Gran hermano en formato IT

El caso Snowden y el impacto del espionaje a escala mundial, en Sudamérica y para el gobierno de Internet, forman parte de la edición de noviembre de la revista Information Technology.

Las revelaciones sobre espionaje que el ex analista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense, Edward Snowden, viene realizando en los últimos meses no sorprendieron tanto por su naturaleza como sí lo hicieron por su escala.
Los documentos revelan que la NSA se infiltró en los centros de datos de empresas como Google y Yahoo! y recopiló millones de registros de usuarios, además de los pedidos de metadata de comunicaciones a proveedores como Verizon por parte de un tribunal secreto, el acceso a cables de fibra óptica de alta capacidad y submarinos, el uso de sistemas como Prism una suerte de workflow, que permite automatizar el procesamiento de grandes volúmenes de información y la colaboración con otros organismos de inteligencia, como el GCHQ británico.
Lo que quedó en claro es que hay una cuestión de confianza que, de alguna manera, se ha roto a partir del caso Snowden, sostiene Eduardo Bertoni, abogado y director del Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información (CELE) de la Facultad de Derecho e la Universidad de Palermo (UP), que participó del Foro de Gobernanza de Internet que se realizó a finales de octubre en Bali.
En Sudamérica, una serie de iniciativas concretas surgieron como reacción al espionaje de la NSA. En realidad, una de ellas es anterior y fue anunciada en la reunión de Cancilleres de Unasur en 2011. Se trata de la creación de un anillo de fibra óptica que permitiría mejorar la gestión del tráfico de Internet en América del Sur. La iniciativa permitiría evitar que buena parte de las comunicaciones intrarregionales se establezcan vía Miami, como ocurre actualmente en muchas ocasiones, lo que a su vez evitaría que los Estados Unidos se puedan atribuir el derecho a monitorearlas. La idea del anillo precede al escándalo y ojalá que esto sirva como acelerador de este proceso, opina Sebastián Bellagamba, director de la Oficina Regional para America Latina y el Caribe de la Internet Society (ISOC).
En su nota de tapa de noviembre, Information Technology también revela los intentos por coordinar una estrategia nacional de ciberseguridad e infraestructuras críticas en la Argentina. Lo que buscamos es que haya menos ataques, buenas respuestas y poder identificarlos antes y capacitar a muchos de los técnicos de organismos públicos, que son responsables de infraestructura y terminan comprando una caja que les vende un proveedor, sostiene Pedro Janices, director Nacional de la Oficina Nacional de Tecnologias de la Información (ONTI) y responsable del Programa Nacional de Protección de Infraestructuras Criticas de Información y Ciberseguridad (ICIC).
En la ONTI, el ICIC venía desarrollándose con un bajo perfil y aseguran que el caso Snowden hizo que se les prestase un poco más de atención. El escándalo desatado por las revelaciones en torno al espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense no pasó desapercibido en el organismo sumado a que la Argentina habría sido el país más espiado de América latina después de Brasil-, ya que tiene estrechos lazos de capacitación y colaboración con sus pares estadounidenses.

Resolver el dilema
Hemos colaborado mucho con el NIST (el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología), como por ejemplo en biometría. De golpe, hoy, se está dudando de las recomendaciones criptográficas que hicieron, no hay ninguna garantía, dice Arturo Buanzo Busleiman, consultor en Seguridad e Infraestructuras Criticas de la ONTI. Y sostiene: La única forma de resolver ese dilema, porque no se puede dejar de colaborar con otros países, es haciendo auditorías, metiéndose en el código y evitando el software cerrado. La opción es el código abierto y no por un tema filosófico. En el Estado, donde el software que se ejecuta en las computadoras es muy crítico, es importante que el código se pueda leer y modificar.

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