Los u$s 600 millones que Bridas pagó por los activos de Esso que en realidad son u$s 500 en dinero y u$s 100 en compromisos de deuda, no sólo le sirven para completar la cadena de exploración, producción y venta de combustibles en la Argentina, Uruguay y Paraguay, sino para competir más de cerca con YPF, la otra empresa que también logra disponer del ciclo del petróleo en el país, y que concentra la mayoría del refino y venta de naftas.

La pregunta del mercado es cómo hicieron los hermanos Bulgheroni y la china CNOCC para comprar una empresa con activos válidos y una marca arraigada en el país, gracias a sus 100 años de historia en la Argentina, por la mitad de lo que pretendía la petrolera de origen estadounidense.

La respuesta tiene varias aristas. En primer lugar porque para Esso refinar y vender nafta en la región parece que dejó de ser negocio: antes de desprenderse de los activos en la Argentina, Uruguay y Paraguay, lo hizo en Brasil. En segundo lugar, porque el modelo del negocio petrolero extranjerizado de la Argentina de los 90 cambió por otro dónde la participación de los empresarios locales es visto con buenos ojos por el Gobierno. Eskenazi, Cristóbal López y los Bulgheroni, son los ejemplos.