EL CRONISTA EN NEUQUÉN

De importar gas a exportarlo: el objetivo que une a las empresas y al Gobierno para asegurar dólares frescos

La Argentina, con sus altas reservas de GNL y la expectativa que genera el gasoducto Néstor Kirchner, tiene un gran potencial para dejar de comprar gas al exterior y lograr tanto el autoabastecimiento como la exportación del producto: el plan del Gobierno y las empresas.

Durante la jornada organizada por IDEA en la ciudad de Neuquén que reunió a las empresas del sector energético en el país para tratar el giro sustentable de la industria, una de las ideas que más se escuchó entre los panelistas fue la del rol del gas como combustible de transición y su papel preponderante en la recomposición fiscal argentina.

¿Qué implica esto? Tal como explicó el consultor independiente en Petróleo, Gas y Energía, Daniel Gerold, al inicio del evento, hay un amplio consenso en la industria respecto a que el Gas Natural Licuado, o GNL, es la herramienta fundamental para comenzar a pensar en un modelo de energía más limpio que logre reducir, compensar o eliminar por completo su huella de carbono en el ambiente.

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Esto se debe a que el GNL reduce en un 30% las emisiones de dióxido de carbono (CO2), tampoco tiene azufre y posee hasta un 80% menos de óxido nitroso que otros combustibles, reduciendo la probabilidad de lluvias ácidas que este genera.

Es por esto que se considera que el uso de gas natural como herramienta en la transición energética de las próximas décadas tiene el potencial de reducir a la mitad la emisión de CO2 producida por el carbón. Sin embargo, como contraparte, durante su combustión este puede generar pérdidas de metano, un gas de efecto invernadero hasta 28 veces más potentes que el CO2.

Así, la industria ya habla hace rato del GNL como un combustible de transición, por lo que se espera que su producción aumente en los próximos años. En este contexto, la Argentina cuenta con una gran ventaja: mientras que el 86% de la estructura energética nacional depende de hidrocarburos, número similar al de Europa o los Estados Unidos, la diferencia es que aquí prácticamente no se consume carbón y se prioriza el gas.

Es por esto que Gerold resaltó el "punto de partida relevante" en torno al GNL que hoy la Argentina presenta: "La Argentina está bien posicionada en esta transición, puede desarrollar gas y petróleo para su consumo local y para exportar".

Aquí, Vaca Muerta es nuevamente el actor principal dentro del desarrollo energético argentino: es el yacimiento de shale gas más grande del país y la mitad del GNL que consumen los argentinos proviene de su cuenca. 

Por esta razón el inicio, en agosto, de la obra que creará el nuevo gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que unirá Vaca Muerta con el centro oeste de la Provincia de Buenos Aires, genera expectativa tanto en el sector privado como en el público: se espera que la primera etapa, lista para mayo del 2023, habilite la evacuación de unos 24 millones de m3 diarios (MMm3/d), mientras que el número final debería rondar los casi 40 millones de m3/día.

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Vaca Muerta y el gasoducto otra vez se plantan como la esperanza de un país en crisis: pese a la enorme cantidad de gas natural que Argentina posee debajo del suelo patagónico, actualmente el país debe importar gas desde Bolivia u otros continentes, producto que actualmente sufre alzas a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania y su impacto en la cadena de provisión internacional.

Así, el gasoducto que apura el Gobierno serviría para sustituir importaciones por u$s 3440 millones anuales y alcanzar un ahorro fiscal equivalente en pesos a u$s 3080 millones, si se proyecta el costo al que compró gas licuado recientemente la Argentina (8 barcos por un promedio de 39 dólares el millón de BTU).

Sin embargo, tanto el Gobierno como las empresas del sector ven más allá del autoabastecimiento. La pregunta es, si la Argentina tiene tanta riqueza de gas, ¿por qué no importar? La respuesta, nuevamente, la brindan Vaca Muerta y el nuevo gasoducto.

Además, como el ministro de Economía, Martín Guzmán, bien sabe y remarcó en el mismo evento de IDEA, venderle GNL al exterior podría "ordenar la situación fiscal de la Argentina" con la entrada de dólares "frescos" del exterior.

Este planteo llevó al ministro a anunciar que habrá "cambios normativos" para impulsar inversiones de empresas internacionales en la explotación de Vaca Muerta: "Para facilitar las inversiones directas en el sector energético hay que cambiar regulaciones de capital actuales", explicó el ministro, remarcando que se harán anuncios en las próximas semanas.

Guzmán también se refirió a la "sinergia" que se precisa para "construir una oferta y garantizar una demanda", e informó que la Argentina está "trabajando con un conjunto países y empresas en general para poder asegurar que, si el país genera la capacidad de producción de GNL, entonces va a haber demanda para ello".

Es por esto que tanto la industria energética nacional como el Gobierno esperan con ansias a mayo del 2023 y ya miran al exterior como su próximo negocio y solución: todas las ideas que se plantearon en el panel de IDEA "Oportunidades y desafíos del gas natural como combustible de transición", llevado a cabo en Neuquén.

APROVECHAR EL GAS nacional

Ante la noción del gas natural como combustible de transición, Juan Pablo Freijo, Vice Chairman de CGC; contextualizó en diálogo con IDEA: "La demanda de GNL va a subir tal vez en detrimento de otros combustibles fósiles. El gas natural está posicionado como una de las mejores opciones y en este contexto la Argentina está muy bien posicionada pero aprovechar esta oportunidad", repasó.

Sin embargo, remarcó un punto que apremia tanto a privados como al Gobierno: "La Argentina tiene una ventana temporal en la que hay que operar rápido y efectivamente". Esto se debe a que al ser "de transición", el GNL argentino deberá instalarse con rapidez en el mercado internacional para explotar las reservas de Vaca Muerta antes de que las energías renovables se posicionen como la opción más utilizada.

En esta línea, Jorge Dimópulos, director de Planeamiento Estratégico de Tecpetrol -la pata en el mundo de los hidrocarburos de Techint- destacó el proyecto del gasoducto Presidente Néstor Kirchner como una medida "transformadora en sí misma" ya que servirá para "reemplazar el gas que importamos y a futuro pensar en exportar".

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GNL y el desafío de la independencia energética

Por su parte, Martín Bengochea, director de la cuenca neuquina de Tecpetrol; ilustró el aporte y la oportunidad del GNL de la siguiente manera: "Si pasáramos la mitad de flota de camiones de Argentina a gas natural, generaríamos una demanda para el mercado del gas equivalente a otro Fortín de Piedra (14% del gas que se consume en el país)".

Además, remarcó que también se trata de una oportunidad tanto para reducir emisiones de CO2 y cumplir con las metas nacionales establecidas, como para "mejorar la balanza comercial" reemplazando importaciones de diesel, lo que generaría no sólo un ahorro sino también una ganancia con la venta al exterior.

El country manager en Argentina de Pluspetrol, Germán Macchi, pidió por su parte reconocer la "incertidumbre" que existe en el sector sobre las fechas en las que este megaproyecto que permitiría importar gas efectivamente lo hará.

"No hay una claridad de qué puede pasar, pero si es claro que hay un tiempo y hay oportunidades que hay que aprovechar", remarcó en línea con Freijo. "Tenemos una capacidad enorme para abastecer al mundo, ser proveedores y también para hacer una transición energética -repasó- pero esto requiere capital y reglas previsibles, un horizonte y que se sepa que la visión es de largo plazo. Necesitamos reglas claras", exigió el ejecutivo, resaltando la "ventana" de unos 20 o 30 años que el país tiene para aprovechar su GNL.

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