La religión desafía la recesión en Brasil

Pese a que el país enfrenta la peor desaceleración en 25 años, se espera que el "mercado de la fe" mueva este año u$s 8000 millones, más del doble que en 2012, impulsado por el mensaje de las iglesias evangélicas de que la riqueza material es un signo de la gracia de Dios

El Templo de Salomón construido por la Iglesia Universal de Brasil en San Pablo es una enorme réplica del templo bíblico que costó u$s 300 millones. Allí se transmite un mensaje claro: la salvación puede, y debe, comprarse.
Un lunes por la tarde, durante el "Congreso del Éxito" semanal de la iglesia evangélica, llaman a un empresario local para que desde el altar recubierto de oro que tiene el templo explique cómo su vida de repente cambió después de haber hecho su primera donación.
"Yo vivía en el sótano de la casa de mi padre", contó con su imagen proyectada en pantallas de plasma gigantes ante una embelesada congregación de casi 10.000 fieles. "Ahora soy dueño de una casa, de una cadena de comidas rápidas, de un bróker de seguros y ¡me compré el auto de mis sueños!", aseguró.
Se le acercaron una aspirante a actriz que acaba de conseguir un papel en una telenovela en horario central y una peluquera que, debido al gran éxito de su negocio, también está abriendo una tienda de lencería.
"¡Honra nuestra fe, Señor!" exclamó el obispo, mientras que mujeres con bolsos de terciopelo rojo vacíos y hombres bien trajeados con máquinas de tarjetas de crédito se alinean junto a él, listos para aceptar la recaudación de la semana.
La creciente popularidad de las iglesias evangélicas de Brasil, como la Universal -que fue fundada por el multimillonario Edir Macedo en 1977 y ahora está presente en más países que cualquier empresa brasileña-, ayudó a convertir a la religión en una de los negocios más prósperos del país.
Los últimos datos provenientes de las autoridades fiscales brasileñas demuestran que sus iglesias obtuvieron en 2011 ingresos por alrededor de 21.000 millones de reales (u$s 6800 millones) a través de aportes semanales, donaciones y hasta con la emisión de tarjetas de crédito a través de bancos locales.
Aunque Brasil sigue albergando la mayor población católica del mundo, los evangélicos representan actualmente cerca de un cuarto de la población, y se espera que 2040 superen en número a los católicos, según estudios realizados por la agencia de estadísticas del país y Euromonitor.
Sin embargo, la "evangelización" de Brasil no sólo subió los presupuestos de las iglesias, sino que también impulsó el crecimiento del mercado brasileño de bienes y servicios religiosos.
A pesar de que el país enfrenta su peor recesión en un cuarto de siglo, se espera que el llamado "mercado de la fe" crezca en más del doble a 25.000 millones de reales en 2015, comparado con los 12.000 millones de 2012, según la Universidade ESPM de San Pablo.
"Hasta ahora, la crisis económica ha tenido poco impacto", declaró Andrey Mendonça, profesor de la ESPM.
A unos 20 minutos en auto del Templo de Salomón por la calle Conde de Sarzedas -el hogar de las tiendas evangélicas que venden cualquier cosa, desde biblias sumergibles hasta videojuegos cristianos- numerosos comerciantes aseguran que las ventas siguen aumentando.
En contraste con las enseñanzas cristianas tradicionales que alaban la pobreza como una virtud, las iglesias evangélicas de Brasil, en especial las pertenecientes al neopentecostalismo como la Universal, han promovido el consumismo y la riqueza material como signo de la gracia de Dios.
Esta polémica teología de la prosperidad ha ganado particular popularidad entre la nueva clase media brasileña, que desde 2003 creció en 40 millones de personas y cuyos miembros en gran parte miden su ascenso social de acuerdo a su capacidad de consumir.
Llevado a Brasil por los misioneros a comienzos del siglo XX, el pentecostalismo y sus variantes también se ganaron la aceptación entre los más pobres, contó Ricardo Mariano, profesor de la Universidad de San Pablo (USP). La promesa de soluciones sobrenaturales a los problemas cotidianos es particularmente atractiva en Brasil, donde muchos se encuentran a la merced de un pésimo sistema de salud pública.
El crecimiento de la evangelización no sólo dio impulso a las industrias religiosas existentes, sino que también nacieron otras nuevas, indicó Mendonça de la ESPM. Él observó un aumento, por ejemplo, en el número de sex shops.
"En vez de ir a la tienda, un consultor se acerca a los evangélicos y les presenta una serie de artículos para mejorar su matrimonio", contó. Para los solteros, hay sitios web de citas para evangélicos tales como Encuentros Evangélicos, Pareja Perfecta y Amor Divino.
Sin embargo, la mayor industria detrás del impulso al mercado de la fe brasileño es el turismo, aseguró Mendonça.
Según Euromonitor, el Santuario de Nuestra Señora Aparecida, en el estado de San Pablo en Brasil -uno de los lugares de peregrinación más populares de Latinoamérica entre los católicos- atrajo 12 millones de visitantes el año pasado, casi el doble del número de visitantes a la Torre Eiffel francesa en 2013. Si bien gran parte del sector todavía está dirigida a los católicos, empresas tales como Gospel Cruises también empezaron a ofrecer cruceros por las costas de Brasil con sermones abordo para los evangélicos.
Mientras tanto, las compañías discográficas internacionales invierten fuerte en música religiosa brasileña, que actualmente representa el segmento más popular del país después de sertanejo, música que tuvo sus orígenes en el campo brasileño. Universal Music, que creó su división Universal Christian Music Group en Brasil hace dos años, estima que el mercado de la música religiosa local está creciendo en un 15% anual.
Sin embargo, si bien los datos del ceso de Brasil muestran que el apego a las iglesias evangélicas en general crece durante períodos de dificultades económicas, es demasiado pronto para saber si esta explosión de esta ola de "gastos religiosos" será inmune a los efectos del mayor desempleo, aseguró Mariano de la USP.
Erní Seibert, de la Sociedade Bíblica do Brasil (SBB), una de las mayores editoriales bíblicas del país, señaló que la cantidad que se distribuyó el año pasado cayó un 4% a 7,6 millones en relación a 2013, y agregó que la demanda de versiones más baratas de la Biblia ya está en aumento. "La crisis económica siempre golpea peor a los más pobres... en algunas ocasiones tendrán que elegir entre comprar una biblia o llevar alimentos a la mesa".
Pero en el Templo de Salomón, las dificultades de Brasil no son nada que no se puedan arreglar con pensamientos positivos y unos cuantos aportes generosos. "¿Cuál es el billete de mayor denominación en Brasil?", gritó el obispo a los asistentes al Congreso del Éxito, impulsando a los fieles a ondear los billetes azules brasileños de 100 reales. "¡Sí, el de 100 reales! Eso es lo que quiero que traigan la próxima vez y para quienes no puedan, no sientan vergüenza", aseguró. "Rezaremos para que puedan hacerlo pronto!".

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