Agustin Salvia: “Reducir la inflación a un dígito bajaría la pobreza. Pelearse con la información es un error del Gobierno

En un mano a mano con 3Días, Agustín Salvia, investigador jefe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, recoge el guante frente a la convocatoria del ministro de Economía a discutir los índices de pobreza con quien sea necesario, tras conocerse un informe que denuncia que el 42,6% de los chicos del Gran Buenos Aires son pobres.

No lo nombraron, pero cuando esta semana el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, reconocieron estar dispuestos a debatir las cifras de pobreza con quien sea necesario, muy probablemente se referían a este hombre.
Se trata del sociólogo Agustin Salvia, quien encabeza el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el centro de investigación que con sus informes se ha transformado, ante el oscurantismo del Indec, en la alternativa más prestigiosa a la hora de medir la pobreza y la indigencia en la Argentina.
En un mano a mano con 3Días, el Investigador del Conicet y coordinador del Instituto Gino Germani de la UBA, traza un panorama preocupante de la marginalidad en el país, dice que los recursos que transfiere el Estado no solucionan el problema de la pobreza y acepta, sin rodeos, el desafío de las dos principales espadas del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

n ¿Cuál fue el comportamiento del indicador de pobreza en el país durante los 11 años de kirchnerismo, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA?
- Después de una importante e indiscutible caída de la pobreza en el año 2002 y 2003, que fue el momento más crudo de la pobreza en la Argentina en términos económicos, hoy la situación ha mejorado cualitativa y sustancialmente. Ahora bien, esas mejoras, que tuvieron fundamentalmente que ver con el crecimiento de empleo y con las políticas sociales desarrolladas durante el kirchnernismo, tendieron a estancarse alrededor del 2008, en un contexto en el que el empleo no ha venido creciendo o incluso hoy tiende a decrecer. Las mejores tasas de pobreza a indigencia se dieron en 2007 y en 2011, con cifras por debajo del 24% y del 5%, respectivamente.
n ¿Y cómo estamos hoy?
- Hoy tenemos un 27,5% de la población en situación de pobreza medida por ingresos y entre un 5% y un 6% de indigencia, que con el contexto inflacionario de los últimos años ha tendido a aumentar.
n Existe una pobreza estructural y una que se puede denominar coyuntural. ¿Hasta qué punto la inflación afecta a uno y otro segmento?
- Exactamente. Hay una marginalidad estructural que hoy tiene más capacidad de consumo, pero como segmento no llega a estar efectivamente incluido, pese a que se le actualiza la transferencia de ingresos por sobre la pauta inflacionaria. Y hay otra parte de la población que es menos pobre e informal, pero que además está fuertemente afectada por el efecto precios. Nosotros estimamos que con una reducción de la inflación a un dígito, la pobreza bajaría entre 7 y 9 puntos porcentuales.
n ¿Cuál es el impacto real de los programas sociales que implementa el Gobierno?
- En un contexto de inflación, los programas sociales como la Asignación Universal por Hijo o la extensión jubilatoria se constituyen en mecanismos de transferencia que ayudan a que los pobres no caigan en la indigencia. Pero no solucionan el problema de la pobreza. La clave en este punto es la calidad de los empleos. El 49% de los trabajadores argentinos, asalariados o no asalariados, no contribuyen a la seguridad social. Y toda esa masa gana menos de $ 4.400. Es decir, el mercado de trabajo no está respondiendo al problema de la pobreza y el Estado, por más recursos que transfiera, no son suficientes para paliar la pobreza.
n El ministro de Economía, Axel Kicillof, argumenta que es insostenible que haya más pobres en un país con más obra pública, más construcción y más jubilaciones. ¿Qué opinión le merecen esos dichos?
- El argumento es falso. Claro que si se compara con 2001, cuando la pobreza era del 55% y la indigencia del 20%, se mejoró mucho. De hecho, nuestros informes reflejan que luego de la crisis de 2009, los indicadores mejoraron con la recuperación del consumo entre 2010 y 2011. Sin embargo, no entendemos por qué el Gobierno no termina de reconocer que la fuerte suba de precios de los últimos años está haciendo aumentar las tasas de pobreza y deteriorar la capacidad de inclusión social de los sectores marginados. Hay un núcleo duro de pobreza estructural que no se resuelve con planes sociales ni aumentando los mínimos salariales en el sector formal.
n ¿La desigualdad entre los que más y los que menos tienen se agravó? ¿Qué consecuencias concretas tiene esta situación?
- Respecto a la desigualdad medida en ingresos, en estos once años hubo una caída, lograda por dos factores genuinos y uno espurio: las fuertes transferencias en planes a los sectores más pobres que elevaron el piso y la política laboral activa por un lado, y la reducción de la capacidad de concentrar ingresos en la clase media. Es decir, desde el 2006 se refleja que las clases medias tienden a subdeclarar ingresos (por miedo a la inseguridad, a la AFIP o por vergüenza social), lo que produce un achatamiento de la brecha.
n Esta semana su último informe generó una dura respuesta del Gobierno, pero la discusión por las cifras de pobreza y la metodología que se usa para medirla desvía el foco del verdadero problema, que es implementar medidas concretas para bajar la marginalidad
- Exactamente. Pelearse con la información es un error político del Gobierno. Nosotros no creemos que tenemos la verdad ni la solución. Pero creemos que podemos brindar diagnósticos más objetivos para abrir el debate entre los que hacen políticas públicas.
n Tanto Kicillof como Capitanich declararon que están dispuestos a debatir las cifras de pobreza y hasta la metodología con quien sea necesario. ¿Usted acepta el desafío?
- Acepto el desafío agradecido y esperanzado de que haya una convocatoria real. Estoy a disposición de Kicillof y de cualquier organismo de Gobierno. Me ofrezco a abrir todas nuestras bases de datos y a poner en discusión toda nuestra información de forma transparente a los funcionarios y equipos técnicos. Le pido al Gobierno que sea sensible y que entienda la importancia de que esto ocurra. Hay que dejar de lado el debate de las cifras y concentrarse en el de los problemas.
n La última: ¿que opina de la declaración de Victor Hugo Morales, quien dijo que las villas son lugares bastante dignos?
- La dignidad, desde un punto de vista ético o moral, es subjetiva. Lo que sí puedo decir es que en las villas es donde más se concentra la privación de derechos económicos, sociales, politicos y culturales de una persona en la Argentina. n 3D
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