IGUALDAD

Estas mujeres empresarias superaron la peor crisis de su historia: cómo lo lograron

Casi el 80% de los pequeños y medianos negocios afectados por la crisis del coronavirus en el país son dirigidos por mujeres. Las protagonistas cuentan cómo superaron sus diversos problemas

A un año del inicio de la pandemia de coronavirus que desestabilizó al mundo entero, la conclusión es que una vez más, las pymes fueron las más golpeadas por tener menos espalda financiera y margen de maniobra que las grandes empresas. Durante 2020, cerraron en todo el país 90.700 locales y 41.200 pymes, lo que generó que unos 185.300 trabajadores quedaran afectados, según una encuesta realizada por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y publicada en diciembre de 2020.

Sin embargo, hay otro dato que multiplica la desventaja. Casi el 80% de los negocios afectados por la crisis del coronavirus en la Argentina son dirigidos por mujeres, según datos que se desprenden del informe del Índice Mastercard de Mujeres Emprendedoras 2020 (MIWE, por sus siglas en inglés). Esta estadística marca la excesiva representación que tienen entre los sectores más afectados por la recesión económica, la pronunciada brecha de género que existe en el ámbito digital en un mundo cada vez más virtual, y las crecientes presiones de las responsabilidades en el cuidado de los hijos.

"A muchas mujeres las arrasó, otras se reinventaron", explica Adriana Rodríguez, que preside la Mesa Nacional de Mujeres Pyme, lanzó su programa radial 'Soberanía, mujer y pyme' y es la fundadora de la editorial multimedia Almaluz. En muchos casos depende de la industria y en otros del hecho de que como las mujeres no emprenden desde hace tanto tiempo, sus negocios eran pequeños para sostenerse. "Las sobrevivientes somos aquellas que decidimos no bajar los brazos", expresa y sostiene que "las mujeres nos reunimos mucho para hablar por Zoom. Hubo una reinvención laboral de muchas mujeres en todo el país y nosotros desde la Mesa Nacional, fomentamos que crezcan ayudando a resolver lo que podíamos."

La paralización de algunas actividades, la baja abrupta del consumo, las cargas impositivas y los bancos fueron algunas de las trabas que sufrieron las pymes en general, pero que afectó a las empresas lideradas por mujeres en particular. "La mediana empresa se encontró con una demanda mayor de recursos para sostener al personal sin tenerlos presencialmente, lo que provocó un desequilibrio. El impacto fue muy grande. Excepto en el rubro alimenticio o farmacias, el resto se vio muy afectado. Las pymes queremos que exista una política pública que nos resguarde, no hay un recurso legal de política pública para que preserve al emprendedor argentino", explica.

En cuanto a las ayudas del gobierno a las pymes, Rodríguez marca que no les llegó a todos. "En algunos lugares tuvieron ayuda y otras no, a veces por desconocimiento de medios tecnológicos. Hubo gente mucha gente que perdió mucho. La empresa que fue rápida lo obtuvo, la que se durmió, no. El secreto estuvo en no bajar los brazos, moverse y reinventarse."

Trabajar en cuarentena

"Al principio entramos en pánico, incertidumbre, no sabíamos qué hacer", recuerda Gabriela Benac, al frente de la compañía láctea Luz Azul. En su caso, al ser una pyme alimenticia y considerada esencial, el trabajo nunca frenó aunque sí tuvo trabas. "Capacitamos al personal para sacar y renovar los permisos, tuve que poner una persona exclusivamente en Buenos Aires que se ocupe de hacer los trámites, llenar planillas, porque cada provincia pedía algo distinto. Recorrer el país fue difícil, muchas horas de quedar tiradas en la ruta con mi hija porque los policías no nos dejaban pasar", dice acerca de como fue trabajar en cuarentena.

"Me sentí una delincuente por generar trabajo, generamos más de 150 puestos de trabajo y parecía que queríamos que la gente se contagie. Con muchísimo respeto y cuidado, pero sabiendo que éramos esenciales, éramos responsables de que no faltara alimentos todo el país", explica Benac, que recorrió la geografía nacional de punta a punta en plena pandemia.

