Dilma pidió comprensión para la Argentina porque necesita los dólares
La presidenta de Brasil intentó explicar el control de las importaciones local. Aseguró que el país tiene menos recursos para enfrentar las turbulencias externas
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, pidió tener comprensión con la Argentina y entender las recientes medidas de control de importaciones en el país como un reflejo de la difícil situación de la vecina economía en los mercados internacionales, al comentar las perspectivas de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), con autoridades de Irlanda, país que presidirá el Consejo de la UE en el próximo semestre.
La crisis encontró a los argentinos con mucho menos recursos que Brasil para minimizar el impacto sobre la economía del país, argumentó la mandataria. Rousseff reconoció que la crisis tuvo impacto negativo sobre las dos mayores economías del Mercosur, pero afectó de manera diferente a la Argentina y Brasil, según pudo saber Valor.
Mientras Brasil, durante las últimas crisis económicas, consiguió mantener su diversificada estructura industrial y, más recientemente, obtuvo incluso condiciones para eliminar la deuda externa líquida, la economía argentina redujo su estructura industrial y fue forzada a una moratoria que le impide hasta hoy acudir al mercado de capitales, afirmó Dilma. La necesidad de garantizar divisas es una de las principales razones de las medidas que tomó la Argentina para aumentar el superávit comercial, comentó la presidenta de Brasil.
Al defender ante los irlandeses la necesidad de entender la política económica argentina, la mandataria se mostró optimista en relación a las perspectivas de negociación comercial entre el Mercosur y los europeos. Conversó el pasado miércoles con el presidente de Irlanda, Michael Higgins, un importante sociólogo, sin funciones ejecutivas, y el ministro de Comercio irlandés, Joe Costello.
Nos trajo una visión nueva, afirmó Costello, después del encuentro, negándose difundir los comentarios de Dilma sobre el Mercosur. Higgins coincidió con las ideas de la Presidenta, acerca de que la crisis en la Unión Europea corre el riesgo de profundizarse con las medidas de austeridad que defienden algunos Estados-miembros.
Dilma transmitió el respaldo de Brasil a los irlandeses contra las propuestas de fragmentación de la UE y los análisis que ven al continente europeo dividido entre un grupo de países bien administrados y responsables y otro, de naciones descuidadas. Higgins, que, como teórico, critica lo que denomina la economía despersonalizada, basada solamente en indicadores de desempeño macroeconómico, recordó a la presidenta que los españoles trabajan, en promedio, tres horas más que los ciudadanos del Reino Unido.
Coincidimos en que es falsa la idea de que las personas son irracionales y solo los mercados son racionales, afirmó Higgins a Valor. Una cosa que pudimos aprender con la irracionalidad especulativa es que los mercados no son racionales, dijo el irlandés, presidente de un país perjudicado por la burbuja especulativa inmobiliaria, que dañó al sistema bancario local.
Dilma y Higgins también coincidieron en criticar la fragilidad del Banco Central Europeo, cuyo proceder se ve afectado por las situaciones monetarias distintas que se crearon, con países capaces de captar a costo bajo en el mercado internacional y otros sujetos a tasas de interés de hasta 7%.
Europa precisa instituciones más fuertes, con capacidad de dar más transparencia a los mercados y crear condiciones de disciplina fiscal que no se basen solamente en medidas que provoquen desempleo, defendió Higgins, que contó a la presidenta como el gobierno irlandés rechazó, en el paquete de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI), la presión para eliminar el salario mínimo en el país.
Los dirigentes irlandeses, ambos surgidos del Partido Laborista, también estuvieron con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con quien conversaron sobre las políticas sociales en Brasil. Lo que trae Brasil al G-20 es crucial, comentó Higgins, al elogiar las preocupaciones de la presidenta frente a programas de austeridad sin políticas de amparo social.