Un exceso de ahorro en dólares hizo que la salida del cepo no fuera traumática

El balance a un mes de levantar el cepo cambiario y unificar el mercado de cambios es claramente positivo. Creo que poquísimos esperaban un resultado de este tipo antes de que el Banco Central (BCRA) contara con las reservas extraordinarias, lo cual pone en evidencia el tremendo error que fue instalarlo, porque desde noviembre de 2011 tuvo un efecto claramente recesivo de la actividad económica.

El levantamiento del cepo es una de las condiciones para que aumenten las inversiones en Argentina. El efecto de la reversión de la medida no se produce de un día para el otro, pero per se va a ser claramente positivo.

Y el efecto de la devaluación, en principio, corta con muchos subsidios a los sectores pudientes, como el dólar ahorro y el dólar turista. En esencia, la Argentina no podía seguir funcionando con ese tipo de cambio. Y hay sí un traslado a precios y una mejora de la producción respecto del consumo. Pero no olvidemos que muchos consumidores están forrados de dólares en Argentina, no todos por supuesto, y hubo un exceso de ahorro en dólares por la incertidumbre de los últimos años que se irá normalizando. Ese es uno de los factores que hizo que la salida del cepo no fuera traumática.

Creo que el BCRA va a seguir con una política de ir bajando las tasas de interés, más en un contexto mundial más desfavorable. Y porque, dado que el gobierno aspira a una inflación de un máximo del 25%, las tasas de interés reales esperadas todavía son altas. Y con este sistema, se va a encontrar el nivel del tipo de cambio.

El nivel actual me parece adecuado; del éxito en el plan de estabilización dependerá que sea sostenible.

Desdolarizar la cabeza de los argentinos es una tarea esencial para que el nuevo sistema pueda funcionar bien. El desafío que tiene por delante el BCRA es bajar las tasas de interés, aumentar la demanda de pesos, ir desvinculando, en un proceso que será gradual, el tipo de cambio de los precios internos en mayor medida que antes y bajar la inflación. Es un camino que se ha iniciado.

La próxima estación es la posibilidad de acuerdo de precios y salarios, que es muy importante que se haga.

Creo que ayuda a coordinar las expectativas respecto del futuro, mucho más en un contexto global que ha empeorado.

En materia fiscal, creo que es correcto el camino gradual que se ha elegido. Recomiendo evaluar el caso de Chile desde 1990, donde se pusieron metas de inflación, la bajaron del 28 al 9% en cuatro años con una política fiscal menos expansiva pero monetaria tremendamente expansiva. Eso pudo hacerse porque lograron que la demanda de pesos aumentara de manera sustancial. Las autoridades lo conocen bien.

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