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Alianza del Pacífico o Mercosur: falso dilema

Sería un grave error obrar sobre la base de una supuesta contraposición entre los dos bloques regionales.

El reconocimiento de la Argentina como país observador de la Alianza del Pacífico y la participación del presidente Macri en la reciente cumbre de ese bloque regional realizada en Chile, merecen algunas reflexiones sobre las políticas de integración latinoamericana y sus alcances.

El propósito de este acercamiento, según las declaraciones oficiales, es ampliar las posibilidades para las exportaciones argentinas, lo que sin duda es necesario para aumentar el ingreso de divisas genuinas al país. Un argumento que se ha deslizado también en esta cuestión parece contraponer la Alianza del Pacífico al Mercosur, al que el presidente Macri calificó de "congelado" y distintos medios periodísticos presentan como en una crisis, casi terminal. En mi opinión, obrar sobre la base de esta supuesta contraposición sería un grave error.

Ante todo, conviene resaltar que se trata de dos bloques económicos de características muy distintas. Mientras que el Mercosur es una unión aduanera que apunta a una integración económica estructural entre los países de la región, la Alianza del Pacífico se basa principalmente en un acuerdo de libre comercio entre sus miembros, cada uno de los cuales negocia, a su vez, de manera autónoma con otros bloques o países. Más aún, los cuatro integrantes de la Alianza (Chile, Perú, Colombia y México) tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos, lo que facilita la circulación de las exportaciones de este último país en todos ellos.

No hay que olvidar que los miembros de la Alianza del Pacífico son productores y exportadores principalmente de productos primarios, con muy poco valor agregado, e importadores de bienes manufacturados. La excepción es México, y esto obedece a las plantas armadoras (maquilas) de empresas estadounidenses instaladas en su territorio que son los que dan un mayor perfil industrial a sus exportaciones.

Asimismo, sería un error muy grave considerar al Mercosur como "agotado" o "fracasado". Los datos muestran que desde su fundación hasta hoy, el comercio dentro del Mercosur creció doce veces. Este resultado bajo ningún punto de vista puede ser catalogado como un "fracaso". No debemos perder de vista esa realidad de largo período, por una coyuntura desfavorable como la que puede estar atravesando el Brasil en la actualidad, debido a una crisis más política que estructural. Imaginemos qué hubiera pasado, por ejemplo, si ante la crisis de nuestro país de 2001-2002, el Mercosur hubiese decidido darle la espalda a la Argentina.

Logros

No solo no debemos desconocer los logros alcanzados en lo que hasta hoy es la experiencia más desarrollada de integración sudamericana. El TPP constituye una configuración de un nuevo orden mundial; en sus 30 capítulos se incluyen contenidos relacionados con el régimen aduanero, propiedad intelectual, relaciones laborales, empresas estatales y los litigios derivados de su firma se deben tratar en tribunales extranjeros. De modo que sería peligroso pegar virajes apresurados alentados por la coyuntura actual.

En este sentido, tenía razón el presidente Macri cuando afirmó recientemente en Chile que hay mucho por hacer en materia de integración regional, especialmente en cuanto a infraestructura, precisamente; se requiere urgencia en la modernización portuaria y de vías navegables, en especial la Hidrovía Paraná-Paraguay que debe encarar obras e inversiones indispensables para garantizar la salida del grueso de nuestras exportaciones.

Finalmente, conviene recordar que los propios mecanismos del Mercosur autorizan a sus miembros a concertar acuerdos de complementación con otros países latinoamericanos, como es el caso de los integrantes de la Alianza del Pacífico, por lo que contraponer ambos bloques, como se viene realizando desde distintos medios, parece más una campaña contra la integración regional, promoviendo una nueva variante camuflada del viejo intento del ALCA, favorable a intereses ajenos a nuestros países. Para evitar este riesgo, lo recomendable es fortalecer la alianza estratégica del Mercosur, y a partir de allí abordar la ampliación de nuestras relaciones con otros países y bloques latinoamericanos.

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