Inflación, acciones y la teoría del costo de la suela de los zapatos

Si usted no es de los que ha adherido al materialismo a ultranza, y ha conservado algún viejo par de zapatos de los años 90 o incluso de la primera parte del nuevo milenio, entonces haga una prueba: póngalos al lado de su par de zapatos actual... y examine el grosor de la suela de ambos pares. Si es verdad que la suela de zapato sufre la inflación tanto como usted, es probable que encuentre diferencias apreciables a simple vista.

Metáfora mimada por los grandes economistas de todos los tiempos, la teoría del costo de las suelas de zapatos supone que la inflación implica la ingrata y andariega tarea de acudir con una frecuencia cada vez mayor al cajero automático para sacar dinero porque, en realidad, cada vez se necesita mayor cantidad de billetes para pagar por los mismos bienes y servicios. Estos viajes extra implican necesariamente un mayor gasto (en suelas) por lo que uno de los costados menos visibles (literal) del alza de precios se encontraría precisamente debajo de los pies.

Aquí es importante mencionar el curso forzoso como un elemento que hace posible la transferencia de riqueza de quienes utilizan los pesos a quienes los emiten (el Banco Central), es decir, una moneda emitida por el Estado que no puede convertirse más que en sí misma.

Si no existiera el curso forzoso, no existiría la inflación, porque las familias y empresas no aceptarían utilizar como medio de cambio algo que se desvaloriza. Cuanto mayor velocidad en la pérdida de poder adquisitivo, menor interés en hacerse de ese medio de cambio. El curso forzoso, algo que damos por sentado, ha sido criticado, entre otros por varios académicos al plantearse la siguiente pregunta: Si el dinero es bueno y la gente lo acepta voluntariamente, ¿qué necesidad hay de leyes de curso forzoso? Si el dinero no es bueno, ¿cómo se puede en una democracia obligar al pueblo a utilizarlo?.

La segunda parte de esta idea refleja que, como la inflación es un impuesto que recae sobre las personas que utilizan la moneda (porque existe un curso forzoso para que ello ocurra), el alza de los precios los anima a reducir la cantidad de dinero en efectivo que manejan y los impulsa a invertirlo en otros activos. Así, el menor dinero en efectivo bien puede traer nuevas caminatas, esta vez, para buscar precio.

Allí existe un terreno que para algunos luce vacante y para otros desolado. ¿Las acciones? ¿El mercado bursátil? Invertir en acciones de empresas o en bonos puede ser una de las tantas respuestas, principalmente aquellos activos que siguen una referencia en dólares. Pero para ello es necesario, en muchos casos, entender el negocio, asumir riesgos, informarse. Y claro, la inflación no discrimina.

Temas relacionados
Más noticias de Inflación

Las más leídas de Finanzas y Mercados

Destacadas de hoy

Cotizaciones

Noticias de tu interés