Obama y Raúl Castro tuvieron una histórica reunión en la Cumbre de las Américas

“La historia entre los Estados Unidos y Cuba es complicada. Después de 50 años de políticas que fracasaron, era hora de intentar algo nuevo”, dijo el norteamericano. Antes, Castro destacó la figura de Obama. Fue la primera vez que Cuba participó en la Cumbre.

La Cumbre de las Américas de Panamá ya pasó a la historia: el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par de Cuba, Raúl Castro, mantuvieron un encuentro cara a cara que fue el primero en más de 50 años –desde la llegada del comunismo al poder en la isla caribeña- entre mandatarios de los dos países.

La historia entre los Estados Unidos y Cuba es complicada. Después de 50 años de políticas que fracasaron, era hora de intentar algo nuevo”, dijo Obama, quien agradeció además el “espíritu abierto” de Castro.

Más temprano, y pese a cuestionar el bloque de décadas de Estados Unidos a la isla, el presidente cubano había deslindado toda responsabilidad en el mismo a Obama y elogiado emocionado a su par norteamericano, al tiempo que insistía en resaltar su disposición a un “diálogo respetuoso” y a “la convivencia civilizada entre ambos estados” con sus “profundas diferencias”.

Durante el plenario de presidentes de la cumbre –en el que la presidenta argentina Cristina Kirchner cargó muy duro contra Estados Unidos y en particular contra Obama y su política hacia la región, en una llamativa diferenciación con el discurso conciliador que tuvieron no solo Castro sino incluso el venezolano Nicolás Maduro- tanto el estadounidense como el cubano se mostraron esperanzados sobre el diálogo que iniciaron para normalizar las relaciones tras más de medio siglo.

La Cumbre de Panamá ya se había convertido en histórica no tanto por el saludo que se habían dado Castro y Obama –ya se habían saludado brevemente en 2013, en el funeral del ex presidente y premio Nobel sudafricano Nelson Mandela- sino por que fue la primera vez desde que en 1994 arrancó este foro regional que Cuba tiene un asiento, a instancias de Estados Unidos que era el país que trababa antes la participación de la isla.

Obama sostuvo que su país “no será prisionero del pasado” sino que “mira hacia el futuro”, tanto con Cuba como con el resto de la región. Y él mismo calificó al actual como un “momento histórico” que marca un “punto de inflexión” para toda la región.

Castro, por su parte, celebró “el dialogo respetuoso y civilizado con EEUU dentro de nuestras diferencias”. Y resaltó que aprecia “como un paso positivo las recientes declaraciones de Obama sobre la eliminación de Cuba en la lista sobre países terroristas”. Además calificó al mandatario estadounidense como “honesto” y dijo que admira su “origen humilde”. Y confesó: “Estas palabras las medite mucho, las puse, las quite y las volví a poner… y al final estoy satisfecho”.

El retiro de Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo es imprescindible en el acelerado camino de reestablecimiento de las relaciones diplomáticas. Cuba reclama además el fin del embargo impuesto en 1962 como otro paso necesario. Desde diciembre, ambos países han tenido tres rondas de conversaciones en las que trataron temas relacionados con la apertura de embajadas, derechos humanos, comercio, telecomunicaciones y migración.

Y esta Cumbre de Panamá aceleró el proceso: entre otros hitos, Castro se reunió con el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donohue; y el jueves el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, conversó durante casi tres horas con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, sobre la apertura de embajadas en Washington y La Habana.

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