Sector automotriz brasileño pide ayuda al Estado para achicar costos de producción

Consideran que el acuerdo con Argentina y las desgravaciones no alcanzan para recupera el mercado. Piden estimular la fabricación local de autopartes que hoy se importan

Con la reducción del Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI) para vehículos garantizada hasta final de año en Brasil, el sector automotriz quiere ahora medidas para abaratar la cadena de producción. Representantes del segmento consultados por Valor evalúan que, a pesar de importante, la reducción del tributo puede no ser suficiente para recuperar el mercado automotriz y que no bastan nuevas desgravaciones impositivas.
Se necesita achicar costos, desde la producción de acero hasta la de autopartes. Hoy tenemos un problema de mercado, de falta de financiamiento para el sector, que está trabado. Precisamos un programa más profundo, enfocado en la reducción de costos, dijo un empresario.
Entre las propuestas que se discutirán con el gobierno en los próximos meses está la creación de líneas de financiamiento para la modernización de fábricas de autopartes y la modelación de políticas para el estímulo a la producción nacional de ítems hoy importados, principalmente componentes electrónicos. El sector también defiende nuevas desgravaciones sobre insumos, alícuotas de importación inferiores para materias primas y más rapidez en la devolución de tributos.
Sin embargo, en el gobierno hay poco espacio para nuevos estímulos, principalmente los que involucran una renuncia de recaudación. El entendimiento es que el segmento fue contemplado con medidas como la reducción del IPI y la renovación del Programa de Sustentación de la Inversión (PSI) y que la extensión del Innovar-Auto hasta 2017 beneficia el seguimiento de autopartes. Por otro lado, no hay espacio fiscal para nuevas desgravaciones.
Siempre estamos discutiendo un menú de propuestas, pero eso no quiere decir que se adoptarán, dijo a Valor un representante del área económica.
La pauta de reducción de costos se presentará paralelamente a otra considerada esencial: la mejora del crédito para el segmento. Gobierno y empresarios coinciden en que la falta de crédito constituye un impase para la reanudación de las ventas, aunque no se ponen de acuerdo en las causas.
Para el empresariado, los bancos frenaron los créditos por la insolvencia creciente y el alto costo incidente para quedarse con los autos en caso de falta de pago. El gobierno, a su vez, evalúa que las instituciones financieras son muy conservadoras y podrían desembolsar más dinero. El gobierno admite que existe un obstáculo en el crédito para el sector y llegó a estudiar algunas medidas, como la creación de un fondo con recursos de los depósitos compulsorios para comprar cartera de créditos de los bancos de las automotrices.
Por ahora, la medida está encajonada porque el área económica entendió que no tendría un impacto significativo y que iría en dirección contraria a la política de aprieto monetario que adoptó el Banco Central.
La expectativa del área económica es que las ventas de automóviles presenten un mejor desempeño en el segundo semestre. El gobierno cree que el primer semestre malo para los autos fue resultado de cuestiones puntuales, como la discontinuidad de la producción de vehículos, el menor número de días hábiles y el cambio de las vacaciones.
La normalización de las relaciones con Argentina también deberá contribuir a una mejora en los próximos meses. En junio, el gobierno reactivó el acuerdo automotriz que prevé que Brasil podrá vender con exención de impuestos, como máximo u$s 1,5 por cada u$s 1 importado del país vecino.
También el mes pasado, frente al escenario malo, el gobierno decidió prorrogar la reducción del IPI para automóviles hasta diciembre. Sin esa prórroga, la alícuota para autos 1.0, por ejemplo, habría subido entre 3% y 7% en el inicio de este mes. Con la medida, el gobierno resignará R$ 800 millones en el segundo semestre, R$ 1.600 millones en todo el año.
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