

En una nota publicada el 26 de junio en el diario El Cronista, el Lic. Juan Llach, reincide en su intención de sembrar dudas sobre la información publicada por el INDEC respecto del crecimiento de la Economía Argentina en el primer trimestre de este año.
No es la primera vez que el ex Viceministro de Economía durante la gestión del ahora candidato a diputado D. Cavallo y Ministro de Educación del Gobierno de De la Rúa, intenta poner en duda estadísticas oficiales que por sus resultados no benefician a un Gobierno sino a la totalidad del pueblo argentino, y que además son científicamente irrefutables. En este caso la cuestión se agrava si tenemos en cuenta que Llach nos induce (a los funcionarios) a tergiversar datos por cuestiones que nada tienen que ver con la calidad con que las estadísticas públicas deben ser elaboradas.
Luego de leer atentamente su nota, no podemos más que preguntarnos si el cúmulo de inconsistencias y errores que en la misma desliza es producto de su ignorancia o exclusivamente de su mala fe. No debemos olvidar que la metodología de cálculo del PIB, que aún se utiliza, se definió en la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales que el mismo puso en la órbita directa de su Secretaría en los 90, para controlar sus resultados.
A continuación señalaremos uno a uno los aspectos que nos llevan a realizar tal pregunta.
En primer término Llach habla de sorpresa por el crecimiento del PIB en el primer trimestre de este año. Pareciera no haber tomado contacto con la información difundida entre los meses de marzo y mayo pasados, que ya anticipaban un desempeño creciente de la Economía.
En su nota sostiene que el Consumo Privado se estima como residuo de otras variables, y que el crecimiento (supuestamente falaz) de esta variable es determinante del crecimiento del 3% del PIB.
Respecto a esta afirmación debemos señalar que:
n En primer término, el PIB se estima en la Argentina por el Método de la Producción y por lo tanto su crecimiento es independiente del desempeño de variables relacionadas con la demanda.
n En segundo término, el Consumo Privado se estima por el Método de la Corriente de Bienes y no como residuo tal cual afirma ligeramente.
n Por último, si hubiera leído con atención la información suministrada por el INDEC en su Informe sobre el Nivel de Actividad, hubiese observado que en el mismo se incluye efectivamente como muestra de la transparencia de estas estimaciones, una variable denominada Discrepancia Estadística, la cual se obtiene como residuo entre la oferta y la demanda global.
n Seguidamente, el autor de la nota pretende cuestionar el crecimiento del Valor Agregado del sector Intermediación Financiera. Al respecto sólo queremos señalar que basta con tomarse el trabajo de analizar el comportamiento del sector a partir de datos duros (a los que es tan afecto) como la información que las propias entidades financieras suministran mensualmente al Banco Central de la República Argentina, o las pólizas emitidas y siniestros informados por las compañías aseguradoras a la Superintendencia de Seguros de la Nación, para constatar la precisión del dato estimado por el INDEC.
Por último, Llach vuelve a incurrir en el error de explicar el crecimiento del PIB a partir del desenvolvimiento de una variable de demanda, en este caso intentando cuestionar el crecimiento estimado del Consumo Público. Lo hace a partir de comparar su crecimiento con los datos correspondientes al Gasto Corriente de la Administración Nacional, omitiendo curiosamente que existen gobiernos locales que influyen también en la estimación de este agregado. Por ejemplo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informó al sistema previsional un incremento interanual del 5,6% de su planta de personal en el primer trimestre de 2013, lo cual determina un piso de crecimiento para esta jurisdicción (es de esperar que estos nuevos trabajadores hayan producido nuevos servicios por un valor mayor a sólo sus salarios), aumentando el Consumo Público por encima de ese nivel.
Las insinuaciones vertidas en la nota de mentas significan un insulto para los más de 40 profesionales, que con una antigüedad promedio de 15 años, trabajan en Dirección Nacional de Cuentas Nacionales del INDEC.
Quienes trabajamos en el Organismo desde hace muchos años conocemos los manejos oscuros que cometía Llach en los 90. Recordamos los constantes cambios de jefes en las distintas áreas, sobre todo cuando se oponían a avalar indescifrables adaptaciones metodológicas. Conocemos esa historia que lejos estaba de sumar credibilidad al INDEC.
Los trabajadores del INDEC, junto a la totalidad del pueblo argentino, también fuimos víctimas de las políticas económicas desarrolladas en aquellos años nefastos del neoliberalismo. Desde el mismo nivel de ignorancia y mala fe que demuestran ahora en sus análisis, gobernaron el país en aquellos años, terminando en la crisis del 2001, que los argentinos no queremos volver a repetir.










