Incursión rusa requiere una dura respuesta de Occidente

Los gobiernos occidentales durante mucho tiempo si preguntaron si el presidente Vladimir Putin ordenaría un ataque ruso a Ucrania oriental. Ya no hay dudas de que ese ataque está en marcha. Putin quizás esté conduciendo una ofensiva sigilosa contra su vecino, en vez de una invasión convencional. Pero la alianza de la OTAN estima que hay al menos 1.000 rusos operando en Ucrania, usando tanques, artillería y transporte de combatientes. Esta es una peligrosa escalada de la crisis que exige una respuesta de Occidente.
Las acciones de Putin demuestran que no tiene ninguna intención de abandonar su ambición de desmembrar Ucrania. Quiere impedir cualquier posibilidad de que el nuevo liderazgo pro-Occidente de Kiev incorpore el país a la OTAN. Para frustrar las esperanzas de Ucrania de integrarse más a Occidente, el líder de Rusia está decidido a fomentar un conflicto congelado en el este del país. También sabe que prolongando el caos en el Donbas, el corazón industrial de Ucrania, sabotea la posibilidad de que su vecino se recupere económicamente. Eso sólo puede elevar la ventaja de Moscú.
La intervención de Rusia es un serio peligro para la seguridad de Europa y para el orden mundial. El principio de que los estados soberanos no pueden tomar territorio por la fuerza fue violado por Putin cuando se hizo de Crimea en marzo de este año. Otra vez se lo está desobedeciendo con la peligrosa retórica revanchista del líder del Kremlin, incluyendo su declaración de que los militares ucranianos son nazis. En las dos cumbres que reúne en estos días a los líderes occidentales (UE fue el sábado y el encuentro de la OTAN será esta semana) éstos deben presionar para que se encuentre una solución diplomática a la crisis ucraniana. Pero para eso deben estar decididos a tomar las acciones que sean necesarias para presionar a Putin a negociar.
Está lejos de ser una certeza que unas sanciones económicas nuevas obligarán al Kremlin a retroceder. Pero Putin debería saber que cuanto mayor sea la escalada, más dolorosa será la respuesta de Occidente.
La OTAN debe actuar. La alianza de 28 miembros tendría que fortalecer su presencia militar en el este de Europa, enviando más tropas en la defensa de Polonia y de los estados bálticos. El líder ruso debe darse cuenta que si desestabiliza a los estados de Europa oriental miembros de la OTAN, tal como está haciendo en Ucrania, habrá una firme respuesta por parte de la alianza en su totalidad.
Un tercer tema es si armar a los militares ucranianos. Kiev está presionando para recibir ese apoyo pero los riesgos son considerables. Si se envían armas a Ucrania, Rusia y Occidente podrían quedar más cerca de una confrontación directa en Europa, un enfrentamiento con potenciales consecuencias de gran alcance. Pero si bien no sería recomendable hacer ahora tal movida, Occidente no debería descartar nada.
Es esencial mantener la presión sobre Putin para que haya alguna chance para su compromiso por el futuro de Ucrania. Pero también es vital que Occidente explique a Ucrania y Rusia cuál podría ser el resultado de las negociaciones futuras, dejando en claro que ambos gobiernos tendrán que hacer concesiones.
El futuro a largo plazo de Ucrania debería ser como nación no alineada en Europa, una nación funcionando fuera de la OTAN. Debería tener libertad para desarrollar relaciones económicas sólidas con la UE y con la Unión Eurasiática rusa. Kiev tendría también que descentralizar poder a sus regiones, legislando a favor de la protección del idioma ruso y los derechos de los rusoparlantes. Tal acuerdo debería responder a las preocupaciones de Putin. Pero para lograr eso, Rusia debe primero retirarse del este de Ucrania, dejar de apoyar a los rebeldes y restablecer la total soberanía a Kiev.
Desafortunadamente, cada día que pasa parece menos probable que Putin tome ese rumbo. Y como resultado, el panorama de seguridad en todo el este de Europa está cada vez más polarizado.
Putin debe darse cuenta de la ironía de su posición. Convirtió en suyo el objetivo de reducir la presencia de la OTAN en el este de Europa. Sin embargo, su conducta en Ucrania muestra porqué tantos estados de Europa oriental, incluyendo Ucrania mismo, valoran el escudo protector de la OTAN. Durante años, la alianza enfrentó dudas sobre su propio rol. El logro de Putin está en haberle dado una renovada razón de ser.

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