Energía: una fuente para el futuro

América latina se ha convertido en un ejemplo a la hora de impulsar y fortalecer las energías limpias. En la región, el rubro más desarrollado es la energía eólica que, en 2016, atrajo u$s 15.500 millones en inversión, según datos aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, la incógnita que se debatirá en el WEF Latam 2017 será cómo el nuevo equilibrio entre hidrocarburos y renovables puede no solo contribuir al desarrollo regional sino, también, a su integración en materia medioambiental.

"El sólido argumento de negocio de las renovables, combinado con el imperativo de descarbonizar el sector energético, brinda una poderosa justificación para que los países latinoamericanos desarrollen más las energías renovables, incluyendo la solar y la eólica", remarca al respecto el director General de IRENA, la Agencia Internacional de Energías Renovables, en base al último análisis del Mercado de Energías Renovables de América latina.

Por otro lado, el avance de las tecnologías y las técnicas aumentaron la eficiencia y redujeron los costos que promovió, así, la competitividad de la red de energía renovable. Según el índice de países atractivos para energía renovable que elaboró la empresa de servicios profesionales EY, Chile, Brasil y México, seguidos muy cerca por la Argentina, son los países con mayor rendimiento en esta materia.

Por otro lado, también se encuentra el caso de Costa Rica, que funcionó puramente con energía renovable durante varios meses seguidos el año pasado. Otro es el caso de Uruguay, que, en 2016, generó, a partir de renovables, el 92,8% de su electricidad.

Dentro de los recursos hidrocarburíferos, los no convencionales representan una gran fracción en varios de los países de América latina y el Caribe. El desarrollo sostenible de estos recursos no solo permite garantizar una fuente adicional de energía sino también diversificar el portafolio de la matriz energética. Por otro lado, ventajas como proporcionar beneficios económicos adicionales o ampliar la diversidad de los suministros de hidrocarburos son fuertes motores para desarrollarla y lograr, a su vez, reducir los costes de importación e incrementar los beneficios económicos indirectos, como el empleo y el desarrollo de una industria de suministro.

El desarrollo del shale gas o gas no convencional es un eslabón importante para obtener beneficios adicionales que permite dirigirse a una economía mundial baja en carbono y que ofrece una nueva oportunidad a escala para varios de los países de América latina y el Caribe que poseen una mayor diversificación de sus fuentes de suministro de gas natural. Yendo a los números dentro de la región, según la Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA, siglas en inglés), la Argentina encabeza la lista de los recursos técnicamente recuperables de gas de shale con un total estimado de 802 trillones de pies cúbicos (tcf, siglas en inglés), seguido por México con 545 tcf y un poco más lejos Brasil con 245 tcf. A nivel mundial, los primeros dos se encuentran en segundo y sexto lugar, respectivamente.

La generación de energía a partir de la fuerza del movimiento del agua también se hace partícipe en América latina. Hoy, la región posee el 20% de la capacidad hidroeléctrica instalada en el mundo siendo Brasil el segundo mayor productor hidroeléctrico del mundo, por detrás de China. Descubrir el potencial hidroeléctrico será uno de los desafíos y retos que enfrente América latina para el acceso seguro a energía y para incentivar el crecimiento económico.

 

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