Las favelas, el hospedaje estrella para hinchas aventureros en el Mundial de Brasil

Para Dembore Silva, la Copa Mundial de este año en Brasil significa una nueva motocicleta.
El joven de 26 años ya tiene alquilado su monoambiente, en el barrio pobre más grande de Brasil, para que sea ocupado por turistas durante el mes que durará de la Copa Mundial de Fútbol, que finaliza el 13 de julio. Según refleja la agencia Bloomberg, espera recolectar 4.000 reales (u$s1.719) de los clientes que estén dispuestos a probar la vida en Río de Janeiro, donde las fuerzas federales se están uniendo a la policía para combatir los ataques de las bandas de narcotraficantes.
Hace seis años Rio comenzó la construcción de puestos de avanzada de la policía en un esfuerzo por establecer la ley y el orden, y convertir a los barrios pobres controlados por pandillas en vecindarios con agua corriente y electricidad.
Para 2012, los homicidios en la ciudad, que por entonces sumaban cerca de seis millones, cayeron a 1.206, el más bajo en más de dos décadas, en comparación con los 414 que se registraban en Nueva York.
En marzo, el ejército acordó ayudar a la policía en las favelas después de que al menos cinco oficiales fueron asesinados este año y puestos de avanzada fueron incendiados por el crimen organizado.
Voy a estar fuera de mi departamento durante la Copa del Mundo, pero mi bolsillo va a ser más feliz, dijo Silva, quien se gana la vida guiando a los turistas por los alrededores de los barrios pobres de Río, conocidos como favelas.
El planea usar el dinero para comprar una moto que, para complementar sus ingresos de 1.500 reales al mes, le permita transportar a la gente hasta la Rocinha, un barrio situado en la ladera de una montaña, con vista a algunas de las playas de Río, donde viven 70.000 habitantes. Yo podría hacer un extra de 1.000 reales si tuviera una moto, calcula.
Aproximadamente la mitad de los 600.000 visitantes extranjeros que Brasil espera para la Copa Mundial visitará Río, según la agencia de turismo de ese país.
Ellos competirán por 55.400 plazas hoteleras, dijo la agencia, donde gran parte de la demanda restante será satisfecha por personas que alquilan viviendas.
La falta de transporte formal, restaurantes y tiendas mantendrá a la mayoría de los visitantes fuera de las favelas, dijo Marcelo Haddad, director de la agencia de promoción de inversiones, Rio Negocios.
No me puedo imaginar una audiencia promedio de la Copa Mundial visitando la Rocinha, no tiene nada que ofrecer, dijo Haddad; no es algo predominante en absoluto, remarcó.
Las favelas de Río son el hogar de 1,4 millones de personas, el 22% de la población de la ciudad, según el censo de 2010. Silva se mudará con su novia, que vive cerca. El no es el único residente de la favela que intenta sacar provecho de la Copa del Mundo y de las medidas del gobierno de la ciudad para pacificar las comunidades de las laderas, que hasta la llegada de las unidades de policía estaban controladas por bandas de narcotraficantes fuertemente armados.
La policía ocupó la Rocinha en septiembre de 2012.
Una residencia de tres dormitorios en Leblon, el barrio más exclusivo de Río de Janeiro, vale un promedio de 3.500 reales por día durante el Mundial, de acuerdo al consejo regional de corretaje de bienes raíces de Río, llamado Creci.
En casa de Silva, los huéspedes tendrán que lidiar con varias escaleras empinadas antes de llegar al callejón estrecho que es el hogar de su edificio de tres pisos, donde tiene el apartamento de arriba.
En el interior, el mobiliario es básico, con una cama doble en la pieza central de una habitación de paredes color rojo y verde.
Silva está más orgulloso de la terraza que ofrece vistas al mar y una zona llamada Ropa Sucia, un barrio de Rocinha que sigue siendo un famoso bastión de las pandillas.
Incluso con la policía en patrulla, el sonido de los disparos todavía crepita en ocasiones a través de la red de las pequeñas, estrechas y empinadas calles que conforman los barrios.
Este hombre, que tiene las palabras Perdóneme por mis pecados tatuado en su cuello, dice que la Rocinha es más segura para los turistas que las costosas Ipanema y Leblon, donde la mayoría de los principales hoteles de la ciudad están ubicados.

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