"A nivel producción y ventas, el 2020 fue un buen año para Luz Azul. El consumo y ventas fueron muy buenas porque la gente dejó de ir a restaurantes y viajar y se dedicó a comer y cocinar en la casa. Dulce de leche, manteca, harina, son productos que la ansiedad y el encierro hicieron que se empiecen a comer mucho más", plantea. Y algo que también vio crecer Luz Azul fueron sus franquicias. "Hay mucha gente que tuvo dejar sus negocios en eventos o marroquinería y se reconvirtieron en negocios de alimentos donde no necesitás conocimientos. Si tenías algunos dólares guardados podías abrir una franquicia", cuenta.

De cara a un 2021 incierto, Benac ve nuevas dificultades en el horizonte. "Creemos que el mundo va demandar lácteos y va a haber una falta de leche que hará que suban los precios. El aumento de la materia prima, el precio de las exportaciones, ahí vemos un problema. Va a ser un año muy complicado a nivel consumo con la desvalorización del sueldo y una gran problemática de no poder trasladar los costos al producto", reflexiona.

Empezar de nuevo

"Fueron terribles los primeros días: de un momento a otro pasamos de tener 6 locales con ingresos diarios constantes y una colección de invierno que recién arrancaba, a tener que frenar todo", relata Andrea Alsina, creadora de la marca de ropa para niños Anchus. "Se paralizó todo un mes. Para mi marido y para mí fue poner la mente en blanco. ¿Qué hacemos sin poder salir, con tres hijos en jardín, primaria y secundaria? No teníamos ni tres computadoras. Entonces empezó la organización por casa. Les dimos a la tranquilidad de pagar a fin de mes a empleados y proveedores, aunque no sabíamos por cuanto tiempo lo íbamos a poder a hacer", recuerda Alsina sobre las primeras semanas de una cuarentena que recién empezaba.

"Nos cayó un tsunami. Primero hice un duelo, pero mientras organizábamos la casa me llamaron para pedirme si podía fabricar barbijos y ahí me empecé a mover. Ahí contactamos a los empleados y armamos una dinámica con los empleados que tenían máquina en su casa y a los otros les hacíamos llegar las máquinas a la casa desde la fábrica. Eran centavos lo que nos pagaban pero nos ayudó a reactivar y ahí empecé a replanificar con ingresos cero", explica.

La fábrica estuvo parada físicamente pero el trabajo continuaba desde las casas. La parte comercial empezó a trabajar en la venta online. "Cuando se empezó a normalizar todo alrededor de junio, volvimos a la fábrica. A los empleados los llevábamos y los traíamos remises. En casa nos dividimos tareas: antes de la pandemia yo manejaba el tema del colegio y en la pandemia pasaron reportar al papá. Yo empecé a ir todos los días a la empresa porque sé de la confección y con mi mirada podía entender las situaciones de mis empleados. Creo que como mujer una tiene más esa mirada empática", describe Alsina.

"El 90% de mis empleados son mujeres, la mujer se adapta a todo. Yo intenté ponerme en los zapatos de cada uno, para todos fue una inestabilidad emocional terrible, cambió el ambiente de trabajo y lo más importante era sacar las cosas adelante. Ahí los roles se corren a un lado y ya no éramos dueña y empleados sino un grupo de gente que trabajaba haciendo lo que había que hacer. La cuarentena nos duró dos meses porque todos se reformularon, pudimos seguir gracias a un movimiento rápido nuestro y las buena predisposición de los empleados", relata la empresaria. Y el esfuerzo dio sus frutos: atravesó la pandemia sin la necesidad de despedir a ninguno de sus 45 empleados.

Para Alsina la clave fue no bloquearse y son esos aprendizajes los que aplica en 2021. "Estar alerta si hay que cambiar el rumbo, tomar decisiones a corto plazo, y tener más de un escenario planificados, son las claves de una pyme en este contexto. Nos dimos cuenta que con el personal que tenemos podemos hacer lo que hacemos y seguir creciendo y es un país muy complicado. Hoy estamos con la misma producción entregada de invierno como hace un año atrás, en verano perdimos un poco, pero estamos impresionados con la recuperación. Con otros colegas de otras pymes llegamos a la misma conclusión: que quienes pasamos de ser dueños a uno más, fueron las empresas que salieron adelante", concluye. 

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