OPINIÓN

Por Jorge Bacher socio de PwC Argentina.

Qué determina la oferta de petróleo cuando el recurso pareciera ser ilimitado, qué impacto tendrá el GNL en los precios del gas y cuán rápido penetrarán los recursos renovables en los sistemas energéticos, los interrogantes globales que marcan el ritmo de los negocios del sector.

" La oferta de petróleo disponible prácticamente duplica la demanda hasta el año 2050."El irreversible proceso de transformación energética continúa. Las megatendencias, es decir, las nuevas tecnologías, los cambios climáticos y el uso más racional de los recursos naturales, la nueva demografía, el mutante poder económico y la urbanización llevan a cambios de comportamientos. En los últimos años hemos observado en nuestro país variaciones de precios, descubrimientos, desarrollos del gas, de las energías renovables, las regulaciones y un mercado que promete transformarse cada vez más.
En el último encuentro global de PwC de profesionales de la energía que se llevó a cabo en Londres, en reuniones con empresas líderes, se plantearon tres interrogantes globales y con conexión a la situación de nuestro país.
1. ¿Qué determina la oferta de petróleo cuando el recurso pareciera ilimitado?
2. ¿Qué impacto tendrá el Gas Natural Licuado (GNL) en los precios del gas?
3. ¿Cuán rápido los recursos renovables penetrarán en los sistemas energéticos?
La oferta de petróleo disponible prácticamente duplica la demanda hasta el año 2050, la cual se proyecta en más de un trillón de barriles. En nuestro país, los recientes descubrimientos revelan tendencias similares. Hace no mucho, el Word Energy Council hablaba de las tres A: availability, accessability y affordability; es decir, disponibilidad de los recursos, accesibilidad y capacidad de la población de acceder económicamente a los mismos. Hoy, el trilema energético de la misma entidad se refiere a la seguridad energética, a la equidad y a la sustentabilidad. Pareciera que la disponibilidad de los recursos y el acceso a los mismos, es más sencillo que en el pasado, más allá de las complejidades operativas en la industria.
Al ser, entonces, la oferta de petróleo alta hacia los próximos años, los precios podrán ser muy inferiores a los que hemos visto desde 2005 por varios años hasta 2014. Por ello, los actuales costos de producción (lifting costs) deberán restructurarse a través de más eficiencia operativa y acuerdo con los sectores laborales que no hagan inviable la actividad. Los actuales costos en toda la industria son excesivos a la luz de esta tendencia y las circunstancias no son sostenibles.
La capacidad de oferta de GNL ha tenido un crecimiento acumulativo fuerte desde 2010. A niveles globales, tal crecimiento ha pasado de ser menos de dos billones de pies cúbicos diarios a más de cinco en 2016 y se estima en 20 para el año 2020, siendo los Estados Unidos y Australia actores clave, además de Rusia y Qatar. Si bien la oferta parece estable hacia 2035, la comercialización por gasoducto, actualmente, el doble que por GNL, caería de modo tal que existiría una convergencia con GNL, siendo la participación equivalente. La relevancia de esto es que existirían precios globales para el gas, así como actualmente sucede con el petróleo. Entonces, los precios del gas en boca de pozo, distintos en diferentes geografías, i.e. Henry Hub, NBP, y Asia Spot, (a veces de 1 a 3 en dispersión), convergerían cerca de Henry Hub.
Por las enormes reservas potenciales de que disponemos en nuestro país, esta cuestión nos interesa. Son reservas de casi única dimensión en el mundo y su localización, así como su conformación, las convierten en una real ventaja comparativa en nuestra economía. Entendemos que, al permitir el GNL un mercado de alcance global, ello fortalece la magnitud de la oportunidad. En nosotros estará de qué manera canalizarla.
¿Y los recursos renovables? Tan importantes para nuestro país, no solo porque se ha lanzado con éxito el proyecto de inversiones en el sector, esperándose que las energías eólicas y solares se multipliquen por diez (a 2025) en cuanto a su participación en la matriz energética eléctrica, sino porque nos direccionamos hacia una tendencia mundial en cuanto a eficiencia y sustentabilidad. Los especialistas han comentado que el petróleo tardó 50 años, desde su descubrimiento, en alcanzar poco más de un 15% de participación en la energía primaria, mientras que el gas, en 50 años alcanzó la mitad de esa participación. La energía nuclear, desde mediados de la década del 70, alcanzó un 4% y la energía hidroeléctrica, desde 1922, un punto más. Y, entonces, ¿los renovables? El crecimiento en estos años, desde fin de la década pasada, llegó a cerca del 3% (2% en nuestro país). Los análisis de tendencias indican que, en los próximos 20 años, esta participación, que se espera que en la Argentina sea del 20% en 2025, alcance globalmente solo el 8%, es decir, la mitad de participación en la energía primaria con respecto al petróleo.
(El gráfico muestra el porcentaje de participación de cada fuente de energía primaria alcanzado en los 50 años posteriores al momento de llegar al 1% de participación, y se destaca la relevancia de los combustibles fósiles y el crecimiento de las renovables) Dado lo expuesto, ¿qué deberán hacer los actores del mercado?

- Fomentar y desarrollar la transformación digital en la industria y los impactos tecnológicos para lograr la mejor eficacia operativa y eficiencia en la actividad.
- Mejorar el vínculo con los usuarios de la energía, facilitando la gestión.
- Administrar de riesgos de los tiempos de transformación, y entender las normativas y las regulaciones.
- Asegurar y proteger los activos y recursos disponibles.
- Fortalecer la confianza y la transparencia.
- Utilizar sabiamente la enorme información disponible para tomar decisiones más ágiles.
- Alinear costos a las estrategias.
- Crear permanentemente nuevas ventajas competitivas.
- Estimular la innovación.
- Combinar organizaciones para tener logros más abarcadores, y hacerlas efectivas y eficientes.
- Transformar el capital humano para incrementar constantemente el talento.
- En un marco de transformación energética, los actores no podemos pensar que lo que hacíamos en el pasado es lo que haremos en el futuro. Debemos trabajar para adaptarnos a desafíos diferentes que provienen de condiciones cambiantes, de las megatendencias citadas que parecen irreversibles, y que nos llevan a actuar con inteligencia y originalidad en la cotidianeidad.
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