Los ataques de Lula al banco central de Brasil alarman a los inversores

El presidente cuestiona la política monetaria independiente y el mantenimiento de la independencia del banco.

El líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha reavivado la preocupación de los inversores sobre su nueva administración de izquierda tras criticar repetidamente al presidente del banco central del país y cuestionar que la institución deba seguir siendo independiente.

"¿Va bien este país? ¿Está creciendo este país? ¿Está mejorando la vida de la gente? No. Entonces, quiero saber para qué sirvió la independencia", dijo Lula este mes, en referencia a la autonomía oficial concedida al banco central en 2021 bajo el anterior gobierno de Jair Bolsonaro.

"Esperaré a que este ciudadano [el presidente del banco, Roberto Campos Neto] termine su mandato para que podamos hacer una evaluación de lo que significó el banco central independiente".

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Lula está irritado por el objetivo de inflación del banco del 3,25%, diciendo que es demasiado bajo para los "estándares brasileños". Al negarse a bajar las tasas -ahora en el 13,75%- más rápidamente, Lula cree que el banco está perjudicando a la economía en general.

"No hay razón para que la tasa de interés esté en el 13,75%. ¿Quiere Campos Neto alcanzar los estándares de inflación europeos? Tenemos que alcanzar un estándar brasileño. Una tasa de inflación del 4,5% en Brasil, del 4%, es algo bueno si la economía está creciendo", dijo este hombre de 77 años en uno de sus ataques casi diarios contra el banco.

El banco central declinó hacer comentarios.

Elegido el año pasado con la promesa de combatir la pobreza y mejorar la calidad de vida de los brasileños, Lula se encuentra bajo presión para mostrar resultados, ya que las previsiones sugieren que la mayor economía de América latina crecerá este año menos del 1%.

Pero sus ataques a Campos Neto, un tecnócrata muy respetado, ya han puesto nervioso al mercado, con los inversores revisando al alza las expectativas de inflación.

"Para luchar contra la inflación necesitamos credibilidad en las instituciones, y ahora mismo esta amenaza [de Lula] está resultando contraproducente, ya que se observa un aumento de las tasas de interés y de las expectativas de inflación", declaró Rafaela Vitoria, economista jefe del banco Inter.

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Alessandra Ribeiro, de la consultora Tendências, añadió: "Como es el presidente quien habla, genera mucha incertidumbre. Y hay efectos inmediatos. Las tasas de interés futuros suben, el tipo de cambio se deprecia y la Bolsa cae".

Muchos temen que la administración de Lula se parezca a la de la expresidenta de izquierda Dilma Rousseff, que presionó al banco para que adaptara la política monetaria a su agenda política y cuya mala gestión de la economía fue ampliamente considerada un factor detrás de la recesión más profunda de la historia de Brasil entre 2014 y 2016.

La retórica de Lula ha sido tomada como una luz verde por sus aliados para aumentar los ataques contra Campos Neto, con algunos sugiriendo que el Senado debería destituirlo por mala gestión. Según los términos de la ley de autonomía del banco central, el mandato del presidente del banco debería extenderse hasta finales de 2024.

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"Lula fue elegido presidente de la república por más de 60 millones de brasileños. ¿Quién eligió a Campos Neto como presidente del banco central?", dijo Guilherme Boulos, un destacado legislador de izquierda y aliado de Lula.

Aunque la destitución de Campos Neto se considera una opción extrema -e improbable-, los analistas dicen que el gobierno de Lula tiene otros métodos con los que puede influir en los cambios de política del banco.

"Sabemos que por ahora el Gobierno respeta la independencia del banco central, pero hay lagunas", dijo Sérgio Vale, economista jefe de MB Associados.

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"Por ejemplo, una laguna es el objetivo de inflación, que el Gobierno puede cambiar. Otra laguna es la posibilidad de que el presidente cambie gradualmente a los miembros del comité Copom (Comité de Política Monetaria) para que sean más heterodoxos".

Luiz Fernando Figueiredo, exdirector del banco central, dijo que su independencia era una "necesidad" que otorgaba credibilidad a su toma de decisiones.

"Es para que las decisiones técnicas no se dejen llevar por las olas del populismo. Los resultados hasta ahora han sido muy positivos. Si el banco no fuera independiente, tendríamos un tipo de cambio superior a seis reales por dólar y estaríamos ante una caída muy fuerte de la actividad [económica]", dijo.

"Si estas críticas de Lula no disminuyen, tendrán un impacto en la economía", cerró.

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