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Lira turca: 5 claves para entender qué significa el colapso de la moneda

Los analistas advierten del aumento de la dolarización, la hiperinflación y el encarecimiento de la deuda.

La defensa del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de los recientes recortes de las tasas de interés y la declaración de una "guerra económica de independencia" ha hecho caer la lira y ha dejado a los analistas preguntándose cuánto más él está dispuesto a dejar caer la moneda.

Erdogan, que ha destituido a tres gobernadores del banco central desde mediados de 2019 y es un opositor de toda la vida a los intereses altos, ha insistido en que continuará en la senda de las tasas bajas en un intento de estimular el crecimiento y la inversión. Los pronósticos, incluido el FMI, esperan un crecimiento del producto bruto interno del 9% este año, una de las tasas más rápidas del mundo.

Pero con la caída de la lira del 15% el martes, los analistas advierten que la volatilidad de la moneda podría frenar gravemente el crecimiento. El enfoque de Erdogan, dicen, conlleva graves riesgos para la salud del sistema financiero del país y la economía en general, así como la perspectiva de un creciente descontento público.

¿Se pasarán más ahorradores turcos a dólares?

Los bancos turcos permiten a sus clientes mantener depósitos en divisas además de en liras. En los últimos años, los turcos han optado cada vez más por guardar su dinero en dólares y euros, ya que la elevada inflación y las bajas tasas de interés han mermado la rentabilidad de los ahorros en liras. Los depósitos en moneda extranjera representan el 55% de todos los depósitos en el sector bancario del país -unos u$s 260.000 millones-, frente al 49% de 2018.

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Los analistas temen que las tenencias de dólares puedan aumentar aún más, acumulando más presión sobre la lira y creando un círculo vicioso.

Su temor último es que la gente pierda la confianza y busque retirar su efectivo, lo que ocurrió a pequeña escala durante la última crisis monetaria en el verano de 2018. "Mi preocupación es a partir de este momento: ¿querrías mantener tu dinero en el sector bancario turco?", dijo Phoenix Kalen, estratega de mercados emergentes de Société Générale.

La última vez que se vio en Turquía una corrida bancaria, cuando los clientes pierden la confianza y se apresuran a retirar sus depósitos, fue en 2001. En ese caso, el gobierno podría optar por imponer controles de capital, como medidas para dificultar la retirada de divisas, aunque ya ha insistido en que no lo haría.

¿Hasta dónde llegarán los precios?

El aumento de los precios ya está en el tope de la agenda política de Turquía. La inflación anual se situó en octubre en casi el 20%, según el instituto de estadística turco. La inflación de los precios de los alimentos, que superó el 27% interanual en el mismo mes, ha afectado especialmente a los hogares de bajos ingresos.

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La dependencia de Turquía de los bienes importados, especialmente de la energía y las materias primas, hace que un desplome de la moneda se traduzca rápidamente en una suba de los precios. Jason Tuvey, de la consultora Capital Economics, predice que la inflación "es probable que aumente hasta el 25% o el 30% en los próximos dos meses".

La alta inflación corre el riesgo de alimentar una mayor debilidad de la moneda y ahogar el crecimiento al verse afectada la confianza de los consumidores. También podría socavar aún más el apoyo público a Erdogan, cuyo gobierno de dos décadas se asoció durante años con una prosperidad creciente. La oposición, que ganó el control de las dos ciudades más grandes del país en las elecciones municipales después de la crisis de 2018, quiere que se celebren elecciones anticipadas para poder aprovechar el creciente malestar por la economía.

Las agotadas reservas netas de divisas del banco central hacen que su capacidad de intervención para defender la moneda sea limitada. En anteriores episodios de debilidad de la lira, incluido el de 2018, Turquía acabó anunciando alzas de las tasas de interés de emergencia que detuvieron la caída de la lira y controlaron la inflación desbocada. Pero, a la luz del férreo control de Erdogan sobre el banco central y sus insinuaciones de más recortes de las tasas, algunos analistas se preguntan si esta vez es diferente.

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El gobierno parece tener "tolerancia con el debilitamiento de la lira", dijo Enver Erkan, analista de Terra Investment, con sede en Estambul, y añadió que era difícil predecir hasta dónde estarían dispuestos los responsables políticos a dejarla caer.

¿Mantendrán los bancos el acceso a la financiación extranjera?

Los bancos de Turquía dependen en gran medida de los préstamos del extranjero para financiar sus préstamos en el país.

Aunque la financiación extranjera se ha mantenido resistente incluso en episodios pasados de extrema tensión monetaria, como en 2018, un cambio repentino en el sentimiento de los prestamistas extranjeros podría poner al sistema financiero bajo presión.

"En los últimos años, Turquía ha pasado por múltiples crisis y hemos visto a los bancos conservar un acceso bastante razonable", dijo Huseyin Sevinc, que cubre los bancos turcos en la agencia de calificación Fitch. Este año, los prestamistas han renovado con éxito sus créditos sindicados en el extranjero, añadió.

Los bancos "tienen importantes reservas de liquidez en divisas para cubrir un breve cierre del mercado de alrededor de un año", dijo, pero advirtió: "Un cierre prolongado del mercado podría conllevar riesgos significativos".

¿Puede Ankara permitirse pagar sus deudas?

Durante la crisis monetaria de 2018, cuando la lira cayó hasta un 18,5% en un solo día después de que una disputa con Estados Unidos encendiera las preocupaciones de los inversores sobre la economía, una de las mayores preocupaciones era la capacidad del sector empresarial fuertemente endeudado del país para devolver los préstamos denominados en dólares y euros.

Tres años después, las empresas están en mejor forma, habiendo desapalancado su deuda externa en u$s 74.000 millones, según Barclays. En cambio, parte de esa deuda externa se ha trasladado al sector público, después de que el Tesoro comenzara a emitir deuda local denominada en moneda extranjera bajo el mandato del ex ministro de Finanzas Berat Albayrak.

El componente en divisas de la deuda del gobierno central alcanzó el 60% del total el mes pasado, frente al 39% de 2017. Esto significa que, a medida que la moneda se desliza, se vuelve más costoso para el Tesoro servir su carga de deuda.

La relación deuda/PBI global de Turquía sigue siendo baja en comparación con la de sus pares de mercados emergentes, en torno al 40% del PBI. Sin embargo, los analistas afirman que el creciente costo del servicio de la deuda podría limitar el espacio fiscal del gobierno en un momento en el que está planeando aumentar las ayudas ante la inminencia de las elecciones.

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