Cuando el arte se volvió basura y juego

Luis Wells, referente del Informalismo, expone en Galería Maman obras realizadas entre 1958 y 1966. El movimiento utilizaba desechos para explorar nuevas formas de expresar.

Apenas la parte de una percha se distingue entre las maderas de todos los tipos y tamaños que componen el collage Homenaje a Simak (1961). No fueron trabajadas especialmente, si no que están ahí con sus restos de pinturas, sus ralladuras y desgastes. Luis Wells, referente del Informalismo argentino, expone en Galería Maman un conjunto de obras realizadas entre 1958 y 1966 donde se puede ver la evolución del artista en un periodo muy corto de tiempo, desde sus tempranas monocopias hechas en la escuela de arte, pasando por el estallido informalista, hasta sus objetos-juguetes.

A fines de la década del 50 se habían puesto de moda en la Argentina los cuadros realizados con pedazos de objetos que estaban a mitad de camino entre el descarte y la basura. Para los artistas se trataba de una nueva forma de expresarse, con materiales atípicos (a veces rescatados de la quema), con un pie en lo efímero y otro en la realidad social en línea con las tendencias post figurativas. Un joven Wells formó parte de ese grupo de artistas –integrado, entre otros, por Kenneth Kemble y Alberto Greco- cuyas exposiciones conjuntas obtuvieron notoriedad inmediata poniendo en boga el movimiento.

“El informalismo fue un viento que arrasó con todo al punto tal que todo el mundo era informalista , recuerda Wells durante una recorrida con la prensa por la muestra.

Para el curador, el consagrado Rodrigo Alonso, sus obras son más vitales y extrovertidas que las de sus colegas informalistas, más oscuras y existencialistas, debido a su juventud. En sus trabajos no solo hay maderas viejas y quemadas, sino que la pintura sigue presente por momentos para cortar la tensión dada por la rigidez y el origen precario del material.

Oráculo (1961), con su gran cuadrado azul pintado en el centro, remite a los trabajos que el estadounidense Mark Rothcko había hecho una década antes. En Homenaje a Kenneth, del mismo año, la cuota de color es un fragmento rojo que, aunque pequeño, está estratégicamente situado.

De izq. a der. Daniel Maman, director de la galería; Luis Wells; Patricia Pacino, directora y Rodrigo Alonso, curador de la muestra. 

En Maman se exhibe también Collage de latas (1959), un cuadro que llama la atención en la segunda exposición informalista por su sutil ironía: para desprenderse del arte pictórico utiliza latas de pintura, pero también de la vida de cotidiana, como latas vacías de polvo de hornear o tabaco.

Wells recorre el camino también de la experimentación con volumen. Son obras donde juega con las curvas de los cilindros y el contraste de lo cóncavo y convexo. En varias la pintura recicla y embellece los desechos. No faltará mucho tiempo para que el artista empiece a sentirse preso del formato cuadro.

El grupo informalista tendrá su última exposición en 1961 en la Galería Lirola. Se llamó Arte destructivo y llevó al extremo la ruptura con las convenciones al presentar lo objetos tomados de la basura como obras de arte en sí. Wells siguió su camino experimentando con la tridimensionalidad. Entre 1964 y 1965 crea sus primeros objetos artísticos. Con un pie aún en el informalismo, los Toys –así los llamó- del inicio serán de madera que luego reemplazará por el cartón. Retoma el color con el uso de lacas que dotan de brillo a las piezas. Los toys, prolijamente pintados, tienen formas asimétricas y se pueden encastrar. Wells tiene para este entonces apenas 25 años y se instala en Londres sin saber que fue parte de un grupo que marcó una época en el arte argentino.

Luis Wells. ‘58-’65 De la destrucción al juego puede verse en galería Maman, Avenida del Libertador 2475. El catálogo de la muestra se puede descargar gratuitamente en www.mamanfineart.com.ar.
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