Con beneficios para pymes, se suma un esperado recorte de la presión tributaria

Descomprimir la gigantesca presión tributaria que aplica la Argentina a particulares y empresas llevará tiempo. En un escenario de déficit fiscal que continuará alto, la decisión más difícil la tiene que asumir el Estado (tanto nacional como provincial), ya que es el que tiene que aceptar que la enorme cantidad de recursos que recibe debe disminuir, en paralelo con el gasto, para crear un beneficio directo a los privados.
Esta semana el Gobierno conseguirá poner en marcha una ley que trasladará importantes beneficios impositivos a las pequeñas y medianas empresas, entre los que se encuentran el diferimiento del IVA por 90 días, el cómputo del 100% del impuesto al cheque a cuenta de Ganancias y la posibilidad de desgravar las inversiones.
La norma en cuestión fue impulsada por el oficialismo pero logró el consenso de otros sectores de la oposición. En Diputados, por ejemplo, fue aprobada con casi 200 votos. Su sanción recibió elogios de todos los frentes empresarios. El Ejecutivo, sin embargo, demoró tres largos meses en completar su reglamentación. Una mayor celeridad tal vez hubiese moderado los efectos de la recesión entre las pymes industriales. Ahora solo cabe esperar que favorezca una recuperación más rápida.
De acuerdo a una estimación de Muñoz & Asociados, al tercer trimestre del año la presión impositiva (recaudación tributaria nacional en relación al PBI) pasó de 26,3% en diciembre, a 24,8% en el acumulado de doce meses medido en septiembre, básicamente por la eliminación de retenciones y los cambios en Ganancias. Por algo se empieza. La tendencia por lo menos ya es a la baja.

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