Nuevas y viejas demandas

Empresas que luchan para convertirse en un gran lugar para trabajar

Existe un gran consenso alrededor de la idea de que, especialmente en las poblaciones más jóvenes, hay nuevas expectativas y deseos respecto a un trabajo.

Modalidad híbrida, días extras de vacaciones, crédito para gastar en supermercados o apps de delivery, pase libre para cualquier sucursal de una cadena de gimnasios, frutas libres en los desayunos en la oficina y una sesión de yoga por semana.

Beneficios como lo de esta lista se ofrecen cada vez más frecuentemente y dan cuenta de un giro que los expertos en recursos humanos advierten (y que efectivamente existe), y que se verifica tanto en lo que las empresas ofrecen a sus empleados como en lo que estos últimos esperan de un trabajo.

Existe un gran consenso alrededor de la idea de que, especialmente en las poblaciones más jóvenes, se ha establecido una suerte de nueva agenda de demandas, expectativas y deseos respecto a un trabajo. Y desde ya que estas nuevas demandas deben ser atendidas por las empresas si es que quieren atraer y retener talentos. 

¿Cuáles son algunos de los puntos más requeridos por los trabajadores más jóvenes? Equilibrio entre vida personal y laboral, flexibilidad laboral, ser escuchados y valorados en los ámbitos laborales y beneficios corporativos atractivos. Si bien se trata de una tendencia que hace por lo menos una década pisa fuerte en el mercado laboral, no hay dudas de que la pandemia ha actuado como catalizadora de esta nueva agenda.

De todos modos, que esta nueva agenda sea tendencia no significa que sea unánime, y hay empresas que se adaptan a las demandas más "millennials" pero que tienen ciertos traspiés frente a las más tradicionales. 

Un caso es el de Accenture, la multinacional de servicios profesionales con fuerte presencia en el país.

En el ranking de "las mejores empresas para trabajar" en Argentina elaborado por la consultora Great Place to Work, Accenture alcanza el podio: se encuentra en el tercer puesto. Un 87% de sus empleados sostiene que se trata de un "excelente lugar" donde trabajar. Más del 90% valora a sus jefes, dice que puede tomarse tiempo libre para resolver asuntos personales y que recibe un buen trato de compañeros y superiores. 

Además, Accenture repite el tercer puesto en el ranking nacional de "mejores lugares para trabajar para mujeres". Precisamente, el famoso "techo de cristal" no parece verificarse en Accenture: el reemplazo del saliente CEO de la filial nacional, Sergio Kaufman, es una mujer: Sofía Vago.

El programa de beneficios corporativos de Accenture es bastante variado: incluye cinco días libres por año, descuentos en distintas empresas (supermercados, turismo, centros de idioma, etc.), convenios con gimnasios y sesiones de yoga y meditación. Cabe aclarar que el programa no incluye todo, pero los empleados pueden elegir un esquema de beneficios que se adapte a lo que necesiten.

Sin embargo, y más allá de las encuestas de satisfacción laboral, también existen fricciones entre Accenture y su personal que, incluso, han requerido la actuación de la justicia laboral. 

En los últimos años, trabajadores organizados de la empresa han llevado adelante reclamos (por salario, la tercerización o el encuadramiento compulsivo de los empleados dentro del Convenio Colectivo de Empleados de Comercio) que no fueron bien recibidos por los directivos de la filial local de Accenture. 

Los trabajadores denunciaron supuesto hostigamiento e incluso el despido de un delegado, que luego fue reincorporado por orden judicial pero que, según sus compañeros, siguió recibiendo cartas documento de la firma cada vez que llegaba 5 minutos tarde a su puesto laboral.

En la misma tónica, Ezequiel Tosco, el Secretario General de la Asociación Gremial de Computación, denunció recientemente que Accenture directamente prohíbe que sus trabajadores se afilien al gremio que conduce. Es por ese motivo que, cuando Alberto Fernández, a poco de asumir, visitó las oficinas de Accenture, trabajadores agrupados en la Unión Informática se acercaron a él y le entregaron un documento.

 En definitiva, el desafío para las empresas parece estar en constituirse en instituciones que atraigan y retengan a las personas que trabajan en ellas atendiendo las nuevas demandas pero sin descuidar a las de siempre.

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