HAY PERSONAS QUE EST N ESPERANDO DESDE HACE M S DE DOS MESES

Hay lista de espera hasta para comprar una caja de seguridad hogareña

Con capacidad colmada en los bancos y una inquietud creciente ligada a los últimos controles cambiarios, cada vez más argentinos optan por comprar un cofre para instalar en su hogar. Los precios subieron un 50% en el último año. A partir de las trabas a las importaciones desaparecieron las cajas chinas, que costaban $ 200, y ahora es difícil conseguir una por menos de $ 500

No entiendo nada. Entraron a mi casa a robarme y me rompieron todos los enchufes. Para mí que estaban drogados, fue el comentario que recibió Rubén Cominotti, dueño de Aaron, compañía fabricante de cajas fuertes, cuando un cliente se acercó para comprar un cofre de seguridad luego del episodio vivido. Con capacidad colmada en los bancos y creciente preocupación por los nuevos controles, son cada vez más los que buscan una caja para instalar en sus casas.
Cominotti, que tiene 78 años, le explicó a su cliente el modus operandi: Es que antes se instalaban muchas cajas fuertes detrás de los enchufes para que estuviesen ocultas, donde la gente podía guardar hasta u$s 50.000. Pero esa técnica ya pasó al olvido, al igual que ponerla detrás de un cuadro, así que creo que los ladrones debían ser bastante veteranos.
Ahora hay nuevas técnicas: por ejemplo, cajas con compartimentos ocultos donde las empresas pueden guardar información confidencial, por si les llega a caer de imprevisto una inspección de la AFIP.
En el último, el mercado de cajas de seguridad vio incrementos de precios del 50% en el último. Pero aún así, explican en el sector, cada vez hay más particulares interesados. Es que se pueden esperar más de dos meses para conseguir un cofre y en muchos casos, quienes ya tienen uno buscan otro más. Así en caso de que entren ladrones, les dan todo lo que tengan en una caja, pero guardan lo más valioso en la otra. Los referentes del sector dicen incluso que esta época se parece al 2001, cuando no daban abasto.
Uno de los grandes competidores que tenían los fabricantes nacionales eran las cajas chinas, que se vendían en los supermercados a $ 200, cuando las de ellos costaban el doble. Pero ahora, por el freno a las importaciones, están paradas en la Aduana, entonces las argentinas subieron el valor y ya salen hasta $ 500.
El secreto de las chinas es que son de una calidad inferior, con una chapa más finita: la puerta tiene 2,5 milímetros de espesor, contra el doble de las nacionales, pero les ponen una pintura especial que engorda las puertas, para aparentarlas de mayor consistencia.
Hoy el precio de las cajas tipo bancaria pueden llegar hasta los $ 50.000. Pero lo que más se vende en el mercado argentino es un cofre de un metro de altura para un comercio o para una Pyme, que por lo general se utiliza para resguardar documentación y que esté protegida en caso de incendio. Su valor promedio es de $ 4.500, contra $ 3.000 de hace un año atrás.
Aunque hay que tener en cuenta que en el interior del país los precios son un 30% más caros que en la ciudad de Buenos Aires. Pese a los altos costos, Miguel Alonso, socio de Vetere, y Jorge Docampo, titular de la compañía de cajas fuertes que lleva su apellido, confirman que cada vez hay más demanda de empresas interesadas.
Además, los particulares están sacando los ahorros del banco para guardarlos en sus domicilios, advierte el titular de Aaron, que le puso ese nombre a su empresa para que figure primera en la guía y de paso ganarse a la colectividad judía: Son mis mejores clientes, al punto de que fabrico cajas especiales altas que valen $ 12.000 para que los rabinos puedan poner los rollos de la Torá en la sinagoga, ya que se traen desde Israel y cuestan miles de dólares, al igual que el cortinado donde está la Torá, labrado en oro.

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