La nueva generación de arquitectos

Quiénes son los socios jóvenes de grandes estudios que ya cuentan con varios años de experiencia y trabajos internacionales. Cómo piensan la profesión a futuro y en qué áreas están focalizados.

Eugenia Jasson Hardie es una las más jovenes del estudio Bodas Miani Anger. A los 16 supo que quería estudiar arquitectura en la UBA y desde entonces no la paró nadie. Su llegada a BMA se dio mientras cursaba su última materia. Hoy, con 26 años, integra el equipo de Martín Bodas en el área de proyecto y cuenta que lo que más le gusta de su trabajo es que los proyectos cambian de tipología y de escala. "Me divierte la variedad", dice. Su primer trabajo fue la ampliación de un Museo en Colombia de 3000 metros cuadrados, y uno de los aprendizajes en esa experiencia fue el trabajo con el sketchup, el programa de modelado que sigue siendo un aliado para trabajar en volumen 3D.

Habituada a trabajar en emprendimientos para diferentes países, señala que lo primero que hay que tener en cuenta es la relación con el entorno y, por supuesto, saber escuchar a los clientes y sus necesidades.
Consciente de los tiempos que corren, dice que el principal desafío que enfrenta la arquitectura es el enorme crecimiento de la población y cómo abastecer la necesidad de vivienda para todos y al mismo tiempo cuidar los recursos.

Para ella, las claves de la sustentabilidad están en el uso de materiales reciclables y en una vuelta a los principios básicos de la buena arquitectura: las ventilaciones, que los proyectos estén bien orientados al sol y la recolección de agua de lluvia, entre otros. "Aplicado a Buenos Aires, creo que con nuestros recursos podemos llegar a lograr algo bueno, vernáculo", resume. Al referirse a las tendencias, plantea que los edificios híbridos, con la mayor cantidad de usos, pisan fuerte. También señala que cada vez se trabaja más con grandes terrazas y balcones.

Inspirada por arquitectos como Steven Holl y Peter Zumthor, le interesa explorar la arquitectura desde lo sensorial. Buenos Aires es su ciudad favorita, y ama descubrir joyas arquitectónicas en cada uno de sus barrios, además de los grandes íconos como el Kavanagh, el ex Banco de Londres de Clorindo Testa o el Teatro Colón. Un tema en el que le gustaría trabajar es la inclusión y la vivienda social. "Creo que es un tema pendiente y me gustaría aportar mi granito de arena", dice.

Hay equipo

El estudio Mario Roberto Álvarez se convirtió en la mejor escuela para Mario "Bimbo" Álvarez, Hernán Bernabo y Fernando Sabatini, los tres socios que hoy lo conforman. Cada uno un hizo su camino para llegar a la profesión: Mario Álvarez respiró arquitectura desde su nacimiento y pasó la infancia jugando en las obras mientras su padre las recorría; Hernán Bernabo recorrió el camino y la vocación desde su formación técnica en el secundario y para él la universidad y el ingreso al estudio fueron una continuidad; y Fernando Sabatini, nacido en Parque Leloir, encontró su pasión por la arquitectura a través de sus paseos al centro de Buenos Aires. Entre ellos hoy se genera la alquimia necesaria para complementarse y llevar adelante el estudio fundado por uno de los arquitectos más reconocidos del país.
 

Sabatini cuenta que los conceptos que guían sus proyectos surgen de lo analítico: "La arquitectura está llena de teorías, pero somos profesionales empíricos y nunca creímos demasiado en los "ismos", modas o teorías. Lo dogmático a ultranza puede forzar proyectos en pos de generar algo meramente formal o estético. Sentirse liberado genera mas desafíos y creatividad que los mandatos de las publicaciones de vanguardia". En estos días, el estudio está finalizando Madero Riverside en el predio vecino a Madero Office, otro trabajo del estudio, y el primer edificio de oficinas certificado Leed en el país.

La nueva generación de MRA+A cuenta que lo que más los apasiona de la arquitectura es la posibilidad de modificar y mejorar la realidad a partir de la arquitectura y el urbanismo. "Me emociona y divierte ver los edificios funcionando, la gente en ellos, entrando, saliendo, viviéndolos, y pensar que somos un poco artífices de sus destinos", dice Sabatini y plantea que la mayor satisfacción llega cuando los usuarios están contentos con el resultado.

Aires de renovación

El arquitecto Rodrigo Grassi llegó a Aisenson hace diez años a través de ASN Noise, una especie de "lado B" del estudio, creado para dedicarse a la investigación y el desarrollo de nuevas ideas. "Se generó una sinergia muy interesante entre este espacio de creación y el taller tradicional del estudio: ASN noise aportó un enfoque experimental, y tomó la rigurosidad en el diseño, la perfección de las plantas y la documentación que caracterizan al estudio", cuenta Grassi.

El equilibrio entre creatividad y tradición tuvo buenos resultados. Desde su nacimiento, ASN Noise dejó su huella en 60 concursos nacionales, provinciales e internacionales: fueron galardonados 30 veces (en el concurso del Banco Ciudad, por ejemplo, salieron segundos detrás del estudio de Norman Forster) y obtuvieron 15 primeros premios. Desde su primeros tiempos Grassi fue creciendo dentro del estudio y sin abandonar "el lado B", junto a Pablo Pschepiurca y María Hojman, comenzó a participar como aquitecto asociado en otros proyectos de Aisenson.

Para Grassi, la buena arquitectura se define por combinar vocación de innovar con racionalidad y rigurosidad. "Me gusta que las obras reflejen un pensamiento pertinente, criterioso, y que sean creativas. Le doy mucho valor a aquello que no expresan tan elocuentemente. Lo que uno tiene que descubrir es lo que más me atrapa", afirma, y celebra la variedad de proyectos y escalas en las que trabaja el estudio, al cual define como muy vivo en su dinámica.

Confiesa algunos secretos para pensar la arquitectura: "Siempre es muy importante entender el ámbito en el que operamos. No se trata de hacer una arquitectura autoreferencial y estridente. Hoy trabajamos en un concepto que denominamos "desfragmentación" del paisaje de las ciudades. La Argentina, por ejemplo, tiene una gran tradición arquitectónica y quizás en los últimos tiempos se está mirando mucho hacia afuera, y acá no siempre se pueden implementar esas metodologías". En este sentido, concluye que una de las búsquedas más interesantes es la vocación reparadora del tejido y los elementos urbanos.
 

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