jueces de la mayoría en particular, y permitió ver que los nuevos magistrados no sólo habían ingresado dispuestos a armar un juego propio sino que también tenían sus aspiraciones políticas. (...)

En medio de la polémica, el ministro Garavano fue diplomático al afirmar: "No me parecen buenos los fallos del 2 X 1, en ningún escenario".

Desde Bélgica, donde se encontraba de visita, Cristina Kirchner aprovechó la polémica para pegarle al Gobierno: "Obviamente tuvo algo que ver (...)"

La polémica del 2 X 1 venía acompañada de una historia de operaciones políticas y judiciales, advertencias, traiciones y complicidades que se fueron revelando en esos días. Si bien se podría suponer que el repudio contra los nuevos jueces que desató el fallo Muiña podría significar para Lorenzetti una reafirmación de su largo mandato frente al tribunal, un lugar codiciado también por Rosatti y Rosenkrantz, tanto él como Maqueda habían sido enfáticos al advertirles a sus colegas que ese fallo iba a desatar fuertes críticas. Aunque, en esos días previos a la sentencia, nadie en la Corte imaginó que la reacción iba a ser tan masiva.

Además de poner al tanto al Gobierno de la tormenta que se les venía encima, Lorenzetti habló especialmente con Rosenkrantz y Maqueda con Rosatti. En las tres semanas previas al fallo, cuando el tema se estaba analizando internamente, las advertencias se hicieron escuchar en sus despachos y también en el de Highton (...) El apuro de los nuevos jueces por sacar fallos trascendentes y su aparente falta de olfato político, se sumaron para que se mantuvieran firmes en esa postura, a la que ya se había adherido Highton, más próxima a Rosenkrantz desde que la polémica por su continuidad en la Corte la había acercado a este juez.

Cuando el fallo causó el efecto que causó, todo el tribunal advirtió que el costo había sido demasiado alto. Y si bien en el ambiente de la política y de los ciudadanos más informados se sabía que la sentencia había salido con un voto dividido, miles de personas repudiaron la decisión de la Corte sin hacer distinciones entre los jueces (...)

A la hora de buscar operaciones subterráneas, en algunos despachos de la Corte creen que Rosatti -sin conocer los tiempos de la Justicia- habría intentado consolidar con este fallo una coalición interna para desplazar a Lorenzetti de la Presidencia, y por eso habría hecho correr la idea de que el fallo Muiña era la demostración de que se había formado una nueva mayoría al interior de la Corte.

Lorenzetti terminará su mandato a fines de 2018, pero la idea de adelantar esa elección no le habría parecido a Rosatti una fantasía desmesurada. Si bien aseguran que no se han visto en los últimos tiempos, este juez tiene cercanía con Carrió, quien defendió en el Congreso la legitimidad jurídica del fallo del 2 x 1, aunque reconoció que la violentaba moralmente. (...)

Desde la oficina de este juez, además, se dejó trascender que las críticas al fallo provenían del kirchnerismo, como una reacción frente al avance de las causas judiciales contra Cristina. Pero la catarata de opiniones en contra provenía tanto del kirchnerismo como del radicalismo que integra la coalición de Gobierno, la izquierda y -después de un silencio inicial- del mismo macrismo.

Contribuye a esta teoría conspirativa la versión de que Lorenzetti se habría opuesto a la nominación de Rosatti (...) El presidente de la Corte habría estado a favor del ingreso de una mujer, pero el madrinazgo de Carrió terminó imponiéndose y consiguió la nominación de Rosatti. (...)

Como había ocurrido con el fallo de las tarifas, el Gobierno tardó en reaccionar frente a la noticia: primero se mostró titubeante y aseguran que después el mismo Macri llamó a Lorenzetti para preguntarle "¿de qué se trata todo esto?". Después -viendo el rechazo generalizado- salió a repudiar la decisión de la Corte.(...)

¿Pero hasta dónde había estado involucrado el Gobierno en la arquitectura del fallo?

Para algunos sectores que tienen naturalizada la idea de que la Justicia siempre responde a operaciones, fue Fabián "Pepín" Rodríguez Simón, un abogado de Macri para casos especiales, quien habló con Rosenkrantz de la necesidad de sacar el fallo del 2 X 1. También se mencionó al jefe de asesores presidenciales, José Torello. La iniciativa, aseguran en la Corte, habría partido de la necesidad de dar respuesta a sectores sociales que reclaman un mejor trato para los militares detenidos (...) Consultado sobre esta supuesta gestión, Rodríguez Simón la negó rotundamente (...)

En algún despacho de la Corte, sin embargo, defienden otra versión: "El fallo logró semejante repudio en todo el país como nunca se había visto contra una medida judicial. Fue falta de tacto porque ya estaban de acuerdo con el tema de la detención domiciliaria. Además, Muiña estaba libre, con lo cual el planteo tranquilamente podía esperar. Pero Rodríguez Simón le hizo el pedido a Rosenkrantz, Rosatti se sumó y también Highton, que está con quien le garantice tranquilidad".

La teoría conspirativa contra Lorenzetti también tiene seguidores en las cercanías del juez: "Lo que terminó de quebrar todo el ataque contra él para desplazarlo de la presidencia fue la sentencia del 2 X 1. Ese tema fue inspirado por sectores vinculados a los militares detenidos (...) Consiguieron el apoyo de Carrió y poco a poco fueron armando la estrategia Rosatti y Rosenkrantz, que fueron quienes pidieron los expedientes. (...)

"En todo este tiempo, a pesar de sus buenas intenciones, el gobierno de Macri no logró crear una línea clara respecto del Poder Judicial y siguen siendo varios sectores los que compiten por su influencia", aseguraron cerca de la presidencia del tribunal.

Periodista

Silvana Boschi es periodista y estuvo asignada la cobertura de la Corte Suprema entre 1995 y 2015 para el diario Clarín.

Es licenciada en Comunicación por la UNLP y Magister en Escritura Creativa Untref.

Para este libro realizó una investigación rigurosa en la que narra las intrigas y las internas del máximo tribunal, desde la presidencia de Néstor Kirchner hasta la de Mauricio Macri, pasando por los años tormentosos de la gestión de Cristina.

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