Según el Financial Times, el "rígido" cepo al dólar frena la "nueva vida" de Vaca Muerta

La retirada de Occidente de Rusia reaviva las esperanzas de acelerar el desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta. Pero el Gobierno debe ser más audaz y rápido.

¿Puede la prohibición impuesta esta semana por la Unión Europea a la mayoría de las importaciones de petróleo ruso inyectar nueva vida a una 'vaca muerta' en la Patagonia?

El presidente argentino Alberto Fernández cree que sí. Está hablando del potencial del segundo mayor yacimiento de gas de esquisto del mundo y de su cuarta reserva de petróleo de esquisto para llenar el vacío dejado por el creciente embargo occidental a la energía rusa. La Argentina, dijo a sus anfitriones alemanes durante su visita a Berlín el mes pasado, es "una reserva de lo que el mundo necesita ahora mismo: alimentos y energía".

Chevron, Petronas y Shell serán algunas de las empresas internacionales que se beneficiarán si la explotación petrolera de Vaca Muerta en la Argentina finalmente se pone en marcha. La producción de gas "podría aumentar... para convertir a la Argentina en un rival de Australia y Qatar en el mercado del GNL en un momento en que la demanda está creciendo", según un reciente informe de S&P.

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Miguel Galuccio, director general de Vista, el segundo mayor productor de petróleo de Vaca Muerta, afirma que el yacimiento ya ha convertido a la Argentina en un exportador de petróleo (aunque a muy pequeña escala) y destaca su potencial futuro, gracias a unos costos de producción relativamente bajos y a una producción con bajas emisiones de carbono.

Pero hay un obstáculo en la superficie: las decisiones del gobierno argentino en el pasado. Años de bombos y platillos sobre Vaca Muerta y su atractiva geología no han ido acompañados de políticas oficiales lo suficientemente atractivas -ni bajo el anterior gobierno de Mauricio Macri ni hasta ahora el actual peronista- para atraer las decenas de miles de millones de dólares de inversión necesarios.

Vaca Muerta lleva una década en desarrollo y, a pesar de que los costos de producción han caído a niveles cercanos a los del esquisto estadounidense, se está explotando menos del 10% de la superficie. Sin embargo, el Gobierno afirma que si el 50% de los recursos de Vaca Muerta se comercializara, la Argentina generaría más de u$s 30.000 millones anuales de ingresos adicionales por exportaciones.

¿Por qué no se ha hecho? Uno de los principales responsables es el rígido régimen de control de cambios de la Argentina, que impide la repatriación de los beneficios. Tras años de presiones, el gobierno acaba de aceptar que las empresas petroleras y de gas conviertan en dólares los ingresos de una parte de su producción adicional, pero esto está muy lejos de la libertad de la que gozan casi todos los demás países.

Según las nuevas normas, los grupos energéticos deben solicitar permiso para cambiar una cantidad limitada de sus pesos, que se están devaluando rápidamente, a moneda estadounidense a una tasa oficial que apenas llega a la mitad de la del mercado blue.

Otro inconveniente es la larga fijación de la Argentina con los subsidios a los combustibles. El petróleo se vende en el mercado interno a un precio controlado que sólo alcanza la mitad del nivel mundial.

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Por último, el país sudamericano necesita más infraestructura energética. La producción de gas en Vaca Muerta está limitada por la capacidad de los gasoductos existentes. Todavía no se ha adjudicado un contrato para construir un nuevo gasoducto de u$s 3400 millones que conecte Vaca Muerta con Buenos Aires, y el jefe del proyecto renunció el 30 de mayo (el Gobierno dice que se adjudicará una licitación en breve).

La petrolera nacional YPF está explorando ubicaciones costeras para construir una planta de licuefacción de gas natural para su exportación, pero hoy, a pesar del potencial de Vaca Muerta, la Argentina sigue siendo un importador neto de gas. "Necesitamos seguir invirtiendo en gasoductos e instalaciones de exportación y deberíamos tener precios más competitivos... en el mercado interno", dijo Galuccio.

No todos esperan pacientemente. La empresa china Sinopec se retiró de la Argentina el año pasado y ConocoPhillips también lo hizo.

Mientras que la salida en estampida de Rusia lleva a un rediseño del mapa energético mundial, el gobierno de la Argentina debe actuar con mayor rapidez y audacia si quiere que las empresas que se quedaron en Vaca Muerta sean recompensadas con un caballo corcoveando, en lugar de una vaca aletargada.

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