¿Y si mejoramos la educación?
En diciembre del año pasado la sociedad argentina fue informada acerca del grave retroceso en la calidad educativa, cuando se hicieron públicos los resultados correspondientes a la última Prueba Pisa que abarco a 65 naciones, entre ellas países latinoamericanos como Chile, Uruguay, México, Colombia, Brasil y Perú. Los resultados son altamente preocupantes, ya que: 1) Comparando las pruebas del 2000 y el 2009 somos el segundo país con mayor retroceso en el mundo, si bien hay un ligero repunte entre el 2006 y el 2009. En la prueba de Lenguaje ocupamos el lugar 58, por detrás de todas las naciones latinoamericanas con excepción del Perú, pero que fue el país junto con Chile, que más progreso en el mundo. 2) El puntaje de nuestros adolescentes de 15 años de edad esta más de un 20 por ciento por debajo no de los mejores países, sino del promedio de todas las naciones .3) El promedio de nuestros puntajes es muy bajo pero existe una gran variabilidad entre las escuelas, lo cual indica que además tenemos una enorme desigualdad por razones socio-económicas, que atención es la mayor de toda la América Latina, región no caracterizada justamente por su equidad distributiva. Una de las razones del deterioro educativo es que los alumnos (principalmente en las escuelas estatales) tienen muy pocas horas efectivas de clase, ya sea porque nunca se cumplió el calendario mínimo de 180 días o porque tampoco se avanzó en la ampliación de la jornada escolar (como dispone la ley). Todo esto ha causado un éxodo de la escuela estatal primaria, que se evidencia a partir del 2003, cuando se inicia un nuevo proceso de pase a escuelas privadas, ya que en el 2009 se matriculan en las escuelas primarias estatales 248.400 alumnos menos que en el 2002. Esta declinación cuantitativa se suma así a la preexistente disminución en la calidad educativa. Esto significa que mientras en el 2002 apenas uno de cada cinco alumnos de nivel primario asistía a escuelas privadas en el 2009 esta proporción trepa a uno cada cuatro. Esto ocurrió no solo porque la matricula total en las escuelas privadas aumento fuertemente entre el 2003 y el 2009 (casi 18 por ciento), sino porque- como hemos dicho -por vez primera en nuestra historia se reducía la cantidad de alumnos en escuelas primarias estatales .En esta inédita declinación de la matricula estatal es importante el comportamiento de las familias al inicio del primer grado. Ingresan a primer grado en la escuela estatal en el año 2009 casi 80.000 alumnos menos que en el año 2002, mientras que las escuelas privadas incrementan su matrícula inicial en más de 35.000 niños Son muchas las familias pobres que están realmente preocupadas por el futuro de sus hijos y entonces afrontan los costos de escuelas privadas de bajo arancel .Existen evidencias puntuales que durante el año 2010 habría tenido lugar un repunte en la matricula estatal, motivada por el nuevo régimen de Asignación Universal por hijo implantado afines del 2009. Debemos ahora esperar las cifras del Anuario Estadístico del 2010 del Ministerio de Educación para tener una cuantificación precisa de este repunte. Si realmente queremos la igualdad de oportunidades es imperioso fortalecer la escuela estatal, para ello es esencial asegurar efectivamente un calendario escolar de 190 días de clase (como muchos países de América Latina) y asegurar la jornada extendida, como marca la ley a por lo menos el 30 por ciento de los alumnos. Esto significa multiplicar sin demoras, comenzando por los alumnos mas pobres, cinco veces la cantidad de alumnos hoy beneficiados (pasando de 200.000 a un millón). Claro que esto cuesta plata y mucha, pero esta meta deseable no es ni imposible ni está fuera de nuestras posibilidades presupuestarias inmediatas, pero alcanzarla exigiría transformar el actual relato igualitario en decisiones concretas y efectivas de la política fiscal. Existen dos fuentes promisorias para este nuevo financiamiento educativo, que estaría efectivamente orientado a una auténtica igualdad de oportunidades entre niños que asisten a escuelas privadas y estatales. La primera es dejar gradualmente de subsidiar los consumos de los grupos de ingresos medios y altos, aquí hay mucha tela para cortar teniendo en cuenta que este año estos subsidios fiscales cruzaran la barrera de los 50.000 millones de pesos. La otra importante fuente de recursos es cambiar de métodos y procedimientos para contratar grandes obras públicas y decidir arbitrariamente grandes compras a proveedores externos; seguramente podríamos rápidamente financiar la escuela con jornada extendida a centenares de miles de niños pobres si paramos los sobreprecios y las decisiones arbitrarias e ilegales en la elección de costosas obras y contratistas privados simplemente por su cercanía a quienes detentan el poder de decisión (esto se llama capitalismo de amigos). En esta lista se destacan por sus significativas erogaciones grandes y muy costosas obras hidroeléctricas (Chihuido, Barrancosa y Condor Cliff), centrales eléctricas a carbón (Río Turbio), a lo cual hay que sumar las insensatas, innecesarias y perjudiciales compras directas a PDVSA de fueloil contaminante. Qué tal si ahora cambiamos la brújula y nos dedicamos como sociedad a mejorar en serio la escuela, la plata esta y aun estamos a tiempo.
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