Belém, para todos los gustos

En el norte de Brasil hay mucho más que playas paradisíacas. Un gran ejemplo de esta afirmación es Belém, la síntesis perfecta entre las comodidades de una ciudad contemporánea y una porción de la belleza salvaje de la Amazonia.

Emplazada en la Bahía de Guajará, muy cerca del nacimiento del río Amazonas, Belém es una gran puerta de entrada a las maravillas naturales de la selva amazónica. Bosques, parques, animales y atractivos arquitectónicos integran la propuesta turística de una ciudad que cobra cada vez más relevancia para los viajeros en el mapa de Brasil. Quien llegue hasta allí en busca de unos días de descanso, no debe perderse algunos de sus más encumbrados atractivos

- Palacete Bolonha.

A comienzos del siglo XX, período de gran riqueza en Belém, el ingeniero Francisco Bolonia construyó un conjunto de casas y una mansión en homenaje a su esposa Alice Tem-Brink. El palacete de 1905 que combina el estilo art nouveau con el gótico barroco y elementos neoclásicos hoy forma parte del patrimonio histórico de la ciudad.

- Bosque Rodrigues Alves.

El jardín botánico de Belém alberga más de 80.000 especies de flora y fauna y recibe alrededor de 20.000 visitantes por mes. Inaugurado en 1883, conserva obras originales de la época en la que fue construido, como el monumento a los alcaldes municipales y la estatua a los guardianes de Mapinguari (espíritu protector de la Amazonia).

- Parque Emilio Goeldi.

El Museo Paraense Emilio Goeldi es la institución de investigación más antigua de la región amazónica, dedicada al estudio científico de los sistemas naturales y culturales de la Amazonia. Su parque alberga 2000 especies de árboles nativos y 600 animales, muchos de ellos en peligro de extinción.

- Círio de Nazaré.

Es uno de los eventos religiosos más importantes del mundo. El segundo domingo de octubre se realiza esta inmensa procesión en la ciudad de Belém en honor a la virgen de Nuestra Señora de Nazaret. En el año 2013 fue nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

- Ilha do Marajó.

A tres horas en barco desde Belém se encuentra la isla más grande de Brasil. De gran belleza natural, la Ilha do Marajó se caracteriza por su paisaje que combina árboles, mar y colinas, y por las manadas de búfalos que la habitan (aproximadamente 600 mil cabezas).

- Catedral Metropolitana de Belém.

Construida en el período 1748-1782 combina los estilos arquitectónicos barroco, rococó y neoclásico. La catedral es una parte importante de la fiesta tradicional del Círio de Nazaré, ya que la estatua de Nuestra Señora de Nazaret parte en una procesión desde allí hasta la basílica que lleva su nombre.

- Plaza Siqueira Campos.

También conocida como Plaza del Reloj, por el enorme reloj emplazado en su centro, es un punto ineludible en un viaje a Belém. El reloj de 12 metros de altura fue construido en 1930 por la compañía J. W. Benson y sus piezas fueron importadas de Inglaterra y ensambladas en Brasil.

- Estação das Docas.

Se trata de un complejo turístico y cultural que se alza en la zona portuaria de Belém y se divide en tres grandes secciones: alimentos, moda y cultura. Cuenta con restaurantes, cafeterías, tiendas de ropa y artesanías; sin dudas, es el lugar perfecto para comprar souvenirs y observar una inolvidable puesta de sol en alguno de sus cafés.

- Mangal das Garças.

A orillas del río Guamá, en el centro histórico de Belém, se sitúa este parque ecológico que nació como resultado de la recuperación de una superficie de 40.000 m2 que permite acceder a una porción del medio ambiente amazónico en el corazón de la ciudad.

- Museo de Arte Sacro.

Poco después de la fundación de Belém, los jesuitas construyeron el colegio San Alejandro. Esa edificación, que fue transformada posteriormente en sede del episcopado, hoy alberga el Museo de Arte Sacro. La visita comienza en la iglesia de Santo Alexandre y continúa con la exposición de esculturas de madera y otros objetos sacros.

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