Presos de la burocracia

n La sensación de arraigado estancamiento se refleja en la parálisis política. Ocho semanas después de las elecciones que dejaron un parlamento dividido, Italia todavía espera un nuevo gobierno mientras los políticos discuten quién debería conducirlo.
No podemos perder más tiempo, señaló Giorgio Squizini, director del lobby empresario Confindustria, advirtiendo que el no poder acordar un gobierno y la posibilidad de nuevas votaciones dentro de unos meses podrían condenar a Italia a perderse la recuperación económica proyectada para el resto de Europa.
Gian Maria Fara, sociólogo y presidente del think-tank Eurispes, comentó: Esta no es básicamente una crisis política. Es una crisis del liderazgo político, empresario y académico en general, del cual los políticos son una expresión. Dominada por un puñado de grandes corporaciones con sus instintos proteccionistas y por políticos que usan sus partidos como vehículos para sus propias carreras, Italia se queda sin proyecto o visión y sin la lógica de las pequeñas cuidades, donde todos sólo piensan en su propio jardín, aseguró. Somos un país destinado a mantenernos en un punto muerto. Somos un Gulliver. Una burocracia enorme que nos mantiene atados, afirmó.

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