El fin del escritorio y otras tendencias

En un mundo más conectado, las oficinas se transformarían en espacios de encuentro, en donde los escritorios individuales perderían protagonismo, según consultoras y tecnológicas. Sin necesidad de cumplir horario en un espacio físico, también cambiarían las formas de evaluar y medir la productividad. Las tendencias se debatirán en un congreso sobre el tema.

Una innumerable cantidad de acciones y tareas vinculadas al trabajo están en vías de extinción: cumplir un horario, fichar al entrar y salir de la oficina, sentarse en el mismo escritorio todos los días, prender una computadora con CPU y encerrarse en la sala de reuniones para atender una llamada, entre muchas otras. Según firmas de consultoría, de facility management y tecnológicas, muchas de esas acciones ya están comenzando a desaparecer y tienen los días contados, producto de dos fenómenos: el avance de las telecomunicaciones y de las nuevas generaciones.
Hemos pasado de ser empleados atados a escritorios a ser trabajados móviles. El concepto en sí del trabajo, que consistía en reunir en un mismo techo a un grupo de personas durante un periodo de tiempo, está llegando a su fin: ya nadie necesita estar en la oficina para trabajar, advierte Víctor Feingold, director Regional de Contract, una compañía de facility management, que se dedica, justamente, a construirlas. En cambio, dice, el futuro tornará difusos los límites entre los espacios virtuales y los físicos y entre el tiempo laboral y familiar. Fichar no será necesario, cuando la noción de cumplir con el trabajo se base en la productividad y en metas concretas más que en cumplir un horario frente al escritorio.
El negocio para Feingold, sin embargo, está lejos de acabarse: Las oficinas, cada vez más, dan menos protagonismo a los escritorios personales, porque los empleados harán en otro lugar ese trabajo personal y, en cambio, irán a la oficina para reunirse o sociabilizar. El ejecutivo pone la tendencia en números, al estimar que una oficina, en promedio, tiene un 80% del espacio dedicado a posiciones individuales (escritorios) y, el resto a espacios compartidos; pero, en un futuro próximo, 50% del espacio serán salas compartidas. Entre las novedades que ya está instalando hay salas de concentración, cuando sí o sí alguien tenga que concentrarse; espacios para hablar por teléfono, y no ocupar todo un salón de reuniones y hasta para sociabilizar, porque para las nuevas generaciones es esencial conocer con quien se está trabajando.

Más tendencias
Ejecutivos de firmas como IBM, Microsoft, HSBC y la revista norteamericana Fast Company participarán el 3 de octubre próximo en el llamado Worktech, un evento sobre el futuro del trabajo, réplica del que se ya realizó en Nueva York, Londres, San Francisco, Melbourne y Amsterdam. En los documentos revelados en la antesala del encuentro se describen algunas de las tendencias de cómo se trabajará en el futuro.
Una de ellas es que crecerá el uso de tecnología inalámbrica, la cual permite movilidad y flexibilidad. Además, será habitual que las personas lleven sus computadoras al trabajo (lo que se conoce como Bring your Own Device), y opten por sus preferencias.
La nube será el espacio de almacenamiento virtual de los datos, el papel se usará menos y se reciclará. Habrá que generar sentido de pertenencia en el lugar de trabajo, ya que la capacidad de almacenar información en las redes hará que las personas comiencen a cuestionar la necesidad de ir todos los días al edificio corporativo. Las grandes ciudades estarán cada vez más congestionadas, transportar grandes cantidades de gente será más difícil, lo que promoverá el trabajo remoto.

Empresas por tipo
Los cambios no se darían por igual en todas las empresas. Según la investigación La gestión de personas en 2020, de PwC, unos 3.000 ejecutivos de Recursos Humanos coincidieron en señalar tres posibles escenarios o mundos de trabajo. El primero es el azul, con corporaciones cada vez más grandes que ofrecerán a sus empleados una amplia gama de beneficios a sus empleados, pero que requerirán una dedicación total de ellos.
Luego, el universo naranja, describe cómo las empresas tenderán que abrirse, para trabajar en colaboración entre firmas medianas y pequeñas. Por último, estaría el mundo verde, formado por compañías sociales, que apuntarán tanto a la generación de valor económico como al valor social y el cuidado ambiental, un modelo que presumiblemente resultará más atractivo para los más jóvenes. P.Y.

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