TILLERSON SE OPONE A LAS ISLAS ARTIFICIALES QUE CONSTRUYE BEIJING

EE.UU. y China corren el riesgo de dirigirse a un conflicto armado

Hay señales de que se dirigen hacia un enfrentamiento que podría incluso ocasionar una disputa militar. Pero Trump no sabe si contará con el apoyo de los aliados

En las audiencias de confirmación de Rex Tillerson, quien es el candidato Secretario de Estado de EE.UU señaló un significativo endurecimiento en la actitud de EE.UU. hacia las islas artificiales que Beijing construye en el mar de China Meridional. Comparó el programa de construcción de islas a la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia y dijo que el gobierno de Trump tenía la intención de enviar una señal clara a Beijing de que "no se les permitirá el acceso a esas islas".

Sonó como una amenaza de bloqueo estadounidense a las islas en las que China construye instalaciones militares. China seguramente intentará romper el bloqueo por mar o aire. El escenario se verá como una versión moderna de la crisis de los misiles cubanos.

Ciertamente, es posible que Tillerson haya ido más allá de lo que pretendía en su testimonio ante el Congreso. Su declaración parece contradecir la postura oficial de EE.UU: que su única preocupación es la libertad de navegación en el Pacífico y que no asume una postura sobre la soberanía de China sobre las islas. Pero el testimonio de Tillerson no es la única indicación de que la administración de Trump busca una confrontación con China. Los cambios en la política de EE.UU. sobre Taiwán y el comercio giran en la misma dirección.

Desde 1979, cuando EE.UU. y China normalizaron sus relaciones, EE.UU. respetó la política de "Una sola China" de Beijing, que insiste en que Taiwán es meramente una provincia rebelde. Como resultado, ningún líder estadounidense ha hablado con un líder de Taiwán durante décadas. Pero en diciembre, Trump rompió con este precedente tomando una llamada telefónica del presidente Tsai Ing-wen de Taiwán. Aunque para Trump, el verdadero enfoque probablemente sea el comercio. Durante la campaña electoral, sostuvo: "Tenemos un déficit de u$s 500.000 millones con China. No podemos seguir permitiendo que China viole a nuestro país". Aquellos que esperaban que Trump abandonara el proteccionismo después de ser elegido fueron rápidamente decepcionados. Por el contrario, Peter Navarro, un conocido proteccionista y autor de un libro y película titulados "Death By China", fue nombrado director del nuevo Consejo Nacional de Comercio. Ya se habla de que EE.UU. impondrá aranceles a los productos chinos y de un nuevo impuesto de importación.

Los tres factores Taiwán, Tillerson y el comercio sugieren que el EE.UU. de Trump está inclinándose hacia una confrontación con China. Esto es aún más probable ya que China, bajo la presidencia de Xi Jinping, se movió en una dirección más nacionalista.

En su discurso en Davos esta semana, Xi se presenta como la voz de la calma en el Pacífico. En realidad, China aumentó la presión militar, diplomática y económica sobre los aliados estadounidenses en Asia. Países como Corea del Sur y Singapur se habían acostumbrado a la idea de que podían disfrutar de relaciones económicas muy estrechas con China, mientras gozaban de la protección de EE.UU. Pero eso puede cambiar. El gobierno chino ahora está amenazando con discriminar a las compañías surcoreanas a menos que el gobierno de Seúl revierta su decisión de desplegar un escudo antimisiles estadounidense en su territorio.

Singapur, mientras tanto, está bajo una creciente presión para romper los lazos con Taiwán, donde durante mucho tiempo sus tropas han llevado a cabo entrenamientos militares. China señaló su descontento confiscando algunos cargueros de tropas de Singapur, que estaban pasando por Hong Kong en camino a Taiwán.

La semana pasada, China envió un portaaviones a través del estrecho de Taiwán, lo que llevó a la fuerza aérea taiwanesa a preparar sus aviones de combate. A principios de la semana, las fuerzas aéreas japonesas y surcoreanas también fueron posicionadas para responder a maniobras chinas.
Hasta ahora no ha habido confrontaciones similares entre las marinas de EE.UU. y China. Pero si Trump y Xi se aferran a sus posiciones actuales, puede ser sólo cuestión de tiempo.

Cualquier confrontación de este tipo planteará opciones agonizantes para los aliados de EE.UU. en Asia y más allá. Durante los años de Obama, EE.UU. podía contar con un discreto apoyo de sus socios en seguridad en Asia en cualquier enfrentamiento con China. Pero no hay ninguna certeza de que los tradicionales aliados de EE.UU. estén dispuestos a alinearse con la errática, impredecible y proteccionista administración de Trump que parece estar activamente buscando una confrontación con Beijing. Si el EE.UU. de Trump se enfrenta con China, no puede dar por sentado el apoyo del resto del mundo.

